Capítulo 28

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Las primeras semanas en el Palacio fueron poco llevaderas para Miriam,  gracias al fuerte choque cultural al que tuvo que enfrentarse

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Las primeras semanas en el Palacio fueron poco llevaderas para Miriam, gracias al fuerte choque cultural al que tuvo que enfrentarse. No fue fácil ingresar al extraño mundo de los egipcios y acoplarse a sus enormes diferencias con el pueblo hebreo, a pesar de que una buena parte de la servidumbre la recibió cálidamente. Muchos de ellos se mostraron curiosos al saber que Miriam era la hermana del príncipe Moisés y le preguntaron varias cosas sobre él, en especial del día en que, siendo un bebé, este naufragó por las aguas del Nilo. A ella jamás le aburría contar la historia, así que, cuando tenía oportunidad, la explicaba una y otra vez sin problemas.

La dama de la reina Tuya le dio un entrenamiento intensivo durante dos semanas, y entre muchas cosas, le explicó la rutina del harem: todas las mujeres desayunaban a la misma hora, justo después de que la reina Tuya aparecía por la entrada tocando una campana de mano para despertarlas. Entonces tendían las camas y se preparaban en grupos para bañarse en el río. Ya vestidas y arregladas, se dispersaban para hacer sus labores y regresaban al medio día para el almuerzo. La rutina de una sierva del palacio era mucho más sencilla que la de cualquier esclava, pero aún así Miriam se sintió un poco abrumada por las cosas que tuvo que memorizar, como los ingredientes correctos para preparar maquillajes, ungüentos, aceites y otras pócimas de belleza; bordar, tejer; o peinar y ensartar joyas en las pelucas.

Durante los tres primeros días de entrenamiento, la hebrea fue el centro de atención en el harem, pues las doncellas desconcertadas no comprendían por qué a ella se le permitía mantener el cabello largo, mientras todas las demás eran obligadas a rebajarlo cada semana. Por eso, y antes de que la reina Tuya volviera a insistir en un corte, Miriam tomó la precaución de comenzar a usar pelucas sobre su cabello recogido para que todas pensaran que finalmente había sido obligada a cortarlo, y por suerte, el engaño funcionó. Ya que ella no dormía en el harem como todas las demás, sino en el cuartito que la reina madre le había asignado, ninguna mujer se dio cuenta de que seguía conservando su pelo cuando se quitaba y se ponía la peluca.

Lastimosamente, la descortesía de las mujeres del harem no fueron lo único que Miriam tuvo que soportar durante la primera semana: Yunet ya se había enterado de que era la hermana de Moisés y de que también era la misma con quien había desaparecido el faraón, pues la princesa Henutmire se lo había contado, y eso fue suficiente para comenzar a fastidiarla. Yunet creyó la versión de la reina Tuya sobre que Ramsés había traído a Miriam al palacio para humillarla por haberlo dejado varado en Megido, y no perdió oportunidad para lanzarle todo tipo de comentarios despectivos.

Libi ShelekhaWhere stories live. Discover now