Give me a chance. -Justin Bieber y Tu- -FanFiction- (Terminada.)

Capitulo setenta y uno.

Capitulo setenta y uno.

Me separe de Olivia quedándome a su lado pero viendo a la persona que tenía en frente. Mis ojos le miraron como si esto fuese una maldita alucinación. Mama arrastro sus ojos por todo mi cuerpo y yo hice lo mismo, contemplando aquel hermoso vestido,  pero ella no parecía contemplarlo más bien estaba lanzándole bolas de fuego.

“Lo siento _____, ella llamo por móvil y pregunto por ti, le dije que dormías pero no me creyó y se presentó aquí, no pude cerrarle la puerta en la cara así lo intentase.” Aclaro mis preguntas Olivia en un murmuro solo para que yo la escuchara. Pude ver como de culpable se sentía pero ella no tenía la culpa de nada, mama no había confiado en mí. Asentí a lo que ella decía sin apartar los ojos de Clarise.

“¿Esa es tu  ropa de dormir?” Hablo con cuidado acercándose a donde me encontraba. “Que caro ha de haber salido tu pijama esta noche, ____ ¿Fue un regalo de Oliva?” El sarcasmo caía de cada una de sus palabras.

“Mama yo…” Mi rostro ardió como los mil demonios haciéndome callar. Lleve una mano hacia mi mejilla que ahora debería de estar roja. Sentí a Olivia chillar a un lado mío y un dos por tres estaba abrazándome y colocándome detrás de su cuerpo.

“Lo siento señora, pero no voy a permitir que le pegue así a _____ delante de mí y en mi propia casa.” Defendió mi amiga. Yo aún estaba en estado de shock tocando mi mejilla como si fuese algo de no creer, y lo era, al menos para mí lo era, la única persona que me había levantado la mano había sido mi violador y autor de mis traumas psicológicos.

“Hazte a un lado, Olivia. _____ es mi hija y hago lo que quiero con ella.”

“Oliv.” Logre encontrar mi voz y la llame en cuanto ella iba a empezar a hablar, lo último que necesitaba es que mi madre y mi amiga comenzaran a pelearse. “Déjame hablar con ella.”

Me miro como si tuviese dos cabezas. “¿Estas segura, _____?” Pregunto por lo bajo.

Asentí. “Lo estoy, ve arriba, en un rato subo.” Le avise para dejarle más tranquila. Ella me miro por varios segundos como si acabase de perder el juicio y luego miro a mi madre. Termino subiendo las escaleras diciendo que la puerta estaría abierta para mí.

“Qué vergüenza de hija.” Fueron las primeras palabras que salieron de sus labios. “¿Cómo te atreves a mentirme así, _____? Me has tomado por tonta todo este tiempo, que patética eres y yo que pensé que tenía una hija diferente, veo que me equivoque. “Sus ojos me miraron con desprecio y eso le causo un poco más de daño a mi corazón. Era mucho para una noche, por favor. “¿A ti te parece corrector andar con ese drogadicto, _____? ¡Respóndeme maldita sea! ¿Te parece correcto, eh?” Su tono de voz aumento. Negó. “No tienes cara, tu realmente no tienes cara. “

Enarque ambas cejas viéndole de brazos cruzas en mi sitio y cuidando que ninguna lagrima cállese.

“Vale, si tanta vergüenza te doy, entonces te voy a pedir que no te metas en mi vida.” Fue todo lo que dije. Me costó encontrar mi voz pero al fin pude hacerlo. “Y, que aprendas a conocer a las personas antes de hablar de ellas.”

Rio. “Por favor, _____. No seas estúpida ¿quieres? No me interesa conocer a un niñato como el, que en lo único que puede llegar a pensar es en sí mismo, su dinero y la droga que consume. Solo estúpidas como tu están cegadas por un poco de belleza como para notar el pedazo de mugre al que idolatra. Eso no es un ídolo, no me vengas con ridiculeces.”