Ángel del Destino

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Contraria a la creencia popular, no todos tenían un hilo rojo que los conectaba a sus almas gemelas. Y esto era porque dicho hilo debía ganarse.

En una reencarnación debías amar con todo el corazón, y en las siguientes tu alma y la de tu persona amada estarían conectadas. Aunque la muerte los haya separado, el hilo era una garantía que en próximas vidas volverían a encontrarse.

Ishigami Senku no tenía hilo rojo.

Y eso solo complicaba todo para su cupido personal, el ángel del destino: Tront.

Era uno de los mejores ángeles del destino, así que cuando le asignaron a Ishigami Senku estaba muy confiado en que él solo sería otro número añadido a su cadena ininterrumpida de victorias.

Pero aquí estaba ahora revolviendo sus rizos rubios con desesperación mientras veía a Senku rechazar otra confesión de amor.

¡¿Cómo era posible que una vez más hubiera fracasado en sus intentos de conseguirle pareja?!

Volvió al Paraíso lloriqueando sin parar, caminando cabizbajo con sus alas caídas a dar su reporte. Reporte de otra derrota.

—¿De nuevo fallaste? —El ángel administrador lo miró con desaprobación—. ¿No qué eres de los mejores cupidos? Ya llevas años en el caso de Ishigami Senku…

—Primero, no me llames cupido, soy un ángel del destino. —Alzó la barbilla orgullosamente—. Segundo, ¡estoy haciendo todo lo que puedo! ¡No es mi culpa que me hayan asignado a la persona más anti-romance que existe!

—¿Si sabes lo que pasará si no logras encontrarle chica pronto, no?

El ángel Tront apretó la mandíbula, viendo pasar pequeñas esferitas de luz a lo lejos en el jardín. Almas esperando por nacer.

La mayoría de los diminutos seres de luz eran de colores azules, amarillos, rosados, rojizos, anaranjados y violetas, cada una con su propio brillo, pero había un alma en particular de un color blanco puro. Ese era el color de un alma que nunca había nacido, una que nunca tuvo la oportunidad de ver el mundo y menos de reencarnar, una que jamás había siquiera "encarnado".

—Sí, sí —contestó de mala gana al ángel administrador—. Sé que esa alma tiene que nacer como hijo o hija de Ishigami Senku para salvar al mundo o lo que sea. —Suspiró pesadamente—. Me lo dices siempre que falló… o sea que me lo has dicho muchas, muchas veces.

—Y no me cansaré de repetirlo, Tront. Esa alma es muy importante, ¡tiene que nacer lo antes posible! Debes hacer que su padre encuentre una madre para ella.

—Lo sé, lo sé —masculló amargamente.

Se marchó con los puños apretados.

¡Él no tenía idea de lo difícil que era su trabajo! ¡Nadie tenía idea de todo lo que había tenido que soportar como cupido de Ishigami Senku! Eh… ángel del destino, más bien.

Bufó mientras rebuscada en los archivos celestiales información respecto a las vidas pasadas de Ishigami Senku.

Ya había mirado los archivos mil veces pero nunca obtenía nada. El hombre tuvo trece reencarnaciones y nunca se casó, siempre estuvo dedicado al conocimiento y la ciencia.

One-shots SenHakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora