XIV

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Gilbert, tardo unos minutos y cuando regreso, traía una caja en sus manos. Me sorprendí al verlo, pero no dije nada. Él llegó hasta mí y puso la caja en mi regazo.

Gilbert: Bien, ábrelo.
Laura: Qué estás tramando?
Gilbert: Nada, linda.

Comencé a abrir la caja, pero antes de terminar, un pequeño cachorro se asomó por la caja sorprendiéndome un poco. Era blanco con manchas color miel, unas orejas un poco largas y peludas y tenía una cara tan tierna, por su tamaño, imaginé que no pasaba los dos meses. Lo saqué de la caja y el cachorro rápidamente comenzó a mover su cola.

Gilbert: Te gustó?
Laura: Cariño, es hermoso.
Gilbert: Hermosa. -Me corrigió-
Laura: Oh así que eres hembra. -Miré a la cachorra- Ella era lo que te tenía tan nervioso?
Gilbert: Si. Un amigo del doctor Ward tiene una mascota y tuvo una camada de perros, así que cuando la vi entre todos los demás cachorros, supe que debía traerla a casa. No sabía si te gustaría o no, así que le pedí a la señora Olivia que la escondiera hasta que llegáramos...
Laura: Gilbert, no digas más. Me agrada la idea de tener a alguien haciéndonos compañía.
Gilbert: Enserio?
Laura: Si, cariño.
Gilbert: Eso es bueno, porque ya le compré todo lo necesario.
Laura: Y cómo se va a llamar?
Gilbert: No lo sé. Esperaba que me ayudaras con eso.
Laura: Bueno, ella es muy tierna, así que necesita un nombre tierno. Qué te parece llamarla "Bailey"?
Gilbert: Bailey. -Lo pensó- Me gusta.

Estuvimos jugando y mimando a Bailey hasta que nos dimos cuenta que ya era demasiado tarde. Decidimos subir a nuestra habitación y por supuesto que llevamos a la pequeña cachorra con nosotros. Nos pusimos las pijamas y Bailey nos veía desde la cama. Cuando estuvimos listos, ambos nos acostamos y Bailey se acostó en nuestros pies, para, casi inmediatamente quedarse dormida y unos minutos después, Gilbert y yo también nos quedamos completamente dormidos.
Al día siguiente, me desperté el sentir que alguien lamía mi cara y al abrir los ojos, me encontré a Bailey viéndome fijamente.

Laura: Buenos días, pequeña. -La acaricie y ella comenzó a mover su cola- Tienes hambre? Vamos abajo a darte de comer.

Me levanté de la cama seguida por Bailey. Decidí dejar a Gilbert descansar un poco más y bajé a la cocina. Debido a que Bailey aún era muy pequeña, tuve que cargarla al bajar las escaleras, pues ella aún no podía sola. Al llegar a la cocina, le di a Bailey de comer, para después prepararme un café. Luego de unos minutos, la señora a Olivia entró en la cocina.

Olivia: Buenos días, señora.
Laura: Buenos días.
Olivia: No esperaba encontrarla despierta temprano en un sábado.
Laura: Bueno, alguien tenía hambre y me despertó. -Señale a la cachorra-
Olivia: Es una ternura. Cuando el señor llegó con ella me sorprendí mucho y aún más cuando me pidió esconderla, pensé que a usted no le agradaban los perros y por eso me pidió hacerlo.
Laura: No, claro que no. A mí me encantan los cachorros. Cuando era niña, mi papá me regaló uno, fue mi gran compañero hasta que murió mi mamá, supongo que él no soportó su muerte y días después el perro también murió.
Olivia: Eso es muy triste.
Laura: Lo sé. Después de eso nunca más se me ocurrió la idea de tener otra mascota... hasta ahora.
Olivia: Ya le pusieron un nombre?
Laura: Bailey fue el nombre que nos gustó para ella.
Olivia: Bailey... es muy lindo. Y estoy segura de que Bailey nos alegrará los días a todos.
Laura: Yo también pienso lo mismo.

