Capítulo 64

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Kael

Días antes...

Me concentro mirándome fijamente en el espejo, analizándome los restos de los moratones por los golpes de mi padre. Luché contra él después de tres semanas de haber salido del hospital, porque cuando me retiraron todas las vendas y yesos por las fracturas, intentó de todas las maneras hacerme "sanar" (como solía decirlo él) de la homosexualidad. Pero por más intentos que hiciera mi padre no podía dejar de pensar en él. En sus manos tocando mi cuerpo, en sus estrellas mirando mis ojos, en las constelaciones en sus rostros... Y más cuando miraba el dibujo que había hecho y recordaba cada una de las canciones que habíamos cantado juntos. Él era de ese tipo de personas que cuando llegan a tu vida dejan una marca permanente que es imposible olvidar, porque de alguna u otra forma cualquier cosa diminuta te lo recuerda.

Mi chico de las estrellas era inolvidable.

Pero después de días mi papá se dio por vencido y me dejó en paz. De hecho, hubo una vez en la que metió a Dios en todo este tema de la homosexualidad que lo recuerdo como si hubiera sido ayer.

Estábamos en la casa de un amigo de mi papá, un tal Roger, el cual nunca en mi vida había visto. Estaban charlando con unas cervezas en las manos, y su hijo se me acercó (más o menos de mi edad) y comenzamos a platicar. De un momento a otro, escuchamos ambos que Roger le decía a mi papá que tuviera cuidado con dejarme mucho tiempo con Roger porque era "marica". Me enfurecí tanto porque mi papá y Roger nos miraron con asco, hasta el punto en el que me puse de pie del sofá y lo enfrenté. Defendiendo a su hijo, Roger confesó que lo odiaba y que yo le caía bien. Así que me armé de valor frente a mis padres y le espeté:

—Sí tanto odias a tu hijo, entonces vas a tener que odiarme a mí también. También soy gay.

Mi papá se cabreó exageradamente y terminamos por regresarnos a la casa. Enfurecido, se metió sin esperar siquiera a mi mamá y Khalan. Me descarto porque yo no quería meterme junto con él. Apenas pusimos un pie en los escalones del porche, y salió con maletas mi papá.

—¿Y eso? —Preguntó mi mamá.

—Se va de la casa, muy valiente se siente, pues que se independice —respondió mi papá mirándome directo a los ojos.

—Él no se va a ningún lado —dijo mi madre defendiéndome—. En primera porque es mi hijo, y en segunda porque tú ni siquiera eres el que paga esta casa. Aquí las ordenes las pongo yo.

Ese día mi madre me dijo que yo le había dado la valentía para hacerle frente a mi padre y contradecirlo, pero las discusiones entre ellos comenzaron hasta tal grado que terminaron cambiando habitaciones. Mi papá dormía ahora en la habitación de Khalan y mi hermano con mi madre en su habitación. Me sentía culpable por todo lo que había sucedido. así que esa misma tarde me armé de valor para enfrentarlo y dejar las cosas claras. Pero mientras bajaba las escaleras, escuché a mi madre hablando con mi papá y la voz grave de mi papá me hizo detenerme en seco en el último escalón.

—Kael no era así. Kael no me respondía de esa manera, se transformó desde que llegó el Kyle ese. A sido una mala influencia para él.

Caminé hasta la cocina en donde estaban y hablé antes que mi mamá.

—¡Bueno ya basta! ¿No? No voy a dejar que hables así de Kyle.

—¿Por qué? —Inquirió lanzando la garra de los trastes a la mesa—. A ver por qué lo defiendes así Kael. ¡Ese muchacho es un pecador! Te va a contaminar. Te prohíbo que te sigas juntando con él.

Pero era el colmo.

—¿Por qué tienes que criticar a toda la gente que es diferente? ¿A ti quién demonios te dijo que siempre tienes la razón?

El Corazón Nunca Se EquivocaWhere stories live. Discover now