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JUANA

24 de diciembre, 2018

Después de todo lo que había sido la final y el mundial de clubes, ya estábamos de vuelta en Buenos Aires. Ayer había sido la fiesta en el Monumental y hoy estábamos viajando a Mendoza para pasar las fiestas con la familia de Enzo.

Llegamos cerca de las diez al aeropuerto. Eramos, literalmente, un montón, pero aún así y a pesar de las ganas que tenía de llegar a su casa y dormir, Enzo no pasó desapercibido y tuvo que frenar varias veces para sacarse fotos o firmar autografos. Igualmente, nunca demostró ese cansancio que traía encima y fue muy educado con todos. Hasta se le acercó un hombre con una nena chiquita y casi me morí cuando lo vi con ella encima, porque yo estoy segura que mi hija es una nena y no puedo parar de imaginarmelo a él siendo papá nuevamente de una.

Cuando estuvimos en la casa de los Perez, donde obviamente nos quedaríamos todos hasta que, al menos, pasen las fiestas, lo primero que quise hacer, y de hecho hice, fue tirarme en una cama.
Últimamente llegaba re cansada, así fueran solo dos pasos los que hiciera y lo atribuía todo al embarazo. Aunque, admito, yo siempre fui medio pancha para todo. Cero actividad fisica y resistencia.

-¿Estás cansada, amor? -me preguntó Enzo, quien acababa de llegar a la pieza. Yo asentí, cerrando los ojos y sentí como se acostaba al lado mío. Me acerqué más a él y él me abrazó-. Dormí un ratito, si queres...

-¿Te quedas conmigo? -ah si, algo que también había cambiado en mi era el nivel de intensa y cariñosa que estaba. O sea, un montón...me debería calmar, pero ni ahí.

-Si, me quedo acá -sonrió, justo cuando levanté mi cabeza y lo miré. Le di un beso, que duró más de lo que esperaba y me acurruqué todavía más cerca si eso era posible. Ahora era literalmente una bolita pegada a él-. Te amo.

-Mmm, hace mucho no estamos así -dije-. No me quiero dormir, pero... -bostecé.

-Tenemos tiempo, Ju. Ahora dormi un rato, que estás cansada -me besó la cabeza y eso fue suficiente para mi. Me re dormí.

Me desperté no sé cuantas horas despues, perdidísima. Mientras me despabilaba, recordé donde estaba y busqué mi celular para fijarme que hora era...Según esto eran las 3 y yo había dormido como cinco horas. Poquito, por suerte. Como me desperté sin nadie al lado, decidí levantarme, ir a buscar a Enzo o alguien y comer algo porque estoy muerta de hambre. Había desayunado unos mates así nomás y después no comí nada, así que imaginense como estaba. Además de que ahora me alimento por dos. Toy que me desmayo.

-Chiquita siesta dormiste -apareció Fran, comiendo una empanada que yo obviamente le robé de la mano-. Dale, si, tranqui...

-Perdón, estoy muerta de hambre -dije-. ¿Hace mucho comieron?

-No, recién estamos comiendo. Vení, están todos afuera -me llevó hasta afuera donde tenían una especie de quincho y estaban todos...incluídas algunas personas que ni conocía. Al parecer una amiga de Nahuel y otra de Taty. Estaba también Noe, la novia de Fran, con Renata, su hijita.

-Hola -saludé en general, aunque obviamente me presenté con quienes no conocia. Bah, me presentó Enzo, quien me pidió que me sentara al lado suyo.

-Perdón que te dejé durmiendo sola, es que mamá me pidió ayuda... -me explicó.

-No pasa nada. Si estoy re intensa últimamente, ya me conoces, no hace falta que te quedes todo el tiempo que duerma. Esperas hasta que me duerma y fue, me cumplis el capricho -reí, contagiandolo. El me abrazó por la cintura y dejó un beso en mi cuello.

-Pero a mi me gusta dormir con vos -dijo-. Y que estés así de intensa, también.

-No mientas -reí-. Hay veces que ni yo me banco.

Comimos re tranquilos, yo me mandé no sé cuantas empanadas y después cada uno hizo la suya. Como yo era la única que había dormido, tenía las re pilas, pero los demás, claro, lo único que querían era dormir un rato para estar diez puntos a la noche. Por eso, la mayoría, menos Enzo, Taty y su amiga, se fueron a dormir.

-Vos sos la novia de Enzo, ¿no? -me preguntó Macarena, la amiga de Taty, cuando mi novio y su hermana fueron adentro a buscar algo para tomar. La miré, medio confundida y asentí-. Ah, y...estás...embarazada -no entendí si fue una pregunta o una afirmación, pero igualmente respondí.

-Si, de tres meses -sonreí. Aunque me resultaba medio rara la forma en la que estaba preguntando. Ya veo que está interesada en Enzo...o tuvieron algo, que se yo.

-Ah... -asintió-. Que bien. Yo estuve con Enzo, ¿te contó? -vieron que les dije. ERA OBVIO-. O sea de estar...estar, vos me entendes...fuimos novios.

-¿Ah, si? -elevé una ceja-. Mirá vos. No, no me contó nada -en realidad creo que si me había comentado algo de que había estado con alguien antes de Florencia, pero fue cuando era re chico, según sé, si él con Flor se conocieron de chicos.

-Que raro -comentó-. Bueno, fueron unos meses nomás, pero...intensos -no sé que esperaba que le dijera, pero yo no pensaba decirle nada. La verdad que ni me importaba lo que había hecho Enzo antes de conocerme y menos cuando era tan chico. Ahora yo estaba segura de nuestra relación y fue.

-Que bueno -respondí y por suerte los dos Perez volvieron de adentro, alivianando este ambiente raro que se había formado.

-¿Queres agua, amor? -me ofreció. Ellos estaban tomando cerveza y algo más por lo que vi, pero yo por razones obvias no podía tomar.

-Si no me queda otra -suspiré y Enzo me pasó el vaso.

-Hablando del bebé -mi novio, que se había metido a la pileta y se mantenía al lado mío, habló-. ¿Cuando sabemos qué es?

-No sé -elevé los hombros-. Vos deberías saber estas cosas. Ya tenes experiencia -lo miré.

-Pero no me acuerdo. Que se yo...los nenes son grandes ya -rió-. ¡Taty! -llamó a su hermana, quien estaba en el borde de la pileta charlando con su amiga-. ¿Cuando se sabe el sexo del bebé?

-Cómo a las cuatro o cinco meses, creo -respondió, a lo que Enzo asintió.

-Es nena -le dije, segura. Él enfocó su mirada en mi.

-¿Cómo sabes?

-No sé...lo siento, supongo -dije.

-Ojalá tengas razón -sonrió y se movió en el agua para quedar entre mis piernas.

-¿Queres una nena?

-Si...no sé...si tuviera que elegir creo que si, quiero una nena. ¿Vos?

-Yo también -sonreí.

-Estoy re enamorado de vos, ¿sabes? -me dijo, de la nada. Mordí mi labio...Dios.

-¿Qué hiciste? -reí y el negó, dandome un pico.

-Nada. Te lo quería decir -respondió-. Capaz el embarazo me está afectando a mi también, no sé.

-Puede ser -dije-, y no me molesta para nada.

Por accidente | Enzo PerezWhere stories live. Discover now