Estuve, aproximadamente una hora más hablando con la señora Olivia antes de que Gilbert entrara en la cocina.

Gilbert: Buenos días, linda. -Dijo dándome un corto beso-
Laura: Buenos días, cariño.
Gilbert: Buenos días, señora Olivia.
Olivia: Buenos días, señor.
Gilbert: Te levantaste temprano. -Se dirigió a mí-
Laura: Si, Bailey tenía hambre.
Gilbert: Y por qué no me levantaste?
Laura: Es sábado, cariño, quería que durmieras un poco más.
Gilbert: Si, pero...
Laura: Pero nada, debes descansar.
Gilbert: Está bien, linda.
Olivia: Señor, recuerde que hoy por la tarde nos iremos todas para nuestro día de descanso.
Gilbert: Es cierto, tendré listos sus sueldos de la semana antes de que se vayan.
Olivia: Muchas gracias. Regresaremos mañana por la tarde.
Gilbert: Está bien.

Después de desayunar, el resto de la mañana y parte de la tarde, Gilbert y yo estuvimos en el jardín jugando con Bailey. Llegada la tarde, todo el personal se fue después de que Gilbert les pagara la semana y nos quedamos finalmente solos. Acordamos que cocinaríamos los dos para la cena y así fue. Decidimos hacer pancakes, algo fácil y que los dos sabíamos hacer, aunque, ambos hicimos un desastre en la cocina con la harina. Cuando la mezcla estuvo lista, Gilbert se encargo de limpiar toda la harina y yo me encargué de los pancakes. Cuando todo estuvo listo, nos sentamos a cenar entre risas y recuerdos de cuando estábamos en la escuela. Al terminar, yo me encargué de lavar los platos y Gilbert de secarlos. Terminé primero y me senté encima de la barra cerca del lavaplatos para poder seguir hablando con mi esposo.

Laura: El otro día estaba pensando en que casi no recordaba al señor Phillips.
Gilbert: No es como que nos guste recordarlo mucho, era un idiota.
Laura: Exacto. Fue un alivio que la señorita Stacy llegara a salvarnos.
Gilbert: Hablando de ella, el otro día la vi en Charlottetown y te mando saludos.
Laura: Enserio? Qué te dijo?
Gilbert: Bueno, solo hablamos un poco de la boda, me dió las gracias por haberla invitado y nos deseó lo mejor en nuestro matrimonio.
Laura: Que linda! Si vuelves a verla mándale mis saludos.
Gilbert: De acuerdo... Oye, recuerdas tu primer día de escuela.
Laura: Claro que si! Estaba muy nerviosa, toda mi vida estudié en casa y de pronto estaba en camino hacia una escuela.
Gilbert: Deslumbraste a todos ese día... especialmente a mí.
Laura: Enserio?
Gilbert: Claro! Desde la primera vez que te vi estuve enamorado de ti.
Laura: Ni siquiera me habías conocido.
Gilbert: Si, pero, eras muy linda y además inteligente. Cómo no me iba a enamorar de ti?
Laura: Enserio?
Gilbert: Enserio, quise acercarme a hablarte, pero no pude. -Se acercó a mí acomodándose entre mis piernas y abrazándome por la cintura- Además, creí que ibas a rechazarme.
Laura: Nunca hubiera hecho eso.
Gilbert: Lo sé. -Comenzó a repartir besos por toda mi cara hasta mi cuello- Ya inauguramos la cocina?
Laura: Dios mío! Me casé con un adicto al sexo! -Dije riendo-
Gilbert: No soy un adicto! Además, a ti también te gusta.
Laura: Bueno, en eso tienes razón. -Lo besé- Pero, aquí no.

Él me cargó haciendo que enrollara mis piernas en su cintura y entré risas subimos a nuestra habitación.

~Always Been You~ [Gilbert Blythe]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن