capítulo 10

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—¿No manejas?— me preguntó mientras miraba por la ventana.

—Sí pero mi coche no encendió en la mañana— suspiré y me acomodé en el asiento. Mariana tenía un mercedes con asientos de cuero rojo en comparación del mío que los tenía negros.—Me gusta tu coche.

—Gracias, es mi bebé— ¿su bebé? nunca pensé tener celos de un carro.

—Y... ¿cuánto tiempo lo has tenido?— no quería hablar de autos pero no había mucho qué decir realmente.

—Dos años.

—Aww.

—¿Aww? eres rara Fernanda— se rió.

—Basta, estoy pensando que eres más que una maestra, te burlas de mi trasero, te ríes cuando me asusto y ahora me llamas rara— resoplé, ella sabía que estaba bromeando por cómo sonreía.

—Bueno, deberías dejar de ser tan graciosa— me dió un guiño rápido haciendo que mi corazón se detuviera... ¡me dijo que soy graciosa!

—Yo no soy divertida para nada, te lo mostraré... knock knock.

—¿Quién...

—¡ADELANTE!— ella me miró como si yo fuera un mounstro frunciendo el ceño— te lo dije— sonreí.

Ella se echó a reír, reía tan fuerte que estaba llorando, me contagió su risa y ahora las dos reíamos, los ruidos que salían de ella eran realmente divertidos, di gracias a Dios que nos detuvimos en un semáforo rojo o podríamos haber chocado.

—Oh, dios mío Fernanda— dijo calmándose un poco después de aquel ataque.

—Vaya, es la mejor reacción que he tenido de una broma.

—¡Ja,ja! lo siento— reía como una niña pequeña, se veía muy tierna.

—No te disculpes, es agradable verte asi después de el día de hoy— ¿qué le estaba diciendo?

—Bueno, ya sabes qué hacer para animarme— vi su sonrisa y vaya... su sonrisa es hermosa.

—¿Qué? ¿contarte una broma? gira a la derecha...

—Sí pero no enfrente de clase, moriría de vergüenza.

—Tal vez sería una venganza por lo que me hiciste en la primera clase...

—Qué astuta eres, por favor no lo hagas— sonrió derritiendo mi corazón.

—Vamos a ver... tengo uno sobre un pollo— me miró sorprendida.— Toma la siguiente a la izquierda, mi casa está al final de la calle— no quería que nuestro paseo acabe, se sintió bastante bien hablar con ella de esta forma, realmente fue como si acabara de ganar una nueva amiga, excepto que yo la quería más que una amiga.

Se detuvo en mi casa y miró por la ventana.—¡Vaya! qué bonito lugar— tenía su boca abierta, viendo el paisaje al rededor de mi casa.

—Gracias y gracias por el aventón, te lo agradezco mucho, supongo que ahorita aún seguiría esperando el autobús— le di un guiño y ella sonrió.

—No hay problema— atrapé sus ojos y no podía apartar la mirada, me sentía segura, mis ojos parpadeaban hasta sus labios, ella era tan plena, tan irresistible, la miré y su cara se transformó en una mueca.

—¿Qué? ¿qué pasa?— empecé a sentir pánico, ¿qué mierda ve?

—Em, ¿te gustan los bichos?

—¡Ew, no sé! ¿por qué me preguntas?— sentí un escalofrío en pensar en esas cosas.

—Bueno, entonces te sugiero que te quedes quita de acuerdo...— dijo lentamente mientras se acercaba a mí.

Había olvidado lo que me dijo y sólo podía concentrarme en la acción de acercarse poco a poco como si fuera a besarme, mi corazón latía con fuerza mientras miraba sus labios pero de repente sentí algo en la cabeza caminado y me perdí.

—¡AHHH! QUÍTAMELO, ¿QUÉ CARAJO ES ESO?

—Fernanda cálmate, quédate quieta— Mariana sostenía mis hombros hacia abajo, tratando de conseguir lo que fuera que estuviera en mi cabeza lero conmigo saltando no le favorecía el trabajo— ¡FERNANDA!

Me detuve. ¡Ella me gritó! no lo podía creer, la miré fijamente con la boca abierta, no lo podía creer.

De pronto ella agarró un pedazo de mi cabello y lo sacó haciéndome gritar y grité más cuando vi lo que dejó caer sobre mi pantalón, era una maldita araña enorme, la perdimos de nuevo y comencé a saltar en su coche, me las arreglé para abrir la puerta y me caí hacia atrás dándome un gran golpe en el trasero.

Rápidamente me puse de pie y empecé a saltar, no sabía si el bicho se había quedado en mí así que me agité hasta que lo vi arrastrándose en el suelo, levanté mi pie y lo aplasté varias veces—¡MUERE! ¡HORRIBLE CRIATURA!

Miré al coche de nuevo y vi a una Mariana doblándose de la risa, había visto todo de lo que yo había hecho, quería que la tierra me tragara en ese momento.

—Oh dios mío, no puedo respirar— gimió, su cara estaba bastante roja, parecía que estaba a punto de desmayarse, me crucé de brazos levantando una ceja.

—¿Ya terminaste?

—Hubiera grabado esto y subirlo a youtube, ¡hubieras sido famosa!— siguió riendo.

—¡Ja,ja!— dije con sarcasmo— gracias por el paseo, iré a mi cuarto a morir de vergüenza, te veré en mi otra vida.

—Dramática— sonrió— nos vemos mañana, Fernanda— cerré la puerta del coche mientras que ella me miraba con una sonrisa, encendió el coche y se fue.

¡Qué día!

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora