capítulo 30

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Mariana y yo decidimos ver la película que había traído y mientras disfrutábamos de ella me acordé de algo.

—Hey, te dije acerca de mí pero no me dijiste acerca de ti.

—Está bien...— se acomodó mejor en la cama.—Soy Mariana Hinojosa, tengo veinticinco años, mi cumpleaños es el 13 de Mayo, me gusta tomar fotos, soy una buena bailarina, igual soy de Monterrey, mi color favorito es el azul turquesa, de pequeña jugué al fútbol...

—Muy bien, todo en la memoria.

Sonreí y luego vi todos los paquetes de comida vacíos sobre la cama.

—Dios, estamos tan gordas— me quejé sobando mi estómago que estaba hinchado por la comida.

—Tú te comiste la mayoría—se rió y me subió la camiseta hasta el abdomen para empezar a salpicarme de besos por el área, se detuvo para mirarme com una vista lujuriosa, también me di cuenta que estábamos en mi maldita cama.

—Mariana...

—Shhh, tranquila— me sonrió y se dirigió a mis labios, deslizó su nariz por la mía y sentí su respiración sobre mi piel, me dejaba besos por todo mi rostro pero ella se alejó dejándome con ganas de más, me quejé gruñendo.

—Detente— murmuré.

—¿Detener qué?— me dijo con una expresión divertida.

—Deja de burlarte de mí— murmuré antes de jalarla y besarla de nuevo.

Nos besábamos profundamente, de nuevo las mariposas se hacían presentes, en mi estómago, pecho y en otras áreas privadas... En estos momentos quería que todo se detuviera, pero los minutos pasaban rápido cuando estaba con ella. Sonreí a través del beso cuando sentí que Mariana respiraba con dificultad pero sus labios no parabam de besarme, me llegué a preocupar que se desmayara por falta de oxígeno.

De repente me dejó de besar y se puso a horcajadas sobre mi, se veía tam hermosa ante mi vista, la sensación eléctrica que sentía en mi cuerpo era indescriptible. La miré y tenía la mirada tan oscura que incitaba muchas cosas, me acerqué para besarla pero ella me empujó hacia la cama de nuevo.

Abrí los ojos y la vi mirando mi collar, sonrió y se inclinó para tomar en collar entre sus dientes... ¡Dios! ¿hace calor o soy yo?

—Eres mía— susurró mirándome, temblé, su voz se hizo más ronca de lo habitual.

Vi cómo se burló de mí y de inmediato volvió a besarme, nuestros ojos se cerraron y oía como Mariana respiraba fuertemente. Mis hormonas zumbaban al cien, esta locura me tenía al borde de la perdición.

Mariana llevó una de sus manos a mi cabello haciéndome cariños, su mano cálida me sorprendió y me dejé llevar por el tacto suave, me mordió el lóbulo de la oreja haciéndome temblar aún más. Debo de admitir que nunca había sentido esto en mi vida, claro que hacía este tipo de cosas con Liz pero nunca he tenido estos sentimientos que ahora mismo estoy sintiendo y apuesto a que ella lo sentía también.

Nos volvimos a separar.

—Eres muy hermosa— me dijo al oído recargando su mejilla con la mía.

—¿Quieres ir más lejos?— susurré haciendo caricias en su espalda.

Se levantó y me miró.—¿Tú sí?

—No lo sé, quiero hacerlo pero me temo que es demasiado pronto— suspiré mirándola, sus ojos aún tenían una expresión que no podía decifrar.

—Escucha a tu mente y a tu cuerpo— susurró con voz ronca.—Te dirán cuando estés lista.

Mariana me miraba fijamente y aún seguía sobre mí, de un movimiento rápido, me levante y ahora era yo la que estaba arriba de ella. Ahora yo tenía el control de la situación. Ella se rió y me tomó de las caderas de una forma cariñosa. Podía sentir la chispa que crecía en mi corazón, Mariana tomó mi mano y sonrió tratándome de tranquilizar.

Ahora entendía, hacer este tipo de cosas, intimidad y más con la persona que amas, se sentía estar en las nubes, Mariana hacía cada movimientos con gentileza tratándome como una pieza de cristal, tratando de no romperme. Me hizo sentir de una forma inexplicable, estaba exhausta... después de una larga noche llena de lujuria y amor.

—Eso fue... wow— me reí, con los ojos apretados aún sintiendo el hormigueo en todo mi cuerpo.

—Estás cansada de ti misma, niña tonta— se rió. Me sentí culpable de que ella no consiguiera la liberación y creo que ella lo notó en mi cara. Cuando traté de hablar ella sostuvo su dedo sobre mis labios.—Estoy bien— sonrió, le devolví la sonrisa.—Eres muy bella...

—Mariana, ¿te has visto a ti misma? eres como una diosa— me burlé y la hice reír. Me despeinó y me atrajo hacia ella antes de ponernos en cucharita. Beso mi cuello y nos pusimos a dormir.

Quedamos demasiado cansadas para seguir despiertas más tiempo.
———

Holaaaa, capítulo romántico ;)
perdón por capítulo corto.

pawis

LUJURIA OCULTA|FERCHA Y MARIANA (ADAPTCIÓN)Where stories live. Discover now