capítulo 24

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Mariana me recogió en mi casa y sólo había silencio en el coche, no tenía idea a dónde íbamos pero no pude evitar pensar que esta probablemente sería la última vez que saldría con ella. Ella me vió suspirar y extendió su mano inmediatamente yo la tomé. Nos quedamos así durante todo el camino.

Se estacionó frente a un restaurante, entramos y Mariana se aseguró de que no hubiera personas conocidas en el lugar, fuimos a una mesa e hicimos nuestros pedidos para charlar.

—¿Por qué me has traído aquí?— le pregunté tomando un sorbo de mi bebida.

—¿No puedo sacarte?— alzó una ceja sonriendo.

—Los maestros no sacan a sus alumnos, Mariana— suspiré rompiendo el contacto visual.

—¿Y quién dijo que sólo eres una estudiante para mí?

—Bueno, eso es todo lo que quieres, ¿no?— le dije con rencor.

Ella estaba a punto de responderme pero la mesera apareció con nuestra comida interrumpiéndonos, le di las gracias acompañado de un guiño, miré a Mariana... alguien no estaba feliz por eso.

—No— dijo, la mesera se marchó.

—¿Eh?

—Yo no quiero ser sólo tu maestra, Fernanda...

—Quieres ser una amiga...

—Te quiero, ¿sí?

La miré, esta mujer era tan confusa a veces, señor dame piedad.

—Pero... pero tu dijiste que...

—A ver, nunca dije que sólo quería ser tu amiga, yo quiero estar contigo pero tienes que entender que nuestra situación es difícil Fernanda. Yo sé que quieres una relación normal donde nos tomemos de las manos libremente y besarnos sin preocupaciones, pero eso no sucederá... no hasta que salgas de la escuela, pero...

—¿Pero?

—Pero me gustaría continuar viéndote fuera de la escuela, podríamos pensar en citas, pero no estar en una relación oficial, todavía.—Me miró— tú eres mía y yo soy tuya y aún se aplican las reglas de una relación, sin trampas.

—¿Realmente crees que te engañaría?— la miré incrédula.

Ella se quedó callada, probablemente pensando en cómo salvé a Liz de la expulsión.

—Yo nunca haría eso Mariana.

—Pensé en lo que me dijiste antes, sobre dejar de verte— dijo cambiando el tema— realmente quiero estar contigo en todas las formas posibles, así que conseguí algo que simbolice que eres mía y yo soy tuya sin que los demas se den cuenta.

Abrí la boca para responder pero me quedé sin palabras cuando sacó dos cajitas de color negro, tenían terciopelo en ella.

—¿Pulsera o collar?— preguntó sosteniendo las dos cajitas.

—¿Tienes artículos de pareja?— pregunté confusa, ella asintió y me insistió en elegir alguna— uhm, escogeré el collar— sonrió y me dió una de las cajas.

Mientras que abría la suya, miré hacia su caja, tenía una pulsera con pequeños dijes colgando de ella, tenía corazones azules y negros, podía notar una pequeña llave y un pequeño candado a lado. Entonces abrí la mía y era un collar con dijes en forma de corazones iguales a los de ella, tenía una llave y un candado al igual que ella.

—Son iguales, tu llave encaja en mi candado y la mía en el tuyo, así será siempre Fer, entiende que yo te quiero, esperaré por ti— ella me confundía más y más.

—Está bien... ¿qué es lo complicado de eso?— me reí.

—Bueno, sólo tu llave abre el candado de mi pulsera, así que una vez bloqueado, no podrá abrirse sin ti.

—¿Son como unas esposas?— bromeé, ella se rió y negó con la cabeza.

—Creo que lucen mejor que unas esposas— asentí de acuerdo con ella.—El tuyo tiene un pequeño candado también, me necesitas para abrirlo...

No pude evitar reír, realmente era dulce y una idea muy original.

—Así que... ¿quieres llevarlo?

—Sí— sonreí—¿puedes ponérmelo?

Ella levantó y puso el collar al rededor de mi cuello, cerrando el candado con un clic.

—Eso significa que eres mía— susurró seductoramente y no pude evitar sentir un placentero escalofrío en todo mi cuerpo. Se sentó de nuevo y sonrió admirando el collar.

Agarré su pulsera e hice lo mismo en su muñeca.—Y tú eres mía— le susurré. Ahora yo era feliz, sabía que esto significaba todo a una relación futura cuando yo saliera del colegio y hacerlo oficial. Pero con este collar nos pertenecíamos y podía mostrar al mundo el amor que le tenía a Mariana.

—Gracias— le dije.

—No hay problema, bebé.

—Yo... sólo quería decirte que lo siento acerca de... ya sabes... prometo que todo está terminado y ella me va a dejar en paz.

Ella sonrió y asintió pero la sonrisa pronto desapareció.—Si ella te hace daño, yo no dudaré en denunciarla con la policía, ¿entendido?

—Sí, lo entiendo.

—Bueno, ahora come, no es seguro permanecer alejadas demasiado tiempo, más si tu papá va a llegar pronto, ¿verdad?

—¡Oh mierda! sí— comí tan rápido como pude.

Cuando la cuenta llegó, ella dijo que pagaría por todo, pensé que no era justo pero de todas maneras ella lo hizo. Me dió un guiño descarado cuando la mesera estaba cobrando su tarjeta de crédito, rodé los ojos y le di las gracias cuando estábamos en el camino de rgreso.

Cuando nos acercamos vi el coche de mi papá en la calzada así que le dije que aparcara más lejos, le di un leve beso en los labios antes de salir del coche. Sonrió y me despidió antes de desaparecer.

Con una sonrisa, caminé hacía la casa.

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Where stories live. Discover now