capítulo 22

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—Liz, ¿podemos hablar?— suspiré y me senté con él en uno de los bancos de la escuela, estábamos en descanso.

—Claro, ¿qué pasa nena?— preguntó mientras sostenía mi mano.

—Uhm creo... me gustas Liz, pero esto no está funciona...

—¿Qué quieres decir?— oí su voz profunda, la misma cuando estaba tensa.

—No creo que tú y yo estemos destinadas a estar juntas Liz, y creo que tú también lo sabes así que es mejor que terminemos esto aquí...

Apareció un sentimiento muy incómodo.

Liz tomó algo de distancia entre nosotras antes de suspirar, levantarse y alejarse. Mantuve mi cabeza en mis manos y sentí mi corazón herido por ella, sin embargo ya estaba todo hecho. Me levanté y tomé un snack de la máquina dispensadora, me lo comí rápido antes de ir a clase de Mariana.
———

Vi a Liz en su silla, con la cabeza entre las manos y mirando hacia la nada. No me gustaba verla herida pero ya no podía hacer nada. Me senté a su lado, saqué mis libros y esperé a que la clase iniciara.

—¿Quién es ella o él tal vez?— preguntó mirando hacia enfrente.

—¿Qué?— yo sabía lo que iba a preguntar pero por supuesto no iba a ser tan obvia.

—El pedazo de mierda del que te has enamorado, ¿o es Paula?

—No me he enamorado de ninguna persona Liz. Sólo creo que nuestra relación no va para ninguna parte, me preocupo por ti, pero yo no te amo y tú no me amas.

Mariana entró y de inmediato sentí el ambiente tenso.

—Buenas tardes chicos— me miró y supuse que ella pudo sentir que me sentía incómoda bajo la mirada de Liz.—Hoy hay trabajo en parejas, traje algunas hojas para que puedan trabajarlas— repartió las hojas a toda la clase menos a mí. Me levanté para irme a sentar a su lado y pude sentir cómo me cuestionaba con su mirada pero no podía hacer nada. Liz seguía con sus ojos en mí.

Liz se paró de su silla y la arrastró quedando a lado de su mejor amigo, se dejó caer con fuerza y un gran suspiro.

—Pueden escuchar música— Mariana dijo en inmediatamente todos se colocaron sus audífonos, incluyendo Liz. Mariana regresó su mirada a mi.

Tuve la ligera sospecha de que Liz estaba escuchando y ella sabía inglés decentemente así que decidí contarle a Mariana por mensaje.

Terminé con ella— la oí suspirar.

Supongo que no se lo tomó bien...

—Nope.

Una vez que envié el texto, Mariana vio que mi estado de ánimo estaba decaído así que sólo nos dedicamos a trabajar. Faltaban diez minutos para que la clase terminara y vi a Liz caminando hacia mi, directo al escritorio de Mariana.

—¿Puedo hablar contigo?— me preguntó y yo asentí, caminamos fuera del salón. Dejé la puerta entre abierta para que Mariana pudiera escuchar cada palabra.—Así que no es Paula... ¿entonces quién?

—No es nadie Liz, no entiendo, ¿por qué necesitas meter otra persona? yo no quiero alargar una relación donde no hay sentimientos.

—Realmente me gustas mucho Fer y yo pienso que también te gusto. Hicimos el amor, lo siento pero yo sé que eso significa que me amas.

Bajé la cabeza, Mariana había escuchado eso ¡no!

—No Liz, no— le dije y volví al salón para empacar mis cosas, sin embargo ella me siguió.

—Yo no estoy preparada para esto, Fernanda— su voz sonaba severa.

—¿Preparada para qué? estoy rompiendo contigo, acéptalo.

—No, no lo estoy, vamos a volver, ahora ven— me agarró del brazo y empezó a jalarme.

—Liz, suéltame me estás lastimando— fruncí el ceño.

Mariana se acercó de inmediato.

—Liz suéltala por favor, si necesitan solucionar cosas haganlo pero no de esta manera, así que suéltalas— dijo tranquila.

—No vas a romper conmigo— dijo como si fuera una orden, olvidando todo lo que ya le había hecho.

—Ya lo hice— le dije em un tono bastante alto y ella no lo tomó muy bien.

Comenzó a arrastrarme con ella, Mariana trataba de detenerla pero ella era demasiado fuerte, jugaba al americano, mi amor estaba entrando en pánico, la manera en que se trató de poner entre nosotras y la forma en que su mirada se encontraba asustada la delataba, pero Liz me tenía contra la pared, atrapada, no podía mover ninguno de mis brazos. Llevó su mano para acariciar mi cara y yo la giré de inmediato y se enojó mucho más por  eso.

—Liz, suéltala vamos— Mariana jaló de su blusa y Liz sólo la empujó.

—¿Qué hay de malo en mi, huh?— se burló mirándome.

—Liz... ¿te estás dando cuenta que me estas asustando? estás obligándome a besarnos ahora mismo ¡no quiero!  me asustas— grité.

—Porque obligándote es la única manera de consegurilo Fernanda, si no lo hubiera hecho de esta forma aún serías nadie, sólo déjame besarte y caerás por mí otra vez.

Me tomó de la mandíbula muy fuerte y me besó, yo traté de separarme pero fue imposible, no podía moverme. Mariana trató de empujarla pero tampoco podía, le gritaba y lo amenazaba de expulsarlo pero ella no se detenía. Mariana me miró con gran preocupación, no sabía que hacer. Liz movió mis manos a la cabeza para dejar expuesto mi cuello y comenzó a besarlo violentamente.

Le suplicaba que me soltara pero no me escuchaba. Marianita salió corriendo para volver con la directora y una profesora que quitó rápidamente a Liz de mi, me deslice por la pared al piso, Mariana rápidamente se arrodilló para envolverme en un abrazo, quería darle un pequeño beso y llorar con ella, pero no estábamos solas.

—Liz...— oí a la directora llamarla con un tono de autoridad. Ya sabía lo que pasaría con ella.

—No, no— lloré conciente de cómo Mariana me miraba sorprendida y confundida—No la expulse, está bien, es un tema entre nosotras.

—Fernanda, esto es acoso sexual— dijo la directora mirándome.

—Ella es mi novia y tuvimos un poco de ganas...— me encogí de hombros y sé que eso había enfurecido a Mariana quién me soltó del brazo y se puso de pie.

Probablemente estaba enojada porque la estaba defendiendo, a Liz, pero no quería que ella fuera expulsada, Liz me miro y vi a Mariana mirarla deslumbrada, entonces Liz me ofreció una mano para que yo pudiera levantarme y acepté. La miré y pude ver que estaba asustada por la situación, supongo que ella tampoco queria ser expulsada. La directora ordenó a la otra maestra llevar a Liz fuera del aula, solamente quedábamos ella, Mariana y yo.

—Fernanda, ¿estás segura de que me estás diciendo la verdad?— preguntó la directora—porque yo vi claramente que ella te estaba atacando.

—No, dije que...—perdóname Mariana— no nos habíamos visto en mucho tiempo y una cosa llegó a la otra...

La directora me vió por preocupación pero al final creyó mi ridícula historia. No me atrevía a mirar a Mariana, la directora me sonrió y me sugirió ir a casa, le di las gracias y se marchó. Estaba realmente nerviosa por lo que Mariana me iba a decir...

¡Dios que hice!
———

holaaaa, perdón por no actualizar, ando de vacaciones y no he tenido mucho tiempo! pero aquí está otro capítulo más :)

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LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن