|Capítulo 29: Criatura del infierno|

219 23 261
                                    

 —Tuve que expulsar esa estrella

para poder ver a mi nuevo hijo.

Cada uno de sus grandes ojos

me siguieron como si me conocieran.

me siguieron como si me conocieran

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Lucio no estaba muerto.

Reina lo sabía, al principio dudó, pero después de ver lo imposible transformarse entre las manos de ese muchacho lo confirmó. Al despertar esos monstruos aún apretaban sus extremidades como grilletes de cemento helados, y los sentía hablar, respondían entre gruñidos a una voz lejana. Seguían órdenes de una quimera de un rango mayor, ella no necesitaba ser adivina para saber quién era.

Lo vio a través de la oscuridad de la bolsa de tela, como la luz cegadora que aparece al final del túnel, un reflejo deformado que le hirió las retinas con el peso de la realidad. La trasladaban en un vehículo que tenía una pequeña pantalla incorporada en el asiento del copiloto. Ahí vio a Mare, se alzaba sobre una tarima con su uniforme impoluto lleno de medallas y daba un comunicado a nivel nacional, se pronunciaba en contra de la corrupción policial, y anunciaba el arresto de la oficial especial que había estado detrás del caso de los cadáveres con claros signos de descomposición.

Al parecer había sido la única implicada viva, la culpable a la que todos aprovecharon para señalar cuando asesinó a su compañero de crimen, en una pelea dentro de su departamento, la noche anterior.

Aún buscaban al resto, de existir alguno.

Por supuesto que el comisario Marcel Blanco se había llevado todo el crédito.

Escuchar las atrocidades dichas por su asquerosa boca provocó que ella se pusiera a gritar, un rugido ardiente arrancado desde el fondo de su garganta, en medio del auto tiró de sus ataduras, con una fuerza por momento incomprensible que le fragmentó las muñecas. Las quimeras a sus dos lados se tensaron ante la amenaza, razón por la que tardaron en reaccionar. Uno de ellos estampó el puño contra su rostro y el otro le dio un golpe brutal en la nuca que podría haberla matado, lo sintió retumbar en su interior, antes de hundirse en una densa nube de oscuridad.

Los escenarios desfilaron frente a sus ojos, unidos entre sí por los fragmentos de su memoria que la otra le permitió observar. Cual tormenta eléctrica un rayo partió la superficie de su conciencia, se encontró parada en medio de un reducido cubículo, cuyas paredes se habían convertido en espejos. El reflejo de cada esquina dividía una parte de ella, y dos Reinas se observaban con diferentes expresiones en la misma cara, la tercera le daba la espalda, y tenía sus manos atadas entre gruesos grilletes.

Era la criatura de sus pesadillas, sus huesos prominentes estiraban la ropa en su extrema altura y delgadez, tamborileaba con sus largas uñas el cristal.

Nos la hizo, el infeliz —gruñó colérica la de labios rojos y brazos cruzados sobre el pecho—. Nos tiene justo donde quiere. ¿Se te ocurre alguna idea para solucionar esto o solo vas a llorar, para variar?

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]Where stories live. Discover now