|Capítulo especial: El primer regalo|

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(Este apartado no modifica en nada a la trama principal, pero profundiza un poco en la relación de Génesis y Mikaela. ¿Recomiendo leerlo? Sí, porque ellos son hermosos, pero podés pasar de él si eso es lo que querés 

 ¿Recomiendo leerlo? Sí, porque ellos son hermosos, pero podés pasar de él si eso es lo que querés ❤) 

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—Vamos a hacer compras por las fiestas, no es pregunta. 

Génesis no comprendía la necesidad que tenía ese hombre de resultar siempre tan insoportable. Parecía intuir su molestia a metros de distancia, y al contrario de lo que cualquier ser con neuronas haría, él se acercaba a picarle con sus comentarios burlones para lograr sacar de ella alguna palabra, cualquiera que pudiera romper el silencio abierto en la habitación.

También sabía que ese era su método para lograr que ella cediera, él no tenía ni un pelo de imbécil, a pesar de verse y actuar como uno, pero esa vez había ido demasiado lejos, su paciencia llegó al límite. Mikaela tuvo el descaro de arrastrarla fuera de la cama a punta de gritos.

La había abordado sin piedad alguna, su voz estridente sonaba incluso en el interior de su cerebro. Mientras ella intentaba contenerse para no mandarlo a volar con sus frases eternas, él ya se había vestido con unos pantalones claros, se desabrochaba varios botones de la camisa con motivos floreados y acomodaba su cabello en una larga trenza. Incluso tenía una flor adherida al comienzo de su peinado.

A pesar de la complejidad de su vestimenta, se preparó rápido y Génesis apenas había tenido la oportunidad de protestar.

La arrastró hasta un lugar lleno de personas y luces cegadoras, su visión no tardó en acostumbrarse para observar con atención todos los adornos y curiosidades que se podían encontrar en el enorme centro comercial, pero como era de esperarse, el ojo vigilante de Mikaela no duró mucho. La muchacha se perdió entre las personas apenas se descuidó por entrar en un local que vendía zapatos.

Tras empujar a varias personas, Génesis logró salir del gentío gracias a la visión de algo que le había llamado la atención de forma poderosa.

El enorme pino en el medio del predio arañaba la cúpula, no había espacio sin decorar entre las ramas brillantes del árbol de navidad. Se acercó hasta que se dio cuenta de donde estaba. Al bajar la mirada notó la baranda del balcón del primer piso.

No recordaba haber subido escaleras.

—¿Qué pasa? ¿Jamás viste un mamotreto así de grande?

Su voz la sobresaltó y por un momento recordó la molestia que le causaba su presencia, sin embargo, con el árbol brillante frente a sus ojos la misma no parecía ser tan grande.

Mikaela apoyó la espalda contra la baranda y la observó por encima de los lentes oscuros que mantenían ocultos sus ojos dorados.

—Es una pérdida de tiempo —soltó ella, tras hacerlo se inclinó un poco más, como si quisiera verlo más de cerca.

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon