capítulo 44, maratón 1/3

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—¡Agh!— gruñí cuando la luz golpeó mis ojos dolorosamente y mi cabeza palpitaba de dolor. Nunca, pero nunca voy a tomar de nuevo. Entrecerré los ojos para disminuir el brillo, pero todavía no podía ver. Empecé a dormirme de nuevo, pero entonces recordé, ¡la escuela!

Salté de la cama sólo para hacer una pausa a la sensación de mi estómago, sostuve mi mano sobre mi boca y corrí al baño dejando escapar una gran cantidad de alcohol asqueroso que había ingerido mi cuerpo la noche anterior. Miré al rededor y estaba en mi casa.

Me quejé y agarré mi pobre estómago.

—Ugh, dios Fercha— Paula se arrodilló cuando llegó a mi lado. Tomó el cabello de mi cara, manteniéndolo alejado de la caída de agua que venía de mi boca. Me puse a llorar y de inmediato sentí el brazo de Paula en mi espalda.—Shh, no pasa nada, deshazte de todo eso y luego conseguimos unos analgésicos, ¿de acuerdo?

Asentí débilmente y continué sintiendo la quemadura de mi garganta.

—¿Cuánto has bebido?— me preguntó mi amiga incrédula mientras frotaba círculos suaves en mi espalda.

—Lo suficiente como para olvidar un rato— le respondí sin pensar.

—Eso suena como el infierno y cuando me dijiste que no podías ir dos días sin una copa, Fercha, no vuelvas a entrar en ese estado de nuevo, ¿me oyes?— Paula me miró advirtiéndome.

Me atraganté y ella me ayudó de nuevo, lo que me permitió expulsar más allá de mis tripas en la taza del inodoro.

—Hablé con ella ayer en la noche, le dije las cosas que necesita oír— Paula dijo, haciéndome romper la cabeza para mirarla de frente, sólo para que tuviera ganas de vomitar debido al repentino movimiento.

—¿Qué ha dicho?— susurré demasiado débil para hablar correctamente.

—Vamos, termina aquí y luego te metes en la cama, ¿de acuerdo?— mi amiga cambió de tema, no quería ser la persona que le diría a Fercha que Mariana se sintió muy mal por lo que había hecho, Mariana debía decírselo ella misma.

Paula ayudó a Fernanda a ponerse de pie y la llevó regreso a la cama, donde Fercha se quedó dormida casi al instante. Por suerte ellas no tendrían que ir hoy a la escuela, era un día libre, nadie tenía que ir, incluida Mariana.

Paula sacó su teléfono.

—Hey, tengo que salir, así que, ¿puedes venir a casa de Fercha a cuidarla? su padre tiene un turno largo, así que estás segura, estaciona el coche lejos de su casa.

—Por su puesto, no será mucho tiempo.

—Ah, y espero que tengas tus disculpas listas.

—La tengo.

—Bueno, bueno, nos vemos aquí, entonces adiós— dijo Pau antes de colgar.

Paula no necesitaba salir, pero las dos amantes necesitaban un tiempo para solucionar el problema. Paula salió de puntillas de la habitación de Fercha y trajo una cubeta, colocándola en el suelo junto a Fercha por si necesitaba desechar, ella no tendría que recorrer un gran camino hacía el baño y menos en su estado debilitado.
———

—Entra— dijo Pau cuando abrió la puerta a Mariana que se veía tan mal como Fercha.

Mariana entró con unas flores en la mano y se puso de pie torpemente en la puerta mientras Paula tomaba las flores y las llevaba a la cocina para colocarlas en agua. Cuando regresó, Paula asintió hacia las escaleras y le comentó a subir las escaleras, ahora podía escuchar que la puerta principal se cerraba y el sonido de las llaves en la puerta.

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora