|Capítulo 38: Cambiaformas original|

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—Porque eran las pesadillas,

lo único que me correspondía

en esa repartija inútil

de fragmentos de realidad.  

—El tipo se llama Lorenzo Vega, tiene 45 años y trabaja en la jefatura de la policía, era la mano derecha de Mare —explicó Alexandra, su voz hizo eco en la biblioteca que utilizaban como búnker secreto—

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—El tipo se llama Lorenzo Vega, tiene 45 años y trabaja en la jefatura de la policía, era la mano derecha de Mare —explicó Alexandra, su voz hizo eco en la biblioteca que utilizaban como búnker secreto—. Y también lo ayudaba a detectar a los empleados no tan fieles.

Desde el apoyabrazos del sillón Génesis la vio recoger su cabello platinado con frustración, estaba sentada al revés en la silla mientras envolvía las piernas alrededor del respaldo con los ojos clavados en algún punto lejano, alzaba el labio del asco cuando mencionaba al Original, pero no estaba segura de que fuera consciente de eso.

Después de que lograron ponerle las manos encima a ese hombre que estuvo muy poco dispuesto a colaborar. A Génesis no le gustaba usar la violencia contra los humanos, porque le parecían asquerosamente débiles, pero tuvo que noquearlo para poder trasladarlo, y ambas lo llevaron en un taxi, donde Hole le dijo al chofer que su padre era un hombre que no sabía controlarse con el alcohol.

Ese tipo era su única pista sobre el paradero de Luís, y lo necesitaban consciente, por eso le estampó una fuente de agua helada para despertarlo una vez lo ataron a una silla en una de las habitaciones. Mikaela había cubierto de plástico los muebles, una medida exagerada que evidenciaba lo mucho que detestaba limpiar sangre.

En su recuerdo la presa había empezado a revolverse apenas despertó de su desmayo, olía a alcohol y cigarrillos, mezclado con sudor, arrugó la nariz. El hombre continuaba sin hablar del asunto, soltaba insultos y los amenazaba de muerte diciendo que tenía contactos pesados dentro de la federal. Un golpe en su nuca hizo que se quedara quieto debido al aturdimiento, mientras Mikaela se arremangaba la camisa con pulcra lentitud. La araña de bronce del techo llenaba de sombras su cara, ella se sorprendió de ver que tenía un brillo insensible en los ojos dorados.

—Buenas noches, caballero. —Utilizó su voz suave sin dejar de lado aquel matiz provocador, hasta la propia Génesis se tensó—. En otro momento me habría presentado como corresponde, pero me temo que hoy no tengo paciencia suficiente

—¿Quién carajo los manda? —ladró él, aunque podía sentir el miedo presente en su cuerpo—. Me queda claro que las basuras humanas como ustedes no son conscientes del problema en el que se están metiendo.

Seguía diciendo lo mismo, aquello hizo reír al recolector que terminaba de ajustar una venda alrededor de su mano, un sonido cruel y sin gracia que venía directo de la violencia con la que impactó un golpe brutal en su cara.

—Sabemos quién sos, pero no cometas el error de asumir alguna cosa sobre nosotros porque me temo que hace años dejaron de sernos útiles esas leyes, oficial. —Se burló al final, tenía una gruesa pieza de metal entre los nudillos, lo supo por el ruido que hizo y el corte que abrió en su mejilla—. No estamos vivos, pero existimos y me atrevo a decir que podemos hacer un mejor trabajo que vos.

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن