XXI

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ºNarra Lauraº
Para el lunes ya me sentía mucho mejor, después de haber pasado todo el domingo en la cama, tenía demasiada energía para hoy, así que, me levanté y ayudé a preparar el desayuno de Gilbert, hoy me iría con él al pueblo, ya que, había acordado ir con Diana a recoger su vestido de novia y después de tanto insistirle a mi esposo, me dejó ir con la condición de que me cuidaría demasiado y no caminaría tanto. Él llegó a la comedor y desayunamos juntos, cuando terminamos, le informamos al personal que los dos nos iríamos, pero que yo regresaría más tarde con Diana. Salimos de la casa y cuando llegamos al pueblo, Diana, ya estaba esperándome.

Diana: Laura! Que bueno que ya llegaste! Te sientes bien?
Laura: De maravilla, Diana.
Gilbert: Diana, cuídala bien, por favor, no dejes que camine mucho o haga demasiados esfuerzos.
Diana: No te preocupes, Gilbert. Recogemos el vestido y regresamos a casa.
Gilbert: De acuerdo. Y tú, linda, por favor antes de que se vayan, llegas al consultorio para avisarme, está bien?
Laura: Claro, cariño.
Gilbert: Entonces las veré luego. -Me dió un beso en la frente- Adiós.
Laura: Hasta luego.

Diana y yo comenzamos a caminar en dirección a la tienda de vestidos del pueblo y cuando llegamos, una mujer nos hizo pasar para esperar a que trajeran el vestido de Diana.

Laura: Nerviosa?
Diana: Demasiado, quiero que el día de mi boda sea perfecto y el vestido es una parte fundamental para eso.
Laura: Qué te preocupa?
Diana: No verme como la novia soñada.
Laura: Diana, te aseguro que te verás hermosa... Ya eres hermosa! Ahora imagínate con tu vestido blanco y un hermoso peinado, caminando hacia el altar en donde te espera Fred.

La señora llegó con una caja enorme, la abrió y le mostró el vestido a Diana, que lo veía emocionada, después volvió a guardar el vestido y Diana le entregó el dinero para poder irnos de la tienda. Al salir, fuimos directo al consultorio de Gilbert para avisarle que ya nos iríamos y cuando llegamos, no había nadie en el recibidor, así que nos quedamos esperando.

Laura: Quisiera ir a ver unas cosas por el pueblo...
Diana: No, Laura, recuerda que Gilbert dijo que solamente me acompañarías por el vestido e iríamos de vuelta a tu casa.
Laura: No es para tanto, ya estoy bien...
Diana: De todos modos, nos iremos a tu casa después de avisarle a Gilbert.
Laura: Pero...

Alguien llegó al recibidor interrumpiéndonos, era una mujer joven y bella, un poco más baja que yo y de cabello castaño. Ella nos veía muy mal a mí y a Diana.

X: Necesitan algo?
Diana: Si, venimos a ver al doctor Blythe.
X: El doctor Blythe tiene pacientes, está muy ocupado.
Laura: Cuál es tu nombre?
X: Soy Lucy, la asistente del doctor.
Diana: Mucho gusto Lucy, verás, nosotros tenemos que ver al doctor.
Lucy: Tienen que esperar su turno, el doctor es un hombre muy ocupado. Deme su nombre para darle su turno.
Diana: Yo soy Diana y ella es Laura Blythe, esposa del doctor Blythe.

Cuando Diana dijo eso, la joven me miró más mal de lo que antes ya me veía, y se notó que no le agradé para nada.

Lucy: Así que usted es la esposa del doctor?
Laura: Si, así es.
Lucy: Él nunca me comentó que tenía esposa y mucho menos que esperaban un bebé.
Diana: Pues ahora ya lo sabe. Ya puede dejarnos pasar?
Lucy: Iré a avisarle.

La joven entró al consultorio de Gilbert y en pocos segundos él salió a vernos.

Gilbert: Hola, linda.
Laura: Hola, cariño.
Gilbert: Ya tienen el vestido?
Diana: Acabamos de recogerlo.
Laura: Solo venía a avisarte que ya nos vamos.
Gilbert: Está bien. No hay muchos pacientes hoy, así que, probablemente estaré temprano en casa.
Laura: Bien.
Gilbert: Entonces, nos vemos. -Me dió un corto beso en los labios y luego se agachó a la altura de mi vientre y dejó un beso en este- Y adiós para ti también.
Laura: Adiós.

