Toda la vida

1.4K 100 66
                                    

Esta navidad iba a ser ligeramente diferente a las navidades de años anteriores.

En vez de hacer una gran fiesta con todos sus amigos, los Ishigami iban a pasar la navidad en una cena más discreta, solo con sus familias.

Como la cena sería en casa de Senku y Kohaku, los dos tuvieron que dedicarse a decorar todo con ayuda de sus dos hijas.

Normalmente no eran muy aficionados a las festividades, pero la navidad era diferente. Senku tenía un punto suave por esta fecha, y Kohaku amaba poder pasar tiempo junto a sus familias. Sus hijas crecieron también amando la época, tal vez porque siempre las mimaban de más cada fin de año.

Y ambas también disfrutaban de decorar la casa... quizás demasiado.

—¡Yo quiero poner la estrella en la cima del árbol! —pidió la menor, Shizuku (de nueve años), brincando en su sitio con una sonrisa emocionada.

—De ninguna forma, pulga, siempre he sido yo la que pone la estrella. —Tsukiku, de dieciséis años, abrazó la estrella protectoramente contra su pecho—. Que el año pasado te haya dejado no quiere decir que ahora tú seas la encargada.

—Pero yo quiero. —Le puso ojitos de gatito regañado y Tsukiku sintió su determinación desmoronarse.

—T-te dije que no, pulga. No insistas.

—Niñas, ¿ahora qué les pasa? —Kohaku entró a la sala cargando unos bastones de caramelo gigantes de plástico—. Tsukiku, ¿no estás peleando con tu hermanita, verdad?

—¡¿Por qué siempre crees que soy yo la que está peleando?!

—Tú eres la mayor, deberías cuidarla en vez de discutir con ella. —Dejó los bastones contra una pared.

—¡No estamos discutiendo!

—¡Mami, mi nee-chan no me deja poner la estrellita en el árbol! —Shizuku corrió a abrazarse a la falda de su madre—. Y de verdad quiero hacerlo, ¿no puedo? —Sus ojos color carmín brillaron hermosamente mientras le sonreía a su madre de forma encantadora.

—Aw, claro que puedes. —Acarició su ondulado cabello blanco-verdoso.

—¡P-pero siempre las he puesto yo! —Tsukiku siguió quejándose.

—¿Y ahora qué está pasando con estas leonas problemáticas? —Senku bajó a la sala con una mirada curiosa, quitándose la bata de laboratorio y poniéndose un suéter verde lleno de bordados navideños y además cosas científicas como tubos de ensayo y símbolos numéricos, regalo de Shizuku del año pasado.

—¡Ya te he dicho que no nos digas leonas! —gruñó Kohaku lanzando fuego por la boca.

—Por favor, Kohaku, toda la vida te he dicho así. —Rascó su oído con el meñique.

—¡Y toda la vida voy a quejarme!

—¿Me podrían decir qué sucede? ¿Estás molestando a la leonita, Tsukiku?

—¡¿Tú también asumes que es mi culpa?! Ja, es esa pulga la que quiere romper la tradición. —Cruzó los brazos con molestia.

—Solo quiero poner la estrella en el árbol, papi. —Shizuku de inmediato se abrazó a una pierna de Senku, que sonrió como un idiota y acarició su cabello con ternura.

—Muy bien, no veo porqué no.

—Traidores. —Tsukiku miró mal a los dos.

—Bueno, no tiene que ser el árbol principal, compraré otro para la leonita. —Cargó a Shizuku en brazos (con dificultad) y fue a buscar las llaves de su auto, mientras Kohaku y Tsukiku lo miraban boquiabiertas.

One-shots SenHakuWhere stories live. Discover now