Capítulo 60

9 4 0
                                    

Kael

Sus labios pegados a los míos me hacían sentir eterno, pero cuando se despegaba de mí simplemente me hacía sentir como un simple mortal más. Él era mi todo ahora, y haría todo por ser feliz. No sé cómo es que pude tardar mucho tiempo en darme cuenta que él era la persona que me había dominado cada día, cada tarde y cada bendita noche. Cada una de mis canciones eran para él, porque había veces en las que escribía sin saber para quién o por quién era.

Pero ahora tengo un motivo.

Y ese motivo es él.

Siempre ha sido él.

Cuando me despego de sus labios, caigo en la cuenta de que nuestros cuerpos están tumbados sobre el colchón de la cama. Nuestras respiraciones son aceleradas, tengo a Kyle debajo de mi cuerpo y puedo sentir el sudor descender por mi frente. No me había dado cuenta de cómo nuestros besos cambiaron de ser lentos y románticos a veloces y excitantes.

Vuelvo a lanzarme contra él, dejándome llevar por todas estas emociones que tengo en mi interior. Desciendo mis manos hasta su cintura, tomando el borde de la sudadera holgada gris que tiene puesta y comienzo a subirla, dejando al descubierto poco a poco pedazos de su anatomía. Se la saco por encima de la cabeza y después él me quita la camisa de franela, dejándome en camiseta.

Recorre con la yema de los dedos el borde las letras sin siquiera mirarlas, mientras me besa, dejándome sin aire para respirar.

Comienza a subir mi camiseta también y la excitación comienza a aumentar cuando me la saca por la cabeza. Pero, en cuanto pego mis labios a los suyos nuevamente, la puerta de la habitación se abre de sopetón, con la luz del pasillo encendida y nos ilumina por completo los cuerpos medio desnudos.

Mi papá.

Está de pie en el marco de la puerta mirándonos estupefacto.

Me retiro de Kyle lo más rápido que puedo y él se pone la sudadera en el otro lado de la cama, lejos de mi papá. No se mueve, solamente nos mira con asco desde la puerta y enciende la luz de mi habitación. Todos los colores de la linterna y el brillo de las estrellas del techo se esfuman en cuanto la luz se hace en la habitación.

Observo cómo su pecho sube y baja desenfrenado.

Tomo la camiseta negra y me la pongo.

—¿Qué carajos es esto, Kael Connelly? —Vocifera con el rostro rojo del coraje y la vergüenza. Su mirada amenazante se debía hacia Kyle y él lo mira asusta—. ¡Tú! Lárgate de mi casa.

No lo piensa ni dos segundos cuando lo veo cruzar frente a mí y me murmura que lo llamase al rato. Asiento y le guiño un ojo. Mi papá entra a la habitación y lo toma del codo y lo lanza fuerza de la habitación. Camino para defenderlo, pero mi papá me ve y me planta una fuerte bofetada en la mejilla, derribándome contra el suelo. Me llevo una mano a la mejilla, haciendo una mueca de dolor. Mi papá entra en la habitación y cierra la puerta de un portazo.

Bienvenido al infierno, Kael. 

El Corazón Nunca Se EquivocaWhere stories live. Discover now