capítulo 28

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Está bien... Mariana viene a dormir a mi casa ¡es genial! Ella llevará poca ropa... ella estará en mi cama... posiblemente vamos a dormir de cucharita... todo está bien... ¡Joder! me estoy volviendo loca, urgh.
———
Paula me dijo que Mariana estaría llegando aproximadamente a la siete de la tarde, eran apenas las cinco y aquí estaba yo, corriendo al rededor de mi casa, lavando, limpiando y organizando. Tratando que todo quedara en el mejor aspecto posible.

Después de unos minutos, dejé la sala y subí a mi cuarto corriendo asegurándome de que nada vergonzoso quedara a la vista, mis calzones por ejemplo... Finalmente recogí todas las cosas de mi cuarto y las puse en perfecto orden, tendí mi cama con las sábanas limpias y di un último vistazo. Todo perfecto, todo estaba en su lugar. Me tiré sobre mis rodillas exhausta pero orgullosa de lo que había logrado, suspiré mirando el reloj... ¡Mierda! Mariana llegaría en cualquier momento.

En los últimos treinta minutos me las arreglé quitándome el sudor después de todo el trabajo. Tuve un récord de cinco minutos en la ducha, salí rápidamente, sequé mi cabello, me vestí, apliqué un poco de maquillaje y me rocié con perfume... El timbre sonó... ¡Oh Dios!

Corrí escaleras abajo evitando escalones para llegar lo más rápido posible a la puerta, pero debido a que tenía los pies aún mojados, me resbalé y fui a dar contra la puerta de mi casa. Obtuve un gran golpe en la frente, gemí de dolor y sostuve la cabeza, seguramente iba a ser un golpe masivo cuando viera a la atractiva señorita que me esperaba fuera de mi casa.

—¿Qué hiciste?— Mariana se rió entre dientes pasando la puerta, cerró la puerta y giró la llave.

Me giré hacia ella con un puchero triste que sólo la hizo reír más. Dejó caer su maleta al lado de las escaleras y se acercó a mí con su estúpida sonrisa en el rostro. Entonces me acarició la cara y miró mi frente que estaba roja por el gran golpe.

—Eres tonta, ¿qué haré contigo,eh? — dijo besando mi chichón, me estremecí y sentí el aleteo de mil mariposas dentro de mí y el dolor desapareció un instante.—Vamos... Fer siéntate que te puedes marear.

Una vez me senté y quedó de pie frente a mí.

—¿Quieres hielo?

—No, estoy bien, gracias Marianita— respondí y acaricié el lado del sofá para que se sentara conmigo. Sonrió y lo hizo. Una vez nos sentamos, hubo un ligero silencio incómodo, ahora entiendo lo que dijo Paula sobre no sabes lo suficiente de la otra.

Afortunadamente Mariana rompió el silencio.

—¿Paula eh? ella es agradable— sonrió y puso su mano en mi rodilla.

—Lo es— contesté, valientemente me arrastré más hacia ella y puse mi brazo al rededor de sus hombros. Le di una sonrisa y recargó su cabeza en mis hombros.

—Yah, para con el cliché de los movimientos, ¿quieres?— me miró con una sonrisa.

—¿Te estás quejando?—pregunté levantando una ceja. Marianita se echó a reír, pero negó acercándose más a mí. Esto era bueno, el hormigueo em cada una de mis células confirmó mis sentimientos hacía esta mujer, cada vez que me tocaba sentía que todo me temblaba.—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro.

—¿Por qué le contaste a Paula todo acerca de tu vida? no has tenido una conversación con ella...

Mariana sonrió.—Me recuerda a mi hermanita. Sus personalidades son muy similares, pero no puedo decirle a mi hermana todo eso... Paula me tranquilizó con sus palabras, no sé cómo ni por qué pero me permitió confiar en ella en tan poco tiempo, creo que si hubiera guardado otra cosa dentro de mí, hubiera estallado. Ella es una buena chica.

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Where stories live. Discover now