Capítulo 25

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El mismo día a la hora del almuerzo, Nefertari llegó a la sala de banquetes en compañía de su madre y quedó maravillada con las preparaciones de la mesa

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El mismo día a la hora del almuerzo, Nefertari llegó a la sala de banquetes en compañía de su madre y quedó maravillada con las preparaciones de la mesa. Gahiji había cocinado su platillo favorito y el lugar estaba decorado con sus flores predilectas. Tomó asiento en la mesa principal, y a través de un espejo de mano volvió a admirar el brillo de su corona de reina. Ramsés se la había enviado como obsequio esa mañana, y todas las sorpresas del almuerzo parecían obedecer al único motivo de seguir insistiendo en su perdón, pues desde el día en que discutieron en el desayuno por el segundo compromiso, ella tuvo la determinación de abandonar los aposentos de recién casados y mudarse a otros sin consultárselo a Ramsés siquiera. Ahora estaba tan complacida con los detalles, que después de una larga semana haciéndolo sufrir, por fin iba a perdonarlo.

A la sala llegaron la reina Tuya y Ramsés, a quien Nefertari recibió con una sonrisa, insinuando haber olvidado la ofensa. Pero el faraón no se ilusionó con una reconciliación, porque todo el conjunto de detalles con los que le había alegrado el día a su esposa, los había preparado como distractores para alivianarle la presencia de Sahar. Ella también estaría en la sala del trono, y peor aún: iba a sentarse en la misma mesa con ellos. La idea de presentar formalmente a las dos mujeres durante la comida había sido de la reina Tuya, debido a que la primera y última ocasión en la que se vieron no fue grata para ninguna.

Las puertas de la sala se abrieron e ingresó Sahar en compañía de sus padres. Nefertari se mostró muy cordial con los gobernantes de Megido y cuando llegó el turno de darle la bienvenida a la princesa, ambas se dieron la mano y se recorrieron de arriba a abajo con la mirada, buscando defectos en la otra.

La reina Tuya invitó a todos a sentarse y Ramsés tomó de la mano a Nefertari para llevarla hasta la mesa, pero al darle la espalda a los reyes de Megido, ella se soltó discretamente de la mano del faraón y borró la sonrisa. Estaba nuevamente enojada porque Ramsés no le había advertido que Sahar y su familia iban a estar presentes en el almuerzo, y quería que fuera bastante evidente para él que, el haberla obligado a comer en la misma mesa junto a la otra mujer, era un error que no iba a pasar por alto.

 Estaba nuevamente enojada porque Ramsés no le había advertido que Sahar y su familia iban a estar presentes en el almuerzo, y quería que fuera bastante evidente para él que, el  haberla obligado a comer en la misma mesa junto a la otra mujer, era...

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Cuando Hur paró de besarla, la princesa Henutmire lo miró con gran impresión, y luego con una profunda decepción le soltó las manos y se apartó de él, preguntándole si estaba consciente de lo que acababa de hacer y decirle.

Libi ShelekhaWhere stories live. Discover now