|Capítulo 28 II: El castigo de la inmortalidad |

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(ADVERTENCIA: En este capítulo se narran sucesos catalogados como +18, se recomienda discreción

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(ADVERTENCIA: En este capítulo se narran sucesos catalogados como +18, se recomienda discreción.)

Al conocerlo lo había supuesto, su instinto le advertía sobre esa quimera, iba a traerle problemas, que sus deseos egoístas de enseñarle un camino viable para deslizar su amargo sentimiento de derrota, y futura venganza iba a transformarse en otra cosa, mucho más peligrosa que cualquier cuchillo contra su garganta.

Mikaela había confiado en su experiencia ligando con conflictos amorosos que no aceptaban su estilo de vida, y apenas se inmutaba por la cantidad de amantes dejados en el camino, sin embargo, tantos años lo volvieron propenso a confiarse demasiado.

Mientras lo arrastraba escaleras abajo y abría la puerta de su casa bajo tierra no dejó de repetirlo para sus adentros. El vértigo que le producía poner en peligro a Luís por sus ambiciones era comparable a un sismo que destrozaba sus huesos desde el interior, la única tranquilidad que podía mantener después de muerto, pero si era un acuerdo de negocios con encuentros casuales. ¿Por qué había terminado con su nombre metido bajo la piel?

Al verlo supo, que la pregunta era en realidad, cómo no hacerlo.

En lo que lo escuchaba cerrar la puerta, Luís liberó su muñeca a las malas, y plantó los pies en el suelo como si de repente se hubieran transformado en bloques de concreto.

—¡¿Pero qué carajo te pasa?!

No podía concebir su imprudencia, exhaló el aire por la nariz y se acomodó las gafas sobre la cabeza, en aquella posición Luís estaba más cerca de la puerta, y no dudaba de que fuera capaz de romperla a patadas si deseaba salir. Se acercó a él en una zancada, y lo estrechó entre sus brazos, como si de repente se hubiera convertido en un canario dispuesto a escapar de él.

Habló contra la tela de su bufanda beige.

—Lulú, te pedí que te calles, si abrís tanto la boca me vas a hacer acordar que tendría que enojarme con vos ahora mismo, y como sos tan increíblemente lindo podríamos prolongar un poco ese instante.

Las mejillas del rubio se encendieron al percibir la cercanía de su rostro, de su aliento helado y los dedos recorrer su cintura, en el espacio bajo su viejo abrigo de piel sintética. Entre los dorados rizos desarreglados lo notó observar el techo, como si quisiera buscar en algún lado la fuerza de voluntad que le hacía falta para separarse, y plantear una respuesta.

—Te dije que iba a venir hoy, pero si no quisiste creerme, problema tuyo, papi.

Antes de que pudiera reaccionar, Luís desapareció de entre sus brazos con una maniobra de pelea conocida, pero no menos inesperada. Empujó a Mikaela, que retrocedió para buscar su propio equilibrio, y el pie del más bajo entre los suyos se lo arrebató por completo, tropezó al mismo tiempo que un fuerte agarre tiraba de su brazo, y lo torcía con violencia sobre su espalda.

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]Where stories live. Discover now