024

2.6K 168 13
                                    

JUANA


Apenas vi a los chicos desaparecer de la mano de su papá, quien los llevaría donde su mamá, empecé a pensar en como iniciaria la conversación con Enzo, una vez volviera. Claramente teníamos mucho de que hablar y aclarar. Para pasar esos quince minutos en los que mi novio va y vuelve y no pensar demasiado en lo que va a venir, decidí llamar a mi papá para preguntarle como estában.

Justo cuando me despido de mi papá, después de escucharlo repetir no sé cuantas veces que quería que me mudara con él a Francia, sentí la puerta abrirse y vi a Enzo entrar, mirando su celular como siempre. Suspiré y carraspeé para llamar su atención.

—Enzo, ¿podemos hablar? —solté rápido, pero claro. Bloqueé mi celular mientras lo veía fruncir el ceño y me acerqué a el—. ¿No pensabas decirme que Florencia va a ir con vos a Brasil?

—¿Qué? ¿De donde sacaste eso?

—Me lo dijo Santi. Por favor, no me mientas más porque es peor —pedí.

—Bueno sí, la invité —sentenció—. Pero por los chicos, nomás. Vos sabes que no me pasa nada con ella, Jua. Yo te quiero...

—¿Si? ¿Me queres?—alcé una ceja—. Empezá a demostrarmelo porque últimamente yo no me siento querida.

—Juana...

—Enzo, por favor, decime la verdad, ¿todavía te pasan cosas con Florencia? —pregunté con temor—. Sé que te hablás con ella para cosas que no tienen que ver con los chicos, sé que se ven... —si bien era mentira, o mejor dicho eran solo suposiciones mías, ya que no las podía confirmar, el hecho de estar afirmandolo ahora haría que el lo aceptara o, en el mejor de los casos, lo desmintiera.

—¿Cómo sabés? —cuestionó, confirmandomelo—. Fueron dos veces nomás, Jua. No la anda pasando muy bien y no lo puedo dejar sola.

—A ella no la podes dejar sola y por eso me dejas sola a mi, ¿no? —reproché—. Y no me digas que no —continué, anticipandome a su respuesta—, ultimamente casi no estás acá, cuando sabes lo mucho que te necesito. Pero vos tranquilo, total venis una horita, me decis un par de palabras lindas y ya me convences—solté—. O me convencías, porque yo ya estoy cansada.

—¿Qué queres decir?

—Exactamente lo que dije —reafirmé—, que estoy cansada. Hace semanas venis metiendome excusas para no venir a verme o para no salir conmigo. Siempre ella es prioridad, que porque se siente mal, que porque esto o por lo otro...no sé. Ya no me acuerdo todas las excusas que te escuché decir, pero la verdad es que ya no me banco ninguna y quiero que me seas sincero, ¿te siguen pasando cosas con Florencia?

—No sé —respondió—. Me parece que ya no vale la pena mentirte y la verdad es que estoy confundido. Yo te quiero Juani. Muchísimo. Pero con Florencia yo tengo una familia y...es difícil.

—Está bien —susurré, sin mucho más que decir. Tenía un nudo en la garganta y muchísimas ganas de llorar. Me sentía mal, conmigo, por no darme cuenta antes de lo que pasaba y con el por no serme totalmente sincero desde el principio.

—¿No me vas a decir más nada?

—No tengo nada que decirte. ¿Te podes ir, por favor?

—Juani...

—Por favor, Enzo. Quiero estar sola.

El asintió y se fue, dejandome completamente sola en mi departamento. Entonces, en total soledad, lloré mucho. Me dolía más de lo que alguna vez, cuando me imaginaba como sería nuestra separación (si eso pasaba), llegué a suponer. Me dolía sobre todo porque ahora empezaba a creer que en realidad Enzo nunca me quiso de verdad y, mientras yo me enamoraba un poquito todos los dias, el seguía pensando en su mujer. No lo culpaba del todo igual, un poco de la culpa también me correspondía, después de todo, este era uno de los riesgos que corría al involucrarme con un hombre recién separado de una mujer con la que estuvo casi toda su vida (o al menos la mitad de ella) y con la que también tuvo dos hijos.

Antes de dormirme, cosa que pretendía hacer al menos por un rato para no quemarme tanto la cabdza, le mandé un mensaje a Luli avisandole que estaba bien y que si quería venir que lo hicera más tarde. Cuando vi que lo leyó, apagué el celular. Estaba segura que mi mejor amiga ya se enteró de lo que pasó, o pronto lo haría ya que Gonzalo, era muy amigo de Enzo y muchas veces quien cumplía el rol de psicologo para él, así que era casi obvio que, fue al primero que llamó mi, ahora, ex novio y, a su vez, por deducción, si lo sabía el 10, ya lo sabía Lucía.

Por accidente | Enzo PerezМесто, где живут истории. Откройте их для себя