X

1.1K 73 0
                                    

ºNarra Lauraº
Tres largas y perfectas semanas habíamos pasado en Venecia, todo había sido increíble, los paseos, las comidas, las compras y las noches también, pero ya había llegado el momento de regresar a casa. Ahora mismo nos encontrábamos preparando todo para irnos, el barco zarparía en las primeras horas de la mañana, así que teníamos que apresurarnos si queríamos llegar a tiempo.

Laura: Gilbert? Cariño, estás listo?
Gilbert: Ya voy. -Dijo cargando la última maleta y dándosela al cochero para que la subiera al carruaje- Son necesarios tantos vestidos y zapatos?
Laura: Claro! Son regalos...bueno... algunos son regalos.
Gilbert: Y los demás?
Laura: Son para mí.
Gilbert: Linda, no te hace falta ropa.
Laura: La ropa nunca será suficiente. Andando, el barco espera.

Nos despedimos del personal, que fue de mucha ayuda para nosotros estas semanas y subimos al carruaje. Al llegar al muelle, esperamos a que subieran nuestras maletas y después subimos nosotros. Decidimos ir directo a la habitación para poder descansar un poco y nos quedamos ahí hasta que sentimos como el barco comenzó a moverse.

Laura: No me gusta pasar tantos días en el mar.
Gilbert: Te aseguró que cuando menos te des cuenta estaremos en Avonlea.
Laura: Eso espero. Por cierto, no me has dicho donde vamos a vivir.
Gilbert: Bueno, aún no he revisado ese asunto, pero será lo primero que haré llegando allá. Mientras tanto, te importaría vivir en mi casa? Bueno, no solo es mía.
Laura: No me importaría, a mi me encantaría vivir en tu casa.
Gilbert: Quiero darte algo mejor que eso, además, le dejaré la casa a Bash, será lindo que Delphine crezca teniendo un hogar propio.
Laura: Eso es cierto. Pero, mientras viva contigo a mi no me importa el lugar.

Lo abracé y él hizo lo mismo, de pronto, mis párpados comenzaron a pesar y no sé en qué momento me quedé completamente dormida.

~Días después~

Ya estábamos a punto de llegar al muelle de Charlottetown, ahora Gilbert y yo nos preparábamos para bajar del barco y volver a ver a nuestras familias. Cuando el barco se detuvo, inmediatamente nos apresuramos para bajar, y cuando lo hicimos, mi papá, mi tío, Sebastián y Delphine nos recibieron con un cálido abrazo.

George: Ay por Dios! No sabes cuanto te extrañé.
Laura: Yo también te extrañé, papá. A mi tío también.
Jack: Yo también los extrañé a los dos.
Sebastián: Esperamos que hayan disfrutado su luna de miel.
Gilbert: Así fue. Venecia es hermoso, no hay una sola cosa que no me haya gustado.
George: Si, te entiendo. Venecia es una ciudad muy hermosa.
Jack: Y muy romántica, traviesos. -Una sonrisa pícara apareció en su rostro-
George: Fingiré que no escuché eso.
Gilbert: Qué tal está Emily, Jack?
Jack: Ella está Bien. - Sus mejillas se sonrojaron-
Laura: Oh mira esas mejillas!
Gilbert: Jack está enamorado.
Jack: Búrlense, pero ustedes están peor que yo.
Gilbert: Si, pero ella ya es mi esposa.
Jack: Se nos hará tarde. -Caminó hacia el auto-
Jack: Bien, vamos todos... aún me falta darles la segunda parte de mi regalo de bodas.

Subimos al auto y mi papá comenzó a conducir directo a Avonlea, pero de pronto giró por una curva distinta, decidí no decirle nada y dejarlo seguir. Luego de unos minutos llegamos a una casa muy hermosa y muy grande, ahí sospeché por donde iba la sorpresa. Mi padre se estaciono frente a esta y todo bajamos.

George: Qué les parece?
Gilbert: Es muy linda, señor. Quién vive aquí?
Jack: Aún nadie.
Gilbert: Entonces qué hacemos aquí?
George: Bueno, esta es la sorpresa.
Gilbert: Qué?
Jack: Vivirán aquí!
Gilbert: Qué?
Sebastián: Podrías parar de decir "Qué"?
George: Decidí que lo mejor sería vivir en un punto medio entre Avonlea y Charlottetown, por el trabajo de Gilbert.
Gilbert: Señor, yo... no sé qué decir...
George: Acéptala, hijo. Es lo menos que puedo dar por hacer feliz a mi hija.
Jack: Además yo compré algunos muebles.
Sebastián: Y yo le ayudé a amueblarla.

Entramos a la casa y era simplemente perfecta, casi igual a mi antigua casa, solo que se reducía el número de habitaciones. Después de un pequeño recorrido y que mi tío nos contara la historia de cada mueble y porque lo compro, mi papá decidió que lo mejor sería dejarnos solos.

George: Antes de irme, necesito saber que enserio la aceptas Gilbert.
Gilbert: Señor, yo... claro que si, pero... qué dices tú? - Me miró-
Laura: Yo digo que si.
George: Entonces, no hay problema?
Gilbert: No, no lo hay. Muchas gracias.
George: Es un placer. Jack, Vámonos!
Jack: Irnos? Tan pronto? Yo no me quiero ir.
George: He dicho que nos vamos ya.
Jack: Pero...

Mi papá sacó a mi tío de la casa y Sebastián y Delphine los siguieron. Cuando nos encontramos solos, decidimos ver un poco más detalladamente la casa y después de un largo recorrido, nos sentamos en la sala de estar.

Gilbert: Supongo que la casa es un problema menos.
Laura: Solo falta conseguir personal.
Gilbert: Me encargaré de eso. Mañana que vaya a Charlottetown buscaré algunas personas y las mandaré para que tú decidas si se quedan a trabajar.
Laura: Aún no puedo creer que ya se terminó nuestra luna de miel. Extrañaré tenerte en la casa todo el día.
Gilbert: Y yo extrañaré estar contigo todo el día, pero tengo que regresar al trabajo.
Laura: Lo sé.
Gilbert: Oye, quieres estrenar nuestra recámara? -Me miró con una sonrisa y yo fingí pensarlo un momento-
Laura: Claro.

Lo tomé de la mano y corrí escaleras arriba, pero en un momento él me tomó en brazos y me cargó como una princesa haciéndome reír.

Laura: Qué haces?
Gilbert: Es una tradición.
Laura: Creí que la habías cumplido en Venecia.
Gilbert: Si, pero aquí en nuestra casa también quiero hacerla.

Corrió conmigo en brazos hasta entrar a la habitación, ahí me besó y luego me dejó delicadamente sobre la cama para después seguir con los besos y caricias por parte de los dos.

~Always Been You~ [Gilbert Blythe]Where stories live. Discover now