2.3 Perdido

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— Volví~

Jiyong no encuentra extraño que Jimin estuviera simplemente echado en el sucio colchón. Deja la ropa sobre un pequeño taburete y le quita la manta de encima. El último cliente fue amable en arroparlo. Cuando está drogado Jimin no grita mucho y suele sonreír por momentos, muchas veces con él.

Nada raro, son novios al fin y al cabo, aun cuando a Seunghyun lo molesta.

—Ven aquí~ Es lo más bonito que encontré, creo que te va a quedar bastante bien. —opina sentándolo y jalando la ropa con dificultad.

Muy bien, está demasiado sucio como para ponerle nada. Con la manta limpió entre sus piernas y parte de su rostro. Ladeó la cabeza, está tan moreteado y mordido. También sangró mucho. Pobrecito; cuando viera la ropa que le trajo seguro se contentaría.

Coloca la camisa de color rosa chicle y mangas que sobra al menos seis centímetros de las mismas. La ropa interior sobra. Con dificultad pasa las piernas por el overol de Jean azul y una vez estuvo todo abrochado y puesto observa su obra maestra.

Jimin luce muy, muy tierno con esa ropa. Es un aire infantil que a él le sienta de mil maravillas. Solo faltan los zapatos, unas converse blancas, lo único fácil de encontrar aunque no sabe que talla es exactamente. Levanta del colchón y anda hasta una esquina para tomar los zapatos junto a otra cosa.

—Pensé que también podría ponerte un poco de brillo en la-

El sonido metálico con eco llena la habitación. No reacciona sino hasta el segunda golpe con el cual cae inconsciente. Jimin jadea con el balde bien sujeto en sus dos manos. Con un gruñido golpea alrededor de cuatro veces la cabeza de Jiyong antes de tirar el objeto a un lado.

Toma con rapidez su pendiente que estuvo en la mano de Jiyong. Descalzo y sin oportunidad a que alguien escuchara el forcejeo o vaya a revisar, se trepa por la pequeña casi inexistente parte de la tubería.

Raspándose las rodillas llega hasta arriba de la pequeña ventana. Sale por esta a rastras y pronto es recibido por el chapuzón de la lluvia que cae. Evidentemente no le importa estarse empapando de pies a cabeza. Sin un rumbo corre por el callejón hasta salir a la calle. Tiene un cómico andar de pingüino acelerado por no llevar zapatos.

En cierto punto va como quien huye de verdad. Las vías son poco transitadas y no logra ver nada por el cabello pegándose a su cara. Extrañamente largo. Se supone que no cubre sus ojos. Cuando vislumbra las luces de auto se puso en medio.

— ¡Alto, por favor, alto! —pide y tiene que hacerse a un lado para que no lo atropellaran. Tose por el agua llena de tierra que lo chapoteo—. Ayuda por favor. Y-yo-

No me toques—el tipo al que medio agarró se sacudió su agarre—. Debe estar drogado hasta la mierda.

—A-ayuda por favor... ellos...—balbucea intentando acercarse y que como mínimo lo escuchen. Todos los ven como bicho raro y sucio. Por no decir que hablan muy extraño.

—Parece asiático.

— ¿Deberíamos llamar a Suga?

—Alguien llame al padre Suga.

—Ya llamé a la policía.

— ¿Q-que dicen? —solloza—. M-me atacaron, ayuda por favor... ellos... —chilla espantado por el agarre al hombro.

— ¿Estás bien?

Un hombre de no mucha estatura, ojos achinados y pequeños; cabello corto de color negro con algunos rizos descuidados está ahí. Viste ropa negra y si no recuerda mal de películas americanas es atuendo papal cristiano. Este lo cubre de la lluvia con un gran paraguas.

Padre. —llama el policía. Jimin tiembla por el frío y pavor que se carga encima.

—Yo lo ayudaré por ahora. No querrá perder su tiempo innecesariamente—indica indiferente—. Ven aquí. Vas a acabar con una pulmonía.

—U-usted si habla coreano—gimotea con un fuerte agarre a la muñeca del padre—. Me atacaron, me tenían encerrado. No entiendo en dónde estoy o como llegue aquí. —llora de escandaloso. El padre alza una ceja muy apenas.

— ¿No tienes idea de donde estás? —niega con la cabeza. El padre lo introduce en la iglesia que no hubiera podido distinguir por semejante diluvio—. Esto es un pueblo a las afueras de Bergen, Noruega.

Es como un golpe al estómago; se lleva una mano al estómago y acaba acuclillado anteado de dar un bajo grito angustiado ¿¡Cómo llegó a Noruega sin haberse dado cuenta!? Considerando que estaba drogado tal vez eso eran los golpes que sintió. En el sótano hay una caja en la que cabe perfectamente. El padre se acuclilla a su lado poniendo una mano en el hombro del menor.

— ¿No recuerdas haber venido aquí o...?

—Yo estaba en Seúl. —informa pasándose las manos por la cara para quitar el exceso de agua, sollozando copioso. Abre los ojos con sorpresa, sin saber que decirle con ese dato.

—Mañana te llevaré a la policía. No suelen trabajar por la noche—Comunica con deje fastidiado—. ¿Sabes qué día es? ¿Mes?

—Dos de agosto. —Aumenta los doce días que contó. No cree que fuese más de una semana el tiempo que lo tuvieron ahí encerrado. El padre niega con la cabeza.

—No. Es ocho de octubre.

No supo mucho de qué pasó después de eso.

~ * * * ~

— ¿Nada? ¿En serio nada de nada? —Insiste Hoseok.

—Nada—suspira Namjoon—. Como si la tierra se lo tragó y no lo vomita en algún lugar.

— Quizá no está en Corea. — sugiere Jin de manera tentativa.

— ¿Cómo sacas a alguien drogado y secuestrado del país que nadie lo note? —cuestiona Taehyung inquieto—. Además, es muy obvio. El pelo, la cara... ¡Si lo cubres es incluso más sospechoso! Dudo mucho que Jimin se fuese con ellos obedientemente.

—Eso se llama Tratas humanas y claro que es fácil sacar a un secuestrado del país cuando ya lo has hecho antes—dijo Namjoon—. Esos hombres tienen récord criminal. Quizá si sea cierto que-

—Ay, debo irme.

—Solo anda. Cualquier cosa te vamos a avisar. —Lo empuja levemente para animarlo a salir del camerino. Jin frota sus manos y suspira.

—Se supone que iba a poner todo lo que necesitara para estar en esta gira.

—Oye...

—Estaba la puerta abierta, eran las diez casi once de la noche. —El regaño no ha parado. Namjoon se sienta al lado de Jin y le abraza frotando el brazo de este.

—Y yo debería tener un timbre que suene incluso en mi habitación. No es culpa tuya. Pudo ser peor y es que te pudieron haber matado. Está bien. Lo encontraremos y verás cómo estará feliz de verte aquí. Apuesto a qué temió que te asesinaran. —Le besa la sien, Jin solo mira a otro lado con el mismo sentimiento de culpa encima.

Destroyed || KookMinWhere stories live. Discover now