La curiosidad mató al cebollín

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(Spoilers de la saga de la Isla del tesoro).

Estaban en la isla del tesoro, sus compañeros habían sido petrificados, los cuatro que quedaron se toparon con una chica llamada Amaryllis, se enteraron de algunas cosas, como que tenían oportunidad de robar el arma petrificadora infiltrándose en el harem del jefe de la aldea, y recuperaron el laboratorio al igual que a dos aliados extra, Suika y Ginro.

Amaryllis los llevó a una cueva para que pudieran esconderse, la cueva Zafiro, y ya en ella Senku preparó maquillaje para ayudar a Kohaku a ser seleccionada para el harem. Y, como sobró maquillaje, a Amaryllis se le ocurrió lo que Senku solo podría llamar como "plan siniestro".

Quería disfrazar a uno de los chicos para infiltrarlo en el harem.

Por una vez, Senku tuvo suerte y su voz grave y masculina lo dejó fuera de la lista. Gen también se salvó por ser demasiado alto, pero Ginro no corrió esa suerte.

Mientras Amaryllis y Kohaku terminaban de obligar a Ginro a disfrazarse como chica, de repente los sentidos de cazadora de Kohaku se activaron y corrió a tomar sus cuchillos.

—¡Alguien se acerca a la cueva! —gritó, poniéndose en guardia.

—¡¿Qué?! ¡No puede ser! ¡Solo los de mi aldea la conocen! —exclamó Amaryllis, pálida.

Todos se tensaron, viendo como unas burbujas se acercaban poco a poco a la orilla, hasta que un viejito con una larga barba, capucha y un bastón surgió del agua, tosiendo profundamente.

—¡Oh, es el ermitaño! —Amaryllis suspiró aliviada al reconocerlo.

—¿El ermitaño? —Senku la miró confundido.

—Es un hombre que no vive en ninguna aldea y solo se la pasa mendigando comida, nadie sabe dónde vive exactamente... Espere, ¿no me diga que vive aquí? —preguntó, nerviosa.

—A veces sí, a veces no —contestó el anciano, con voz rasposa—. Planeaba dormir aquí hoy, pero con tantos jóvenes escandalosos parece que no se podrá. —Frotó sus sienes con cansancio—. O quizás debería avisarle a los guardias que me robaron mi lugar...

—¡Por favor no haga eso! —A Amaryllis casi se le sale el corazón de solo pensarlo—. ¡Le juro que necesitamos la cueva por una buena causa!

—¿En serio? Pues cuéntenme, ¿de qué se trata? —Los miró muy interesado.

No tuvieron más opción que decirles todo su plan de robar el arma petrificadora para liberar a la Isla de la tiranía del cabeza de la isla, a lo que el ermitaño soltó una risa baja y retorcida que hizo que todos ellos se estremecieran.

—Estas generaciones jóvenes no saben nada de los cuentos que se han transmitido de boca en boca... ¿Cómo van a robar un arma que nunca han visto? —Rio misteriosamente.

—Sabemos que la tiene Kirisame, pero... ¿acaso usted alguna vez la vio? —preguntó Amaryllis, sospechando algo por el tono misterioso del ermitaño.

—No solo la he visto... tengo una muy parecida.

Apenas dijo eso, todos lo miraron con los ojos muy abiertos y exclamaciones de sorpresa, y el más interesado por supuesto que fue Senku.

—¿A qué se refiere con que tiene una? —Se acercó al hombre con las manos temblándole de emoción y una sonrisa comenzando a formarse—. ¿La tiene aquí mismo?

—Oh, claro, claro... —Metió una mano bajo el manto que usaba como capucha y sacó una pequeña pieza que solo podría describirse como tecnología increíblemente avanzada con una forma extraña parecida a un pretzel o algo así—. Ha sido transmitida de generación en generación por mi familia...

One-shots SenHakuWhere stories live. Discover now