Dilema 60

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Alguien estaba llamándolo por su nombre, podía escucharlo a la lejanía, pero el dolor que recorría su cuerpo no le permitía pensar en nada más.

Vas a estar bien, Jungkookie, prometió la abandonada voz de su madre.

¿Su madre? Jungkook debía estar muerto para que su progenitora le deseara algo de bienestar. Tanto el profundo dolor como el recuerdo de la extraña flecha terminó de germinar en su mente, formando el escenario antes de que todo se tornara negro.

Creía recordar que la flecha había atravesado su corazón, el dolor no podía engañarlo, algo había atravesado su órgano vital.

Abre los ojos, susurró la otra voz, esa que llevaba con él unos cuantos meses.

Lo intentó, pero sus parpados parecían encontrarse pegados, apenas podía moverse desde esa oscuridad que comenzaba a consumirlo. Decidió que, ahora sí, se encontraba muerto. Le mintió a Yoongi cuando le dijo que sus últimas neuronas lo protegerían de una muerte segura, ahora ¿qué demonios le diría Jimin y Taehyung?

─¡Jungkook!─ contra toda decisión consciente, sus ojos se abrieron de par en par, el fuego comenzando a quemar su interior en el momento que consiguió ver a su madre en el cielo.

Madre Luna, abandóname ya, suplicó antes de que cuatro manos congeladas lo tomaran de los brazos, obligándolo a mantenerse contra el suelo.

─Gracias a la Luna, Jungkook─ reconoció esa voz antes que el mismo rostro de Yugyeom se asomara por la esquina de su ojo─. Mierda, te juro que pensé que Jimin y Taehyung iban a asesinarme.

─¡Tu amigo de la infancia acaba de librarse de la muerte y tú piensas en sus novios!─ Jackson fue el siguiente en ser identificado.

Con un grito agudo, su cuerpo se sacudió intentando alejarse del dolor. Algo estaba quemándose en su interior, gritando por salir.

─Abran paso, muchachos─ una ronca voz le siguió.

Nunca antes había sentido tanta paz en su interior como en el momento en que el agua helada chocó contra sus ropas ensangrentadas, el gélido tacto dándole un respiro del dolor ardiente a Jungkook.

Inhaló profundamente, su boca abriéndose en busca de más oxígeno, tomó varias bocanadas antes de sentirse de nuevo en sus cabales, rindiéndose a las manos que lo sujetaban, su espalda plana contra el suelo.

Ese tacto tan... Conocido.

Le tomó menos de dos segundos reconocer ese tétrico lugar, esa mortífera postura en la que ahora se encontraba. De esa misma forma había perdido a su lobo años atrás, ¿ahora que le seguía? ¿Iban a matarlo allí mismo?

─Está bien, Kookie, nadie va a dañarte más─ lo consoló Yugyeom, su frente sudorosa pegándose al pecho empapado del Beta─. Maldito anciano, me dio un susto horrible.

─Kook─ Jackson llama su atención, con las últimas fuerzas que le sobraban luego de una batalla intensa con el dolor agudo, Jungkook gira el rostro para poder verlo completamente. Lágrimas rodaban por sus mejillas, como un retrato de la madre Luna─, lo siento mucho, no debí soltar tu mano.

Quiso responder, pero la voz parecía haberse perdido en alguna parte de su interior. Todo parecía desordenado en su interior, solo le preocupó no encontrar el pasillo que llevaba ignorando todo el día. No estaba, había desaparecido, y ahora el pánico más genuino se encontraba escalando en su garganta.

─Cálmate, muchacho─ la ronca voz de Bourine llegó a sus oídos, llamando su atención con algo de pavor─. Tienes poco tiempo antes de que debas romper cada hueso de tu cuerpo, pero antes de eso debes de escuchar la verdadera historia de tu lobo.

𝐃𝐢𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐃𝐞 𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐭𝐚 ×𝐕𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧×Where stories live. Discover now