El Corazón Nunca Se Equivoca

Capítulo 2

Kael

Reviso con la mirada ambos lados de la carretera y cruzo corriendo cuando me aseguro de que no viene ningún coche por ninguno de los lados. El canto de los grillos a mitad de la noche me causa escalofríos por todo el cuerpo. Una ligera brisa primaveral se suelta, envolviéndome como un manto por completo el cuerpo entero. Mi mamá me saluda con la mano extendida desde la puerta de la entrada, su sombra se proyecta contra la tierra del suelo y sobre las escaleras del porche.

Camino naturalmente hacia ella y me envuelve con sus delgados brazos.

—¿De dónde vienes?

El recuerdo del rostro del chico de la ventana en la casa a mitad del bosque me vuelve a la mente. Sus ojos rasgados, su nariz afilada, su cabello aplastado, sus labios delgados... su imagen me viene a la mente cada cinco minutos.

Puesto que yo nunca le oculto nada a mis padres, decido decirle la verdad.

—Fui a dar una vuelta al bosque y me encontré con una casa en mitad de todo el manto de hojas verdes cubiertas de la oscura noche.

Frunce el ceño.

—Ah, ¿sí?

Asiento varias veces con la cabeza y los chinos de mi frente me brincan.

—¿Vivía un asesino en serie en esa casa? —Una sonrisa divertida se dibuja en sus labios y me río bajamente.

Ella es así.

Siempre ha sido así.

Pero niego con la cabeza.

—Bueno hubiera sido —suspiro—. Vive un chico aproximadamente de mi edad, creo. Se llama Kyle.

—¿Kyle?

—Sip. Kyle Munro.

—Tiene lindo nombre. ¿Vive solo?

—No lo sé. Creo que lo despertamos con el ruido de las cajas porque se alcanza a escuchar hasta allá todo nuestro desorden.

Sonríe y resopla.

Sin recibir un comentario de su parte, me separo de ella y le doy un beso en la mejilla para después comenzar a caminar hacia mi habitación nueva. Cajas y cajas cubren las escaleras y la casa entera. Así que lo que queda de la noche me dispongo a dormir tirado en el piso.

Espero poder conocer mejores personas que las que conocía en Kansas.