capítulo 25

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Al día siguiente llegué a la escuela con una gran sonrisa en mi cara. Por costumbre, había intentado quitarme el collar para entrar en la ducha pero no podía, sólo Marianita podía quitármelo y eso me hizo extrañamente feliz, por suerte no se oxidaba. Mi estado de ánimo ha estado genial todo el día, Liz no me molestaba, me di cuenta que ella se sentía muy mal por lo qué pasó, prometí hablar con ella acerca de esto en algún momento, pero no ahora.

No vi a Mariana en todo el día así que cuando llegó el momento, caminé a su clase, me dijeron que cambiara de asiento con un compañero para evitar estar sentada cerca de Liz, pero me negué y tranquilicé a la directora. Le aseguré que todo estaba bien, la verdad es que no quería que ella se sintiera peor.

Esperaba por mi Marianita... sí, mía.

El momento llegó y fue cruzando la puerta, hizo lo de siempre, donde mira a todos antes de pararse en mí, se me escapó una gran sonrisa cuando vi su brazalete. Ella lo notó y me devolvió la sonrisa.

—Buenos días.

—Días— dijimos todos.

—Hoy traigo una prueba para realizar a través de una lectura que deberán buscar, Fernanda harás eso también— asentí.

Teníamos una hora para completar la prueba así que lamentablemente no llegaría a hablar con ella durante la clase, lo peor es que ella estaba bastante hermosa hoy y se le notaba un lindo trasero... ¡Mierda!

Pasó la hora bastante rápida pero por supuesto yo había terminado antes y usé los veinte minutos restantes para pensar cosas prohibidas de Mariana. Su cabello suelto y ondulado, esos ojos color miel que podían hechizar a cualquiera, jeans negros y ajustados mostrando su tonificado cuerpo y una linda blusa naranja.

Mariana se dispuso a recoger las pruebas y despidió a toda la clase. Yo era la última en salir, obviamente, di un vistazo rápido al rededor de la esquina en la puerta para asegurarme de que estábamos solas, tomé su mano y le di un guiño antes de irme a mi próxima clase.

En el almuerzo vi a Liz evitar sentarse conmigo, es comprensible pero en vez de ignorarme me dió una pequeña sonrisa. Paula llegó inmediatamente admirando mi nuevo collar.

—¡Wow! me gusta, ¿dónde lo compraste?

—Yo huh, lo encontré... en una tienda.

—¿Qué tienda? ¿Dónde está?

¿Acaso me estaba interrogando?

—Es sólo una tienda, en el centro comercial, olvidé el nombre— esperaba que no me preguntara de nuevo porque por supuesto que iba a ser sospechoso, pero era Pau, Pau siendo Pau.

—Ah, tendrás que enseñármela, ¿puedo verla?

—Uhm, en realidad es... es un collar de amistad y está cerrado así que no puedo quitármelo— me sonrojé.

—¿Quién es tu nueva amiga entonces?— se rió. Paula me conocía y como si no pudiera ser más obvio, Mariana iba entrando y mis ojos se posaron en ella, Paula siguió mi línea de visión y luego se giró con una gran sonrisa en el rostro.—Con que la amistad, eh.

—Sí...— suspiré.

—¿Con la maestra?

—No, ella no es...— ¡mierda!

—Así que si me acerco a la señorita Hinojosa, ¿no habrá un collar en su cuello?

—No...— traté de hablar normal pero Paula me miraba sospechosa.

—¿Segura?— preguntó y se levantó de la silla caminando hacia Mariana... oh no.

Vi como hablaba con Mariana que tenía una bandeja de comida en las manos y Paula bloqueando su camino, poco después de tres minutos, Paula volvió sonriente.

—Pulsera y collar, ¿eh? eso es lindo.

—Pau, lo que estás pensando es estúpido— estaba entrando en pánico.

—Uhm, me estás diciendo que si yo robo el brazalete de Mariana, ¿tu llave mo encajaría en su candado?

—No se puede robar— resoplé.

—¿Por qué no?

—Porque está...

—Está bloqueada— interrumpió sonriendo.

Oh santísima mierda...

Fercha tranquila. No voy a decirle a nadie sobre eso, ¿bien? sí, sé que tengo reputación de chismosa, pero no arruinaré lo que tienes con ella. Puedo olvidar todo sobre ustedes y nunca tocar el tema... o puedo ayudarte cuando tengas algún problema, darte consejos y ya sabes... lo que necesites.

—Lo primero estaría bien...— suspiré.

—Está bien, el collar es lindo, pero tendrás que aprender a mentir mejor, y si quieres volver a hablar, yo estoy aquí, ¿ok?— sonrió.

—Claro, cuenta con eso.

No vi a Mariana en ninguna parte y quería decirle que Paula iría a mi casa para evitar mañ entendidos después, así que le envié un mensaje.

Marianita, Paula dormirá en mi casa hoy, te quiero.

—Es tu amiga, está bien, te quiero más.

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant