Capítulo 49

10 4 0
                                    

Kyle

—Oye, creo le caí mal a tu amigo Kael.

La voz de Alexander me devuelve a la realidad y termino de acomodar la colcha de la cama antes de recostarme a dormir en ella. Durante el resto de la tarde, Alex y yo hemos estado encerrados en mi habitación ordenándola lo más cómoda y acogedora posible para ambos ahora que estará un par de días aquí.

—No, no creo —le digo negando con la cabeza y poniendo los ojos en blanco.

—Pues pareciera que estaba celoso...

—No tiene por qué estarlo, solo somos amigos.

Alexander se pone de pie del suelo, y camina descalzo a conmigo.

Posa su mano sobre mi hombro del brazo que tengo enyesado.

—Kyle, ambos sabemos que tú sientes algo por él. Se te nota a kilómetros de distancia, ¿él lo sabe? —Asiento.

Hace dos años, un día estábamos Alexander y yo en mi habitación a oscuras mirando el cielo por la ventana de mi habitación. Mirando toda la contaminación en el cielo nocturno invadido de estrellas. Ese día, la depresión por la muerte de mi madre había regresado a la puerta de mi habitación y me comenzó a atacar. Por suerte, él estaba conmigo y terminamos contándonos todos los secretos que guardábamos y teníamos miedo a confesar. Él me contó que era gay. Y yo a él. Pero a pesar de entendernos, él me confesó también que le gustaba y que estaba enamorado de mí. Así que me besó. Pero no fue nada comparado con lo que ahora he sentido con los dos besos que nos hemos dado Kael y yo. Puede que una persona sienta que el mundo colisiona al besar a alguien solo si ese alguien es súper importante para ti. Decidimos dejar ese tema de sus sentimientos de lado por el bien de nuestra amistad, pero ahora dos años después me ha vuelto a confesar que le gusto y que no me ha podido olvidar.

¿Cómo se le dice a alguien que no sientes lo mismo sin lastimarlo?

—Sí, sí lo sabe, Alex.

—¿Entonces?

—Entonces, ¿qué?

—¿Siente lo mismo que tú?

Me encojo de hombros.

—La verdad es que no lo sé. Hay veces en las que me da las mejores esperanzas porque algo pueda suceder entre nosotros, pero otras veces es como si le diera igual.

—Kyle... —Murmura mirándome a los ojos—. Si él no puede hacerte feliz, tú sabes lo que yo siento por ti...

—Alex, por favor no.

Alza las manos en modo de resignación y pone los ojos en blanco.

—Está bien, está bien. No seré aprovechado.

Sonrío y vuelve a su colchoneta en el suelo. El otoño ha entrado con ganas este año, y el frío se siente más fuerte. Tanto que pareciera que, en lugar de estar en otoño, estamos en invierno. Creo que en invierno ya nos vamos a congelar.

Me quito los tenis y me acuesto sobre la cama con precaución de no lastimarme el brazo. Los moratones y las cicatrices de los golpes han sanado en estos tres meses transcurridos, pero a pesar de la golpiza que me dieron, las cosas no han cambiado en el instituto. Stella y sus secuaces siguen detrás de mí, pero por el momento no ha habido contacto físico. Incluso podría decir que casi se meten al baño de los hombres conmigo solo para decirme de cosas.

Extiendo mi brazo libre y apago la luz.

El aire se cuela por el hueco de la ventana, y me cubro hasta el cuello con la cobija.

Pienso en él, y en el por qué cuando estaba con Kael los chicos y Stella y sus secuaces tuvieran miedo de acercarse a mí. ¿Habrá hecho algo?

No dejo de pensar en eso hasta que me quedo dormido. 

El Corazón Nunca Se EquivocaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum