Dilema 7

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Sus manos temblaban, lo notó cuando tomó el lápiz de la tableta gráfica. Incluso sus trazos comenzaban a ser menos precisos, los detalles que intentaba agregar a la ilustración quedaban cada vez más ondulantes. Con la frustración rasgando un nivel desorbitado, Jungkook se levanta de su cómoda silla para salir de la oficina al espacio dedicado a pensar. Solo debía de caminar unos cuantos pasos en el pasillo hasta la puerta con el enorme cartel de "Lluvia". Ingresa para toparse con la sala vacía, siendo que se trataba de la más concurrida de todo el edificio.

Cuando se siente cómodo al fin en alguno de los sillones del colorido lugar, saca su teléfono del bolsillo. No debe de dudar sobre lo que se encuentra haciendo, porque él realmente necesita hacer esa llamada.

¿Qué pasaba si Taehyung había perdido el efecto de las pastillas? Si el se dejaba enloquecer por el aroma del lobo de Jimin... No quería ni pensarlo.

Mío, gritó algo dentro de él, una voz tan fuerte que le hizo dar un salto del pánico, incluso creyendo que se trataba de alguien que no había visto hablando detrás suyo. Los ojos del muchacho revisan el lugar una vez más, cerciorándose de que, en efecto, se trataba de su consciencia jugándole una mala pasada.

¿Mío? ¿Qué se supone que era suyo?

Las voces de sus padres regresaban a su cabeza nuevamente. Rabiosas, molestas, ardían en cólera por el simple pensamiento de Jungkook.

¿Qué era suyo?

Si pensaba en Taehyung sosteniendo a Jimin entre sus cálidos brazos, si pensaba en el Alfa intentando besar al pequeño Omega... Algo se encendía en su pecho, un fuego potente se extendía por todos lados. Mío.

Y si pensaba en los carnosos labios del Omega intentando alcanzar los del Alfa, si imaginaba la forma en que Jimin menearía las caderas sobre Taehyung... Algo también se descontrolaba en su interior con la misma fuerza que la vez anterior.

Mío.

Mío.

Mí...

─¿Jungkook?─ su jefe se encontraba observándolo desde la puerta del lugar. Los ojos del Alfa brillaron, reconociendo algo en particular─. Te daré la semana libre─ eso era algo que no pasaba con regularidad, por lo que el Beta no podía más que mostrar incredulidad en su expresiva mirada─. Por la semana de celo de tu Omega, te noto muy distraído en el trabajo y tu eres realmente apasionado a todo lo que sea ilustración, así que supongo que es el estado de tu Omega lo que te tiene así. Puedes retirarte inmediatamente.

Antes de que pudiese reaccionar a las conclusiones de su jefe, Jungkook ve que una caja pequeña vuela en su dirección, casi golpeando su rostro si no la tomaba en el aire. Un calmado color azul lo recibe con el nombre del contenido.

Condones.

─Aún eres muy joven, supongo que necesitarás de esos─ continúa hablando el Alfa─. Disfruta del celo de tu Omega.

No termina de asimilar las cosas cuando su jefe ya se ha ido, dejando la puerta abierta para él.

¿Por qué todos se mostraban tan felices por la supuesta relación que mantenía con un Omega? ¿No se suponía que debían hablarle sobre cómo no debía interferir en las decisiones del Destino y el Lobo? Cada respuesta que formulaba para esas preguntas lo dejaba más desubicado.

Pero no echaría abajo la oportunidad de ayudar a Jimin y Taehyung en momentos tan difíciles.

Regresó a su lugar en la oficina para guardar su trabajo, apagar el ordenador, tomar todas sus cosas y salir corriendo como alma a la que perseguía una jauría de lobos.

Se encontraba tan emocionado que olvidó totalmente hacer la llamada que planeaba, donde le diría a Taehyung que se encontraría en casa más temprano por el permiso que le había otorgado su jefe.

Se encontraba tan emocionado que olvidó totalmente hacer la llamada que planeaba, donde le diría a Taehyung que se encontraría en casa más temprano por el permiso que le había otorgado su jefe

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Las cosas en casa se encontraban cada vez más raras para la peculiar pareja de lobos. Taehyung corría de un lugar a otro mientras preparaba todo tipo de té, llevando agua tibia, paños húmedos, incluso un tomate cortado en finas rebanadas. Puede que Taehyung sí estuviese molesto en un inicio con todo lo que el Omega había provocado, era verdad que le enfurecía saber que Jungkook también le resultaba atractivo, pero era realmente imposible no encariñarse con el pequeño Jimin que se encontraba en su etapa más vulnerable.

Se le veía realmente complacido, su lobo se había apaciguado con el olor del Alfa, aún más deleite para él cuando notó la forma en que el lobo Alfa también deseaba verlo satisfecho con todas las cosas que hacía.

Ni Jimin ni Taehyung se encontraban realmente controlando sus acciones, eran solamente los lobos internos, esos que se encontraban muy cómodos en la presencia del otro.

─¿Estás cómodo, Omega?─ la profunda voz del Alfa llama su atención.

Sonríe, porque se siente protegido, porque sabe que se encuentra en un buen lugar. Solo puede asentir con la cabeza para dar contestación a la pregunta del Alfa.

Jimin se encuentra acostado en la cama de Taehyung, rodeado de prendas impregnadas con el aroma del que el Alfa se sentía tan orgulloso. No era un nido para protegerse durante el embarazo, solo pequeñas montañas para calmar al lobo del Omega en momentos donde el Alfa no pudiese encontrarse cerca. En ese momento Taehyung se sienta en el borde de la cama, inclinándose un poco para observar con fascinación todos los detalles del rostro de Jimin.

Su lobo aúlla dentro de su pecho, rasguña su interior, le ordena acercarse, abrazar el cuerpo del chico que se encuentra tan cerca de él. Necesita hacerlo tanto como necesita respirar y no sabe qué pensar con respecto a esa fervorosa necesidad.

Es entonces el Omega quien obliga a Jimin a levantarse para acercarse, pasando lentamente sus brazos alrededor del cuello del Alfa. El aroma lo consume y el lobo le suplica por dejarle tener, por lo menos, una ligera muestra de su esencia.

Así termina el Alfa con la nariz del Omega pegada a su cuello, aspirando directamente de donde proviene el aroma del lobo. Poco a poco también va tomando la confianza suficiente para posar sus labios sobre una pequeña porción de piel y un sinfín de emociones les recorren a ambos, reinando el placer sobre todas las demás.

Es en cuestión de segundos que Taehyung, cegado por el lobo, recuesta a Jimin para colocarse sobre él. Deseaba besarlo, todas las voces dentro de su mente lo pedían a gritos.

Justo en el momento en que se inclinaba para unir sus labios, ese pequeño segundo en que sus labios se rozaron, allí es cuando la puerta de la entrada se abre con un estrepitoso sonido.

─¡Taehyung! ¡Jimin! ¡Estoy en casa!─ la dulce voz de Jungkook rompe toda aquella fantasía creada entre ambos lobos.

𝐃𝐢𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐃𝐞 𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐭𝐚 ×𝐕𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧×Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin