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Me desperté sola con la cama entera para mi. Y aunque al principio, me sorprendí porque esperaba encontrarme con Enzo a mi lado apenas prendí mi celular y me fijé la hora, supe que mi novio seguro estaba entrenando.

Tallé mis ojos con mis dedos y, como pude, me fijé los mensajes que tenía. Del grupo de mi familia, de Enzo y de Luli. Leí y respondí por orden todos y cuando llegué al de Enzo, sonreí como tonta. Era un mensaje simple, pero esos detalles me encantaban. Me deseaba buenos dias, me pedía perdón por no poder estar cuando me despierte y me avisaba que me había dejado el desayuno preparado.

Me levanté de mucho mejor humor que ayer, claramente y después de ir al baño, pegarme una ducha rápido y hacer mis necesidades, fui hasta la cocina donde me encontré, tal cual Enzo había dicho, con el desayuno listo.

Hoy, además de ir a buscar trabajo, me tomaría un ratito para ir a ver a mi mamá y hablar con ella. La verdad, me costaba entender que era lo que le pasaba y, a pesar de que, el hecho de que yo saliera con Enzo había influido en nuestra mala relación, estaba segura que ese no era el único motivo para que ni siquiera me dirija la palabra.

Cuando terminé de desayunar, fui a cambiarme y guardé un par de cosas en la mochila para salir. Primero iría a ver a mi mamá y después seguría repartiendo curriculums.

A pesar de que tenía auto, preferí ir caminando. La casa de mi mamá no quedaba taaaan lejos, así que podría ir tranquila y, de paso, aprovecharía para tomar un poco de aire.

Veinte minutos fueron, más o menos, los que tardé. Apenas estuve en frente de la puerta, me saqué los auriculares, los guardé y golpeé la madera, esperando que me atienda alguien. Al toque, mi mamá apareció en frente mío.

-Hola -saludé.

-¿Juana? -alsó una ceja. Ya veo lo feliz que está de verme - ¿Qué haces acá?

-Vine a hablar con vos. ¿Puedo pasar? -cuestioné.

-Bueno. Si, pasá -dijo media confundida y me dió lugar para pasar. Cuando lo hice, quien si me recibió con una sonrisa y un abrazo que me acomodó todo fue mi hermanita.

-Hola, mi amor -sonreí y la llené de besos.

-Te extrañe -hizo puchero y yo estaba que me la morfaba ahí nomás.

-Bueno, ¿de qué querías hablar, Juana? -me preguntó mi mamá con un tono tan frío que me dio ganas de irme y dejar las cosas como estaban.

-Amor -le hablé a mi hermana-, ahora tengo que hablar con mamá de algo importante, ¿si? Andá a tu pieza un ratito y después te voy a buscar, ¿querés salir a pasear hoy?

-¡Si! -sonrió y después de que la dejara en el piso se fue hasta su pieza, como le había pedido.

-Como no me respondés los mensajes, ni las llamadas, vine a hablar con vos, para que me digas que es lo que te pasa -solté mirando a mi mamá.

-No me pasa nada, solamente no tengo tiempo, nada más.

-¿Nunca tenes tiempo? Ya veo lo importante que soy para vos -reí.

-Bueno, vos priorizas un hombre antes que a tu mamá, así que no sé que tanto me podes reprochar -me miró.

-¿Qué? -fruncí el ceño-. ¿De qué hablas?

-Lo que escuchas. Un millón de veces te dije que no estés con ese tipo, y a vos te importó muy poco, lo preferiste a él.

-Te das cuenta que la comparación que acabas de hacer no tiene sentido, ¿no? -dije-. Una cosa es mi relación con Enzo y otra muy distinta es nuestra relación. Te guste o no mi pareja, la tenes que respetar y eso no debería influir en nuestra relación.

Por accidente | Enzo PerezWhere stories live. Discover now