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JUANA

14 de junio, 2019

Acostumbrarme a vivir con una bebé tan chiquita que depende enteramente de mi no fue nada fácil, pero dos semanas después podía decir que la iba llevando. Además, aclaremos, Enzo me ayudaba un montonazo y, a pesar de que a veces me tocaba quedarme sola con Alma, por vuestiones lógicas, cuando el estaba en casa me daba mi tiempito para descansar y dormir un ratito. Igual, también digamos que Alma dormía mucho (morsa como la madre) y eso nos facilitaba el trabajo bastante.

En fin, estamos bien dentro de todo. Por lo menos, dormimos de corrido casi todos las noches.

Como casi todos los días de mi vida (o de mi vida con Enzo, mejor dicho), me desperté después de él y, como vi que mi hija dormía pancha, aproveché para bañarme y hacer las cosas tranquilas. Una vez que estuve tranqui, volví a la pieza y vi que Alma se estaba moviendo y lloriqueando, así que, antes de que llorara fuerte, la alcé y la prendí a la teta...o se prendió sola, porque, por suerte, eso nunca había sido un problema.

Fui hasta el comedor y lo vi a Enzo desayunando tranqui en la isla de la cocina. Estaba tomando mates (como siempre) y había hecho unas tostadas con mermelada, que yo obviamente agarré y comí apenas las vi.

—Buen día —lo saludé con un pico y me senté en una de las banquetas.

—¿Recién se despertó? Porque la fui a ver hace cinco minutos y estaba en el quinto sueño —me preguntó e informó, obvio hablando de Alma.

—Si, salí del baño y empezó a llorar...Parece que me sintió la piba —reí, mientras recibía un mate.

—¿Hoy vas conmigo a lo del Chino o te quedas? —yo lo miré confundida porque real que no me acordaba que habíamos quedado en eso y dije algo innentendible que pretendía ser un "¿Por qué?" —. Es el cumple de Agus, ¿te acordas que nos dijo?

—Ah, cierto. Si, voy, pero un rato. Si vos queres, quedate, pero yo con Alma no me voy a quedar mucho —respondí y le devolví el mate—. ¿Hoy entrenas a la tarde? —asintió—. Entonces, ¿me acompañas a comprar para comer hoy, porfi? —le pedí con una sonrisa y el me respondió con un sí al toque.

—Vamos al coto, ya que estamos, porque no tenemos casi nada —me dijo—. Si total tenemos tiempo...entreno recién a las dos —le di el mate y seguí alimentado a Alma hasta que ella misma me soltó.

—¿La tenes hasta que yo me cambie? —le pedí a mi novio después de varios mates y tostadas, y él obviamente me dijo que si. Me saqué el pijama que tenía puesto y me puse un jean con un sweater porque estaba fresco afuera —. Listo. ¿La abrigaste?

—Si —me respondió—. Llevo el coche, ¿no? —asentí y alcé a mi hija, mientras él agarraba el cochecito y lo desarmaba para llevarlo en el auto.

Me senté en el asiento del copiloto y me dediqué a observar a mi hija y llenarla de besitos. Les juro que no es porque sea mia pero es una hermosura. Todavía me cuesta creer que soy mamá y que esta miniatura es mi hija.

Entramos al supermercado y obvio ya hubo un par que le pidieron fotos a Enzo. En el mientras tanto, y para no joderlo, fui a buscar un changuito con Alma.
Empecé a recorrer las gondolas hasta que mi novio se nos unió y fuimos juntando todas las cosas que necesitamos.

Por accidente | Enzo PerezWhere stories live. Discover now