capítulo 65

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Ustedes pueden estar pensando, ¿por qué le dijiste que se pusiera sostén? Puede que haya sentido esos abdominales, me he sorprendido a mí misma pensando en cómo se ejercitaba Mariana en la cárcel, al parecer con demasiada frecuencia y qué será más cómodo para ella llevar sostén para lo que yo quiero que haga.

Volví a mi asiento, que daba frente a las escaleras y apoyé mi cabeza en mis manos mientras esperaba. Bajé la mirada un poco hacía mi comida, dándole un gruñido y fue entonces cuando oí un crujido. Miré y mi aliento quedó atrapado en mi garganta.

Mariana estaba bajando las escaleras, sólo en sujetador y pantalones cortos. Sus músculos eran más que wow, ni si quiera podía explicarlo. Ella se rió de mi expresión facial y se puso al lado de su silla mientras mis ojos se daban un viaje por su cuerpo.

—Ahora yo quiero...

—No, no, come primero— sonrió señalando los trozos de pollo sobre la mesa, se volvió a sentar, no podía apartar mis ojos...

Me tragué el siguiente bocado e inmediatamente y volví a hablar.

—Ejercítate— me atraganté.

Ella levantó la ceja, pero se levantó con una sonrisa y se puso a hacer abdominales, perdí la cuenta de cuántos hizo, pero después terminó y empezó a hacer flexiones. Tenía un brillo muy ligero de sudor, no lo suficiente para mi gusto, así que me puse debajo de ella y ahora ella estaba haciendo flexiones por encima de mí.

Tuvo que detenerse un momento porque no dejaba de reír, pero una vez que se calmó, continuó. Le di una sonrisa mientras me miraba.

—Pervertida— ella sonrió y cada vez que hacía una flexión me besaba, me encantó eso. Después de unos minutos su respiración se estaba volviendo pesada debido al cansancio y unas gotas de sudor corrían por su cuello.

—Estás caliente— le dije.

—¿En ambas formas?— preguntó, se rió y se arrastró un poco, pero todavía estaba su peso sobre mi.

—En ambas formas— estuve de acuerdo.

Ella se rió y se levantó, contuve un quejido, yo no quería que se fuera todavía, pero la seguí de mala gana a la mesa. Las dos nos sentamos y me pregunté que le diría a continuación.

Tomé un trozo de mi comida mientras yo pensaba, mis ojos aún arrastrándose al rededor de su cuerpo sin importarme que ella podía verme. Tragué con una mueca de dolor y puse mi cabeza en mis manos mientras mis ojos se encontraron con los suyos.

—Ven aquí— le dije sonriendo, ella cumplió y se sentó en mi regazo. Separé su cabello sobre su hombro y empecé a masajear liberándola de los nudos que se acumularon después de su entrenamiento sudoroso.

Estudié cada parte de su cara ya que estaba tan cerca. Tenía los brazos a cada lado de mi cabeza, sosteniéndose de  una silla mientras que las mías abrazaban su cintura atrapándola ahí. Sé que he dicho esto antes... pero no necesitaba palabras, aunque había algo que quería decirle verbalmente.

—Estoy muy feliz— le dije, sin saber el efecto que mis palabras tenían en ella. Comenzó a llorar, tratando de levantarse y ocultar su rostro de mi, pero yo no se lo permití—.Tú me estás sanando Mariana, fue difícil vivir sin ti todos estos meses y traté de odiarte por todo lo que me hiciste pasar...

—Fer lo sie...

La corté con un beso en los labios.—Espera, traté de odiarte por todo lo que me hiciste pasar, pero no pude... todo este tiempo sólo pensaba en mí misma y no en lo que te había pasado. Perdiste tu trabajo, tu perro, tu novia, tu casa, tu libertad... Debió de haber sido aterrador.

Sequé mis lágrimas que caían de sólo pensar en su sufrimiento.

—Siento mucho que tuvieras que pasar por todo eso...

—Fer yo...

—Déjame terminar bien, ¿sí?— sonreí y toqué su nariz, ella asintió—. Y luego volviste a mi vida u te rechacé, ojalá no hubiera hecho eso, porque a partir de ese día, no pude sacarte de mi cabeza. Lo intenté todo, pero nada funcionó, y entonces pensé— suspiré.—Ella es Mariana Hinojosa, la chica que dejó todo por mí.

Tomé una respiración larga y continué.

—Sólo quiero decirte que mi corazón se rompió severamente y yo no creía que tu volvieras a arreglarlo. Sin embargo, aquí estás, y lo estás haciendo muy bien, no me siento deprimida, me está dando hambre, me estás liberando de mis enfermedades, eres como un ángel o algo así— me reí y ella lo hizo también.

Cerré con un beso, lleno de amor. Quería transmitirle todo lo que sentía con ese beso, fue feroz pero a la vez tímido, me sentía bien, me siento bien.

Cuando por fin se separó, me quedé sin aliento y ella sólo miraba mi pecho que subía y bajaba esperando a que me recuperara. Una vez lo hice, tenía otra cosa más que decirle.

—Eres tan especial para mí, yo no sabía que podía sentirme de esta manera otra vez, estoy locamente enamorada de ti Mariana— sus ojos se abrieron al igual que su boca, parecía estar sorprendida—.Así es, yo te amo y nunca te dejaré ir de nuevo.
———

estamos cerca del finaaaaal, ¿qué piensan?

perdón por actualizar tarde, pero ana y ale se juntaron con fercha y mariana diossss, qué gran día!

—pawis :)

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