XXXIII

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Ya habían pasado dos semanas desde la llegada del bebé y estábamos más que felices, definitivamente la llegada de George había traído alegría a todos en la casa, mi papá, mi tío y Emily nos visitaban diario, Sebastián también venía muy seguido, todos estaban maravillados con el nuevo miembro de la familia.
Hoy, Gilbert tuvo que regresar al trabajo y mi papá estaba ocupado con unos asuntos de negocios, así que estaríamos solos George, Bailey y yo, además del personal de la casa. Bajé con George en brazos a la cocina, como siempre, Bailey nos seguía y ahí estaba Olivia terminando de limpiar algunas cosas.

Laura: Hola.
Olivia: Hola, señora, necesita algo?
Laura: No en realidad... solo quería venir y hacerle compañía.
Olivia: Que amable! Ya terminé de limpiar la cocina y en unas horas iniciaré con la comida.
Laura: Excelente. Puedo ayudarle con la comida?
Olivia: Pero usted acaba de dar a luz, no debería hacer mucho esfuerzo... de echo debería estar en cama.
Laura: El doctor dijo que ya podía levantarme.
Olivia: Aún así no debe esforzarse mucho, así que yo haré la comida.
Laura: De acuerdo, como usted diga. -Reí- Pero ahora, descanse un poco, que le parece ir al jardín?
Olivia: Pero, podría ayudar en otras cosas de la casa... falta limpiar su habitación y...
Laura: Olivia, estoy segura de que no pasará nada si usted descansa un momento.
Olivia: Está bien, señora.

Nos fuimos directo al jardín y al momento de abrir la puerta, Bailey salió corriendo y nosotros nos sentamos en una banca.

Olivia: Señora, podría... claro, si usted lo permite... podría cargar al pequeño?
Laura: Claro que si. -Me levanté y dejé a George en sus brazos-
Olivia: Es un niño muy tranquilo. -Lo miró- Casi no lo oigo llorar.
Laura: Si, él es muy tranquilo.
Olivia: Y es un bebé muy sano.
Laura: Olivia, puedo hacerle una pregunta?
Olivia: Claro que si, señora.
Laura: Usted... el día del parto... me dijo que había tenido un hijo. -Ella me miró con tristeza-
Olivia: Así es, señora.
Laura: Pero recuerdo haberle preguntado si había tenido hijos y usted dijo que su hermana era la que había estado embarazada... Por qué no me contó la verdad?
Olivia: No quería abrumarla en ese momento, usted estaba muy sensible y es una historia muy larga.
Laura: Bueno, tenemos tiempo ahora y si usted gusta yo puedo escucharla.
Olivia: De acuerdo... Yo me casé muy joven, tenía 17 años... mi esposo era granjero, a dos meses de la boda quedé embarazada, mi esposo y yo estábamos muy emocionados por el bebé, preparamos todo con mucho amor para la llegada de nuestro hijo... tuve un parto difícil, estuve en labor por 12 horas, pero mi bebé llegó bien a este mundo, Joseph era su nombre y fue un niño precioso.
Laura: Fue?
Olivia: Murió al mes de nacido...
Laura: Oh por Dios! Como lo siento. -Tomé su mano y ella sonrió, pero unas lágrimas se escaparon de sus ojos- No tiene porque seguir contándome si no quiere.
Olivia: Quiero hacerlo... Joseph murió una mañana de octubre, mi esposo había salido a trabajar la granja y yo me había quedado en casa... una tos horrible atacó a Joseph, yo inmediatamente lo tomé en brazos y comencé a hacer de todo para que la tos parara... cuando creí que lo había logrado, mi hijo estaba pálido y no respiraba... salí rápidamente a buscar a mi esposo y ambos fuimos con el doctor, al llegar, el doctor dijo que no podía hacer nada, mi hijo había fallecido en mis brazos y sólo su pequeño cuerpo llegó al pueblo... se organizó un funeral muy privado, solo nuestras familias... y todos me culparon por la muerte de mi hijo... mi familia nunca más volvió a dirigirme la palabra al igual que la familia de mi esposo y él... él se alejó lo más que pudo de mí, seguimos casados hasta 1887 cuando él murió, pero hasta el día de su muerte, no dejó de reprocharme que yo había tenido la culpa de la muerte de nuestro hijo, nunca más volvió a ser el mismo hombre del que yo me había enamorado... después de que él murió yo comencé a trabajar, era lo único que me quedaba hacer, trabajé en 2 casas más, antes de llegar aquí con ustedes.
Laura: Y cuál fue el diagnóstico de el fallecimiento de Joseph?
Olivia: Tos ferina... -Ella comenzó a llorar- Yo... yo intenté evitar la muerte de mi hijo, señora... le juro que lo intenté... y no juzgo a nadie por culparme, porque hasta yo misma me culpo... yo debí de haber...
Laura: No fue su culpa, usted no lo sabía. -La abracé- Estoy segura de que su hijo sabe que usted intentó todo para salvarlo... pero, por favor, no se culpe, fue horrible tener que pasar el fallecimiento de su hijo y además sola... sin apoyo de su familia y de su esposo.

Ella estuvo llorando mucho tiempo y yo la consolaba, entendía que se había guardado ese sentimiento todo este tiempo y era momento de que se liberara de eso, cuando terminó de llorar me dió las gracias y seguimos hablando unos minutos más antes de que ella se levantara para hacer la comida, yo estuve en el jardín con George y Bailey un momento más, hasta que a George tuvo hambre y subí a la habitación para poder darle de comer, después él se quedó dormido y yo bajé a comer. Grace, Olivia y las demás comieron conmigo, pues yo no quería estar sola en el comedor, después de eso, el resto de la tarde y parte de la noche transcurrió tranquila, alimenté a George un par de veces más, cuando se quedó dormido, bajé a la sala de estar para esperar a Gilbert, pero pasadas las 10 de la noche, me levanté y me dirigí hacia la habitación, supuse que él tenía mucho trabajo y que llegaría más tarde, así que, me puse la pijama y luego me acosté a dormir.

~Always Been You~ [Gilbert Blythe]Where stories live. Discover now