Capítulo 41

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Kyle

Bostezo abriendo lo más que puedo la boca. Toda la tarde me la he pasado encerrado en mi habitación recostado en la cama con un libro en manos. Esta vez se trata de Emma de Jane Austen. Es el segundo libro que leo en un día, el primero fue Aristóteles y Dante Descubren Los Secretos Del Universo. Y me terminé enamorando de esos dos chicos al igual que ahora lo estoy haciendo con Emma. Aristóteles me recordó mucho a Kael, porque estaba lleno de dudas y no sabía quién era. En cambio, Dante me recordó mucho a mí. Y no sé por qué.

Bostezo por segunda vez y es cuando decido que es momento de descansar un poco después de una larga jornada leyendo. Es fin de semana, el cielo está llorando desconsoladamente, tanto que se fue la luz con un simple relámpago y ahora con lo que leo es con la linterna del móvil. Ahora entiendo por qué me duelen los ojos y tengo sueño si nunca me da sueño cuando leo.

Enciendo la pantalla y deslizo el dedo sobre ella para desbloquearlo.

Me meto a WhatsApp, dejando el libro con un marca páginas puesto en donde me he quedado junto a mi almohada. Tengo un mensaje de un viejo amigo que se llama Alexander, hace mucho que no hablaba con él. Pero decido ignorarlo y me meto a mi conversación con Kael para escribirle un mensaje.

Yo: ¿Estás ahí?

Pero no responde. Supongo que ha de estar dormido, escribiendo canciones o simplemente no me quiere contestar. Así que bloqueo el móvil y lo lanzo sobre la cama, deteniéndose en el borde del colchón y me giro dándole la espalda. Coloco las manos debajo de la almohada y cierro los ojos, dejándome llevar por el sueño que me comienza a consumir poco a poco. Antes de quedar invadido por completo por el sueño, me pregunto en cómo se las ingenia la mente para consumirnos y controlarnos para dormir. En un momento cierras los ojos, y sin previo aviso, ya estás imaginando cosas que poco a poco se van convirtiendo en sueños hasta que te das cuenta, no, ni siquiera te das cuenta que te has quedado dormido. Hasta que despiertas al día siguiente u horas después y te preguntas: ¿en qué momento me quedé dormido?

Esa noche sueño con mi madre. En el día en el que mi vida y la de mi papá cambió por completo con la llegada de mi hermana Ayla y la muerte de mi madre.

Pero se convierte en pesadilla.

🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻

Mamá, ¿qué tienes?

Tengo siete años. Mamá está tirada en el piso, tomándose de la enorme bola que se formó en su estómago durante este tiempo. Se la toma como si se le fuera a caer, gritando y quejándose. Frunzo el ceño y dejo el control remoto del televisor sobre el sofá y corro a con ella, hincándome a su lado.

¿Qué tienes, mamá?

Cierra los ojos y hace una mueca de dolor. Instintivamente, coloco una mano sobre su estómago, sintiendo las patadas de mi hermana.

Doy un gran brinco cuando mamá pega un fuerte grito.

Llama a tu papá, Kyle —me pide con la frente llena de sudor. Me pasa el móvil que tiene en su mano y me doy cuenta de que en la pantalla ya está escrito el número telefónico de mi papá, presiono el icono verde y cuando contesta se lo pongo en el oído a mi madre—. Ven rápido, creo que es hora.

Cuelga y emite un largo suspiro.

Me mira y puedo ver en sus ojos miedo.

Sé feliz, pequeño. Nunca olvides que te amo y que tu naciste para destacar entre todos los demás, porque eres una estrella. Y las estrellas brillan a pesar de todo.

Si me hubieran dicho que esa misma tarde iba a perder a mi madre por complicaciones a la hora de parto, hubiera hecho lo posible por haberla ayudado. Pero el miedo y susto al verla sufrir en el piso de la sala de estar me estaba consumiendo.

Ahora solo queda el recuerdo.

🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻

Abro los ojos y siento el sudor deslizarse por mi frente. Las palabras de mi madre resuenan en eco en mi mente y no puedo evitar no sentir escalofríos en la piel. Todo está a oscuras, me giro sobre la cama y alcanzo mi móvil. Enciendo la pantalla para ver la hora y suspiro cuando veo que ni siquiera es media noche aún.

Pero Kael ya me ha respondido el mensaje y lo sé porque la bandeja de entrada de notificaciones toma lugar en el centro de la pantalla de mi teléfono.

Lo desbloqueo y reviso el mensaje.

Kael: Perdón. Estaba escribiendo una nueva canción.
Espero que la escuches pronto, te va a encantar.

Presiono el rectángulo blanco de "escribe un mensaje" y comienzo a escribirlo cuando aparece mi teclado.

Yo: Eres una fiera escribiendo canciones.
Apenas ayer nos inventamos una entre los dos.

Kael: Eso es porque tú eres la música en mí.

La música en él...

Frunzo los labios y después sonrío.

Si yo soy la música en él, él es el universo en mí.

Lo sé, soy malo para las comparaciones. 

El Corazón Nunca Se EquivocaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt