|Capítulo 43: Los muertos no tienen perdón|

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—Obtuve un cuerpo, y lo modifiqué

tantas veces que la historia obtuvo mi forma.

Bajo mi influencia un rumor poderoso

podía convertirse en la verdad. 

Su mente bullía junto al rugido del viento que agitaba su cabello, se sentía pesado como el mármol frío, anclado a la dolorosa realidad

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Su mente bullía junto al rugido del viento que agitaba su cabello, se sentía pesado como el mármol frío, anclado a la dolorosa realidad. Y, aun así, Mikaela miraba el rostro sereno de ella como si buscara la manera de entrar en el subconsciente para encontrar una respuesta: ¿Por qué? ¿Por qué Hole parecía estar tan tranquila? ¿Por qué habían aparecido esas manchas violetas en su piel? ¿Por qué su sangre le quemaba las manos? ¿Por qué las amalgamas no habían querido atacarla? Como si ella, en medio del asfalto lleno de cadáveres, tuviera la respuesta a alguna de sus preguntas. Parpadeó para aislar las lágrimas e intercambió todas esas dudas por una sola:

¿Cómo?

Hole estaba en su regazo con un hueco en el pecho, le había sonreído como si estuviera a punto de irse a dormir, a pesar de que su cuerpo se pudría.

Se pudre.

Génesis no lo había notado. La oscuridad cerniéndose sobre ellos lo ahogó. Hole no respiraba, Mikaela sintió una punzada en el pecho, él sabía la respuesta a esa pregunta, pero no quería decirla, no quería ser consciente de lo que acababa de suceder, suficiente lo había arruinado ya.

Él inició la pelea con sus palabras, el círculo de amalgamas se había dispersado cuando cortó la primera cabeza, la observó rodar por el suelo tan solo un instante y al siguiente la oscuridad lo había cubierto todo por completo. Se había alejado de Génesis, y todos los monstruos reaccionaron ante su presencia, rodeándolo. Eran más de los que podía manejar solo, lo supo cuando apareció esa bestia ciega con la espada dentada repleta de sangre, se mantenía alejada del conflicto principal y se aprovechaba de que intentaba defenderse de los demás. Así lo cortó en la unión de la rodilla con su hoja envenenada, luego hizo lo mismo con el pecho, en la garganta y por último en el rostro.

Encontraba sus puntos débiles con demasiada rapidez, mientras que él se volvía más lento, y la sangre de las amalgamas empapaba su camisa, su ropa entera. Hole estaba con él, le cuidaba la espalda mientras su guadaña consumía las sombras. No trataban de dañarla como a él, no reaccionaban igual ante sus golpes, sin embargo, esa bestia de la espada utilizaba la oscuridad para esconderse, y había intentado apuñalarlo por la espalda cuando...

Hole se interpuso en el camino.

—¿Por qué? —Fue lo único que la quimera preguntó al verla de frente, con dolor, como si la conociera.

Mikaela no comprendió, los globos oculares de esa bestia habían sido borrados, pero movía los labios con urgencia, como si hubiera cometido un grave error y discutiera con las otras voces en su cabeza. Luego había dicho esa frase con urgencia, como si quisiera disculparse con ella.

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें