capítulo 2

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—Buen día chicos— la maestra Hinojosa entró al salón recibiendo respuesta de todos excepto mía que estaba revisando algunas cosas en mi celular—Buenos días, Fernanda.

—Buen día— respondí poniendo mi celular a un lado, le di una sonrisa culpable por no haberle contestado, me miró y puso sus cosas en la mesa.

—Bien, hoy trabajarán en una lectura, lean el texto que está en su libro en la página 69 y después contesten unas preguntas que les daré.

Todos comenzaron a leer, igual yo, la maestra comenzó a repartir las hojas a cada uno que leía atentamente, no me podía concentrar, llevaba el mismo blazer azul de ayer, se veía muy hermosa, tenía la vista clavada en mi pluma.

—Veamos si esto es de tu nivel señorita Pacheco— me miró entregándome la hoja, sonrió— espero y sepas manejar este trabajo de kínder.

—Ya veré cómo me las arreglo, no se preocupe— tomé la hoja segura, la maestra Hinojosa se rió y comenzó a caminar hacia su escritorio.

Como siempre, fue un trabajo fácil, comencé a escribir mis respuestas muy segura, en verdad que esta maestra se pensaba que éramos de kínder, no entendía, trabajos fáciles, nombres escritos em nuestras mesitas, faltaba que nos formara haciendo una fila para ir al descanso, puse mi nombre en la hoja y me paré para entregárselo.

—Listo, he terminado— le puse mi trabajo en su mesa.

—Excelente, veamos tus respuestas— ella palmó un asiento que estaba vacío a un lado de ella, entendí y me senté. Empezó a palomear cada respuesta, escribía algunas cuántas cosas, miré a los demás y hablaban entre ellos, podía ver a algunos pasándose las respuestas, inútiles.

—¿Están bien?— pregunté al ver que había terminado de calificar.

—Sabes, pensé en algo, y creo que te servirá— dejó su pluma de lado y me miró—Creo que deberías de conseguir un tutor, digo, tienes un nivel de inglés muy avanzado y clases extra no te caerían mal, solamente es una hora más.

—Nunca lo había pensado— me encogí de hombros restándole importancia.

—Terminando la clase me dices, piénsalo— me entregó mi trabajo— felicidades, puntuación perfecta otra vez.

—Por supuesto— las tomé con una sonrisa, ella rodó los ojos.

La clase de inglés terminó, me quedé sola de nuevo con la maestra, Liz me miró confundida, le di una sonrisa para calmarla, ella me sonrió y se salió del salón sin preocuparse, guardé mis cosas en mi mochila calmada.

—Bien, ¿qué te parece?— la maestra Hinojosa me preguntó cruzándose de brazos.

—No lo sé, depende— la miré colocándome mi mochila en mis hombros, mis comisuras de mis labios querían alzarse.

—¿Depende de qué? vamos dime— contestó un poco desesperada.

—Pues en quién será mi tutor— dije obviamente, caminé hasta quedar frente a su escritorio.

—Bueno, yo soy tutora de inglés también— sonrió mirándome, yo negué con la cabeza.

—Claro que lo eres, me enseñarás cosas raras como tus verbos de ayer— reí un poco, ella también—estoy bien, supongo que haré los trabajos que me des al igual que mis compañeros, no tengo problema.

—¿Hay algo malo en mí?— preguntó un poco a la defensiva.

—No, solamente esperaba una maestra mayor muy sexy— chasqué mi lengua con el paladar, pude notar una ligera sonrisa.

—Siento desilusionarte, solamente te estoy ofreciendo un buen servicio— se encogió de hombros dándome una mirada burlona— pero puedes buscarte un tutor por tu cuenta...

—Ya veré, necesito verte dando unas clases más... así podré decidir.

—Mañana no podrás ver tanto avance, veremos una película en la clase— yo reí—¿qué?

—Déjame adivinar que película veremos...— ella sonrió.

—Sorpréndeme.

—No me digas ¿titanic?— pregunté alzando una ceja, ella asintió riéndose, su risa es bastante tierna, nunca me imaginé escucharla reír de esa manera.

—¿Cliché no? lo siento pero es la única que la escuela aceptó ver, no me quejo, es una gran película.— empezó a empacar sus cosas.—Era eso o ver Coraline, pero dudo que a los demás les guste.

—Perdón pero es una película muy rara, pero prefiero verla que ver una historia de amor—ella rió colocándose su bolso en su hombro.—Bien, supongo que me iré, nos vemos mañana— comencé a caminar hacia la puerta.

—Hasta mañana señorita Pacheco— escuché, sonreí para mí y caminé hacia la salida.

Mi teléfono vibró y lo revisé, era Liz.

Hola nena, ¿quedamos hoy?
—No puedo linda, perdón, ayudaré otra vez a mi padre, te quiero xoxo.
—Oh, está bien, no te preocupes, será luego, te amo.

Guardé mi celular suspirando. Aún no sabía por qué seguía con ella. Somos una relación muy seca, supongo que todos nos ven como la pareja LGBTQ más genial de la escuela, no lo sé.

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora