Capítulo 54

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Kael

—Bien, formen parejas para la primera actividad del día.

La profesora Johnson junta las manos frente al pecho y nos sonríe a todos. El día de ayer nos repartieron en equipos de tres para dormir en la misma tienda de campaña, por desgracia me tocó con otros dos chicos que no son ni Kyle ni Kyle. Sí, leísteis bien. Dije dos veces ni Kyle ni Kyle. ¿Por qué? Porque simplemente si no es con él no quiero que sea con nadie.

El día de ayer ya no lo vi después de haberle ayudado a sacar su maleta de la montaña de equipajes, pero apostaría lo que fuera a que estuvo todo el día con Alexander.

¿Por qué me siento así?

Kyle y Alex aparecen a mi lado, sonriéndome. La profesora les da la indicación que acababa de dar apenas verlos.

—Júntate conmigo.

—Júntate conmigo.

Alexander y yo hablamos al mismo tiempo, cuando la profesora termina de hablar. Kyle nos mira a ambos, arqueando las cejas sin decir nada. Le hago una seña con la mano para que se junte conmigo y entonces el director habla.

—¿Ya todos tiene pareja?

Nos mira a los tres y entonces alza las cejas.

—Rápido, Kyle. Elige a uno: Alexander o Kael.

—Yo creo que debería juntarse con Alex para que se vaya acoplando —comenta la profesora y le lanzo una mirada asesina—. Kael, busca a alguien más.

Pongo los ojos en blanco y Parker, Eliot, Stella, Berenice, Camile y Blake se ríen bajamente cuando paso frente a ellos. El mini club de los idiotas más prepotentes de todo el instituto. Le alzo el dedo corazón y me junto con un chico de noveno grado llamado Christian.

—Bien —dice la profesora Johnson—. Comenzaremos el día de hoy con el clásico juego de estirar la cuerda para ver qué lado es el más fuerte de todos. ¿Vale?

—Los primeros en enfrentarse son Kael y Christian, contra... —checa la lista el director y detiene su dedo en una parte de ella—. Kyle y Alexander. Okey chicos, tomen la cuerda.

Le lanzo una mirada de resentimiento a Kyle por no haberme elegido y fulmino a Alexander que me sonríe victorioso. Kyle está serio, con la mirada puesta en el piso. La mañana ha estado un poco rara, puesto que en momentos sale el sol y en otros se cubre por unas nubes que lloviznan, humedeciendo la tierra del lugar.

El juego consiste en toma la cuerda que está tirada en la tierra, una pareja de un extremo y la otra del extremo opuesto. Es una prueba de fuerza, el pañuelo que hay en la mitad de la cuerda debe de estar en alguno de los dos lados por completo y eso indicará la victoria. Pero, debajo del pañuelo, hay un charco de barro recién hecho. Una gota me cae sobre la mejilla, me la quito con el dorso de la mano.

—¿Listos? —Grita el director, que lleva un silbato colgando del cuello. Los cuatro asentimos y toma el silbato con el índice y el pulgar—. ¡A la de tres!

Una...

Dos...

¡TRES!

Aprieto con fuerza la cuerda en las manos y comienzo a estirarla junto con Christian hacia nuestro lado, ganando ventaja. Alexander se planta sobre la tierra y, junto con Kyle, jalan la cuerda lo más fuerte que pueden, arrebatándonos un poco de nuestra ventaja. Y, de un abrir y cerrar de ojos, me encuentro perdiendo toda la fuerza de mis brazos, de mis manos con las que sujetaba la cuerda después de que Christian la soltara por débil y me dejara compitiendo solo contra Kyle y Alexander. Y, de un segundo a otro, Kyle y Alexander le jalan con más fuerza que yo y terminan llevándome junto con la cuerda hacia su lado.

Mi cuerpo cae totalmente sobre el charco de barro, llenándome.

Pero siento un golpe en la frente cuando caigo. Saco de inmediato la cabeza de dentro y todo a mi alrededor se queda en completo silencio. Solo puedo escuchar en ecos lejanos la voz de Kyle gritando mi nombre. Me retiro con los pulgares el barro de los ojos y veo a Kyle extendiendo una mano para ayudarme a levantarme.

La furia, los celos y el coraje me dominan por dentro.

Aguanté todos estos días a Alexander, y su comportamiento. Pero ya no más.

De un manotazo, quito la mano de Kyle y me incorporo yo solo.

Camino hacia el lado opuesto a donde estaban ellos echando humo. Y, entonces, lo que esperaba desde el momento en el que me lanzaron dentro del charco, sucede. El club de los idiotas prepotentes se parte en miles de carcajadas mientras yo corro en dirección al bosque.

Escabulléndome entre los árboles, dando golpes a los troncos, furioso.

No sé por qué me siento celoso.

Kyle es solamente mi amigo.

Lo quiero, pero es mi amigo.

A quién engaño, siento celos porque tengo miedo a que Alexander logre hacer que sus sentimientos hacia mi cambien y solo sean para él.

Cuando llego a la tienda de campaña, saco un nuevo conjunto de mi maleta y me voy al lago a lavarme mientras dejo de pensar un solo momento en él. 

El Corazón Nunca Se EquivocaWhere stories live. Discover now