Capítulo 19

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Kyle

La puerta de la habitación de abre de sopetón cuando estoy copiando unos apuntes de Literatura en mi cuaderno. He faltado justificadamente al instituto estos días, y, según lo que me ha contado Kael en sus cartas, el baile de primavera iba a ser pronto. El primer día que le dije a mi padre que no quería ir me dijo que le diera una buena excusa para faltar. ¿Podría decirle que quería faltar por tener el corazón roto? Ya parece que esa era una buena excusa. Pero no. No le dije eso. Sino que le inventé que tenía un problema digestivo y me creyó. Pero el karma llegó después de mí mentira con una infernal gripe que me estuvo matando.

Pero mi incapacidad ya duró varios días. Pronto volveré al instituto y tendré que enfrentarme a las miradas de Kael por toda la escuela. Puede que ya haya hecho nuevos amigos. Puede que a esos amigos ya les haya dicho que soy gay y que lo besé. Puede que les haya dicho que me rechazó. Puede que se burlen de mí. Todo puede suceder.

Mi hermana me mira con los labios apretados. Lleva puesto un vestido delgado de flores de colores, el pelo agarrado en dos trenzas y unos converse blancos. Así es ella: Combina su ropa a pesar de no verse bien. Pero le da igual. Dice que ella es ella y que eso no le debe importar a la demás gente.

Lleva las manos en la espalda, camina hacia mi cama y se sienta en el borde.

—He encontrado una más en el porche.

Frunzo el ceño y saca de detrás de ella un sobre cubierto de tierra. Suelto el bolígrafo sobre el cuaderno y parpadeo un par de veces en el mismo momento en el que mi hermana lo deposita sobre el colchón de la cama.

Kael.

Llevo varios días (la verdad no los he contado) que no tengo contacto alguno con él. Mi madre siempre me decía que cuando una persona era mal correspondida a lo que respecta en el amor, era mejor alejarse un tiempo para que los sentimientos no crecieran y se convirtiera en un caos total. Y eso hice.

—¿Sucedió algo?

A pesar de tener menos de diez años, se toma las cosas con bastante madurez. Incluso mejor que yo. Hay situaciones en las que ella parece ser la hermana mayor en la casa y no yo.

Niego con la cabeza.

—Te dejo para que la leas.

—Gracias.

Se pone de pie y sale de la habitación.

Suspiro cuando veo su nombre escrito con la letra toda torcida sobre el sobre.

Kael Connelly.

Connelly Kael.

Kael.

Ay, Kael.

Me acomodo en el piso y comienzo a rasgar uno de los bordes del sobre.

El Corazón Nunca Se EquivocaWhere stories live. Discover now