Capítulo 8

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Finalizado el día, Ramsés regresó exhausto a la choza y vio a Miriam sentada nuevamente en la parte más alta de la colina, contemplando el cielo, así que sin pensarlo mucho tomó la decisión de ir a hablar con ella

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Finalizado el día, Ramsés regresó exhausto a la choza y vio a Miriam sentada nuevamente en la parte más alta de la colina, contemplando el cielo, así que sin pensarlo mucho tomó la decisión de ir a hablar con ella. La saludó una vez que estuvo cerca y le preguntó si podía sentarse.

... ¿Aquí?, ¿conmigo? —preguntó Miriam con desconcierto.

Si no te molesta... —respondió él.

Eh... no... —titubeó ella, haciéndose a un lado para darle un poco más de espacio.

Ramsés se sentó en silencio y continuó así por un largo rato, mirando hacia el horizonte, tratando de buscar las palabras correctas para expresarse mientras Miriam lo observaba de soslayo, un tanto inquieta.

¿Se encuentra bien? —preguntó ella, a fin de romper el silencio prolongado.

Sí, estoy bien —respondió el príncipe, aún con la mirada fija en el horizonte.

¿Se siente mejor? Hablo de... su herida.

Me siento mucho mejor que ayer en la noche —dijo Ramsés, sobándose el puño con la otra mano.

Miriam asintió y volvió a mirar hacia otro lado. Después de una pausa corta, el príncipe continuó:

Sé que... me ayudaste a pesar de que rechacé tu ayuda... Quería... darte las gracias por eso.

Miriam trató de disimular su sorpresa.

...No hay de qué... Me alegra que se encuentre mucho mejor...

El príncipe seguía sin mirarla, así que Miriam intentó regresar su mirada hacia el horizonte, haciéndole un escaneo de arriba abajo a Ramsés y en ese momento se percató de que tenía lesiones y ampollas en las manos.

Creo que me adelanté en decir que se encontraba mucho mejor... Está muy lastimado...

Es verdad... Este día fue horrible para mí —respondió Ramsés, dirigiendo el rostro hacia ella, pero resistiendo su mirada a conectar con la suya.

Siempre es difícil trabajar por primera vez... y más en algo tan complicado.

Lo es... nunca había hecho algo como esto...

Es la primera vez que alguien de la realeza puede entender un poco el trabajo de los esclavos —recalcó Miriam, como si se tratara de un logro que sólo Ramsés había alcanzado hasta ahora.

El príncipe objetó su opinión, diciendo que a diferencia suya, los esclavos nacían únicamente para hacer trabajos forzosos y ya estaban tan acostumbrados a ese tipo de labores que su vida sólo se centraba en ello. Ver de nuevo la actitud despectiva de Ramsés no agradó mucho a Miriam.

Libi ShelekhaWhere stories live. Discover now