XIII

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ºNarra Lauraº
Me desperté con los rayos del sol, me levanté emocionada por recibir a Gilbert para ir juntos a la escuela, quería verme bonita, así que me di una ducha y me vestí con un vestido color azul rey, mis zapatos negros y un moño en mi cabello del mismo color del vestido. Bajé a desayunar con mi papá y mi tío para después escuchar a Alfred decir que Gilbert estaba esperándome en la sala de estar.

Laura: Ya me voy. Los amo a los dos.
George: Suerte en la escuela, cariño.
Jack: Oye, terminando la escuela rápido regresas a casa, salí al jardín esta mañana y por las nubes que vi creo que viene una fuerte nevada.
Laura: Claro, tío, vendré rápido de la escuela.

Salí de inmediato a la sala de estar y Gilbert estaba ahí sentado, tan guapo como siempre.

Laura: Buenos días.
Gilbert: Te vez hermosa. -Sonrió- Alegras mi día.
Laura: Tú te vez muy guapo. -Dije dándole un corto beso en los labios- Nos vamos?
Gilbert: Vamos, señorita.

Gilbert y yo nos fuimos directo a la escuela tomamos de la mano y hablando del hermoso día que era y de vez en cuando intercambiando algunas palabras románticas y uno que otro beso. Llegamos a la escuela y entramos al salón tomados de la mano, todos inmediatamente voltearon a vernos y comenzaron a murmurar entre ellos, dejamos nuestros abrigos y Gilbert me dio un beso para después decirme que hablaría con el maestro, yo solo asentí y fui a sentarme en mi lugar. Estaba tranquila cuando llegaron Diana y Anne.

Diana: Qué fue eso?
Laura: Disculpa?
Diana: Tú y Gilbert? Las manos unidas? Ese beso?
Laura: Oh, pues sorpresa.
Anne: Son...novios? -Dijo Anne algo nerviosa, me extrañó mucho que no hablara como otros días, pero lo deje pasar-
Laura: Si, si lo somos.
Diana: Desde cuándo?
Laura: Desde ayer.
Diana: Pues muchas felicidades.
Laura: Muchas gracias... -Iba a preguntarle a Anne si algo le pasaba pero escuché a Gilbert alzar la voz-
Gilbert: Mi padre está muerto. -Observé que se dirigía al maestro-
Sr. Phillips: Si, bueno... la metáfora aún funciona -Dijo y lo mandó a sentar-

Vi a Gilbert furioso sentándose en su lugar, y viendo que Anne y Diana hablaban sobre una fiesta, me levanté para acercarme a Gilbert y ver si necesitaba algo.

Laura: Gilbert, estás bien?
Gilbert: Si, es solo que...
Laura: Tranquilo, cariño... el señor Phillips puede llegar a ser algo exasperante.
Gilbert: -Me miró y sonrió tiernamente- Me llamaste "Cariño"?
Laura: Te molesta?
Gilbert: Claro que no, linda. -Me sonrió y yo le devolví la sonrisa, pero el señor Phillips nos interrumpió-
Sr. Phillips: Silencio, mis mentes brillantes. Abran sus libros en la página donde nos quedamos en la clase anterior...

Regresé a mi lugar y preste atención a la clase, aunque de vez en cuando Gilbert y yo nos lanzábamos miradas y sonrisas.

ºNarra Georgeº
Estaba viendo los papeles de un negocio que había empezado cuando entró Jack a mi estudio.

Jack: Te molesta si salgo a montar antes de la tormenta? Sebastián vino a visitarme y queremos salir un rato.
George: Me impresiona como logras saber el clima solo con las nubes. No me molesta que vayan a montar. Y salúdame a Sebastián.
Jack: Claro. Por cierto, tienes una visita.
George: Una visita? De quién se trata?
Jack: No lo sé, es una señora, algo grosera a mi parecer.
George: En un momento iré a ver quien es.

Mi cuñado salió de mi estudio y yo terminé de ordenar los papeles para ir a recibir a la visita. Salí del estudio y me dirigí a la sala de estar, cuando llegué vi a una señora regordeta y algo desesperada.

George: Lamento la demora.
X: Es de pésima educación dejar esperando a una visita.
George: Lo lamento, señora, pero creo que entenderá que tengo algunas cosas que atender. George DeWitt Bukater a sus servicios.
X: Buen día señor DeWitt Bukater, soy Rachel Lynde.
George: Mucho gusto señora Lynde. Y por favor, solo llámeme George.
Sra. Lynde: También es un placer. Bueno, George, a mí no me gusta evadir los temas, vengo a ser directa con usted.
George: De acuerdo. Dígame qué pasa?
Sra. Lynde: Lo conocí el día de la fiesta, que por cierto fue una excelente noche, gracias por la invitación. En fin, me di cuenta de que usted es viudo.
George: Así es, desde hace casi cinco años.
Sra. Lynde: Además vi que tiene una hermosa niña como hija.
George: Así es.
Sra. Lynde: Bueno, pues yo creo que cinco años es suficiente y usted está listo.
George: Disculpe? Listo para qué?
Sra. Lynde: Para una esposa, claramente.
George: Usted me disculpará, pero nunca amaré a nadie como a mi esposa Amal.
Sra. Lynde: Eso es lo de menos, esta casa necesita una mujer y esa niña necesita una madre.
George: Mi hija tuvo a su madre y el hecho de que no esté con nosotros no significa que ya no esté en el corazón de ella.
Sra. Lynde: Pues no lo está físicamente... Yo solo vine a ofrecerme para buscarle una esposa.
George: No quiero sonar grosero, pero esas cosas no son decisiones que le corresponden a usted.
Sra. Lynde: Esa linda niña necesita una madre que la críe.
George: A esa linda jovencita, la he criado yo solo desde hace casi cinco años, y no es una mala joven, al contrario, es una excelente hija, estudiante y amiga y eso es algo de lo que yo me he encargado. Y no es por ser descortés pero tengo mucho trabajo y asuntos que atender, así que si me disculpa. Alfred la acompañará a la puerta.

La señora Lynde se fue algo molesta, yo volví a mi estudio y continué mi trabajo, pero en mi cabeza solo estaba la conversación con la señora Lynde y me invadía el pensamiento de sí tendría que buscar esposa para que mi hija sintiera ese amor maternal. Miré la pintura que colgaba en la pared justo detrás de mi, era una pintura de mi familia, miré en la pintura a mi pequeña hija y a mi esposa, definitivamente no podría volver a amar a alguien como la amé a ella.

George: Qué hago, Amal? En estos momentos te necesito tanto conmigo...

~Always Been You~ [Gilbert Blythe]Where stories live. Discover now