Salimos del consultorio y subimos al carruaje para irnos inmediatamente a casa y cuando llegamos, subimos a la habitación para que Diana pudiera probarse su vestido, ella entró en el vestidor y unos minutos después, salió con el vestido blanco puesto.

Laura: Ay Diana!
Diana: Me veo bien?
Laura: Estás hermosa!

Diana, se miró en el espejo y unas pequeñas lágrimas bajaron por sus mejillas. Cuando terminó de probarse el vestido, volvió al vestidor y lo guardó en su caja para dejarlo ahí, pues habíamos planeado, que ella se arreglaría en mi casa el día de su boda. Después, bajamos a la sala de estar, para esperar a que Fred llegara por Diana.

Diana: Te sientes bien?
Laura: Si, claro. Por qué?
Diana: Te notó algo extraña. -Y yo comencé a llorar- Qué pasa?
Laura: Es que la asistente de Gilbert es hermosa.
Diana: En mi opinión es una joven muy grosera.
Laura: Pero es muy hermosa, hay que admitirlo y además Gilbert está casi todo el día con ella y nunca le había contado de mí o de nuestro bebé.
Diana: Tal vez se le pasó ese detalle.
Laura: Y si él la quiere a ella?
Diana: Querida, él jamás va a dejar de amarte y nunca te engañaría con alguien como esa joven.
Laura: Ay claro que si! Porque ella es más joven y más hermosa y yo estoy gorda y fea.
Diana: No, no estás gorda y mucho menos fea, Laura. -Se acercó a abrazarme-
Laura: Diana, mírame, me estoy inflando como un globo!
Diana: Es por el embarazo, querida, ya verás que en cuanto nazca el bebé la panza se irá.
Laura: Cuando eso pasé, Gilbert ya no va a quererme.

En ese momento alguien tocó a la puerta y unos segundos después, Fred entró en la sala.

Fred: Ya llegué... -Me miró- Por qué estás llorando, Laura?
Diana: Cariño, hoy tuvimos un encuentro muy desagradable con alguien.
Fred: Con quién?
Laura: Con la asistente de Gilbert. -Lloré más-
Fred: Con Lucy?
Diana: La conoces?
Fred: Claro! La conocí el día que fui por el doctor Ward, es una joven muy agradable.
Diana: Pues no para nosotros. Por qué no me contaste de ella?
Fred: No creí que te importara tanto.
Diana: Por culpa de ella, mi amiga está así.

Se escuchó la puerta principal abrirse y luego el grito de Gilbert avisándome que había llegado, Fred, le dijo dónde estábamos y él llegó a la sala de estar y al verme llorar se acercó rápidamente a mi.

Gilbert: Linda, qué pasa? -Intentó abrazarme-
Laura: No me toques, Gilbert!
Gilbert: Pero por qué? Qué hice?
Laura: Nada, no hiciste nada!
Fred: Los dejaremos solos, necesitan hablar.
Diana: Gilbert, más te vale que arregles esto. -Me abrazó- Si necesitas algo, no dudes en avisarme, querida.
Laura: Gracias, Diana.

Ellos se fueron y nosotros nos quedamos solos en la sala de estar.

Gilbert: Linda, me dirás por qué lloras?
Laura: Te gusta tu asistente, verdad?
Gilbert: Qué?
Laura: Hoy, tu querida Lucy, nos trato muy mal a mí y a Diana, además me dijo que nunca le dijiste que eras casado y menos que esperábamos un bebé!
Gilbert: Linda, por eso lloras?
Laura: Me vas a dejar por ella, cierto?
Gilbert: No, claro que no, yo solo te amo a ti.
Laura: Y entonces por qué no le dijiste?!
Gilbert: Porque me pareció que ella se había dado cuenta, siempre llevo mi alianza al trabajo.
Laura: Pues no lo hizo.
Gilbert: Linda, ven aquí. -Me abrazó- Eres la única mujer que amo y que seguiré amando por el resto de mi vida y no necesito a nadie más, tú me haces perfectamente feliz.
Laura: Enserio?
Gilbert: Enserio -Limpió mis lágrimas- Te prometo que hablaré con Lucy y arreglaré esta situación, de acuerdo?
Laura: De acuerdo.
Gilbert: Te amo, linda.
Laura: Y yo te amo a ti. -Dije y él me besó tiernamente-

~Always Been You~ [Gilbert Blythe]Where stories live. Discover now