Wang Li no podía imaginar que Chu Yang, que siempre había estado a su merced, tendría la capacidad de incitar a los demás que la alejaran.
¡Es sólo un niño!
Sus brazos estaban fuertemente agarrados y, por mucho que lo intentara, no podía liberarse, así que se limitó a lanzar su peso y a amenazar a los presentes: "¿No lo entienden? Conozco los secretos de todos ustedes".
Sus fríos ojos recorrieron a la gente que estaba frente a ella, se burló y escupió al suelo: "Entre ustedes, algunos han escondido secretamente comida de la cocina, y otros han robado adornos de esta casa, ¡y si me echan, revelaré todas esas cosas! Nadie la tendrá fácil".
La amenaza seguía siendo efectiva, y algunos sirvientes habían dudado un poco.
"Sigue hablando".
No quería que Chu Yang hablara tan de repente.
Se sentó en el sofá sin cambiar la cara, sus piernas eran demasiado cortas para llegar al suelo, por lo que sólo podía colgarse en el aire y balancearse, relajando su cuerpo en el suave sofá, y se rió: "¿Piensas que te voy a creer?".
Al ver que Wang Lin lo miraba con maldad, suavizó su voz y dijo amablemente: "Una sirvienta que fue expulsada por robar cosas de mi casa, ¿quién creería lo que dices? De todos modos, no te creo".
¿Robar cosas?
Los ojos de Wang Lin se abrieron de par en par y rápidamente reaccionó gritando: "¡Me acusas falsamente!".
Chu Yang no negó su acusación y se limitó a estirar la mano.
Los demás también entraron en razón y comprendieron que mientras Chu Yang estuviera dispuesto a encubrirlos, el mundo exterior le creería definitivamente a su maestro, ¿quién le creería a una criada que cometió un error?
Los corazones de la gente estaban algo agitados, Chu Yang aprovechó la oportunidad y les continuó diciendo con otra dosis de tranquilidad, "Si la Tía Wang no se va hoy, entonces todos tendrán que irse, pero si la Tía Wang se va, les puedo asegurar que todos ustedes se quedarán".
Una vez que estas palabras salieron por completo ya nadie estaba del lado de Wang Lin, la volvieron su enemigo y agarraron firmemente a Wang Lin, no importaba lo que Wang Lin dijera ya no le creían.
Wang Lin luchó salvajemente al ver el gran acontecimiento, parecía que quería luchar con Chu Yang.
Sin embargo, Chu Yang bostezó sin cuidado y dijo.
"Tírenla".
La multitud se reunió empujando a Wang Lin fuera de la puerta, la casa quedó instantáneamente en silencio, mientras los sirvientes que habían regresado se pararon frente a Chu Yang, se miraron unos a otros, ninguno se atrevió a hablar primero.
Después de los acontecimientos de este día pudieron ver que Chu Yang no era un buen niño.
Chu Yang seguía sacudiendo sus piernas y evaluando a los sirvientes que tenía delante.
De hecho, él no tenía ningún sentido de pertenencia está casa, no le importaba lo que hicieran algunas personas de la casa, no importaba nada con tal de tener comida y bebida.
Pero ahora para salvar a Jiang Gu de ese lugar había muchas cosas que no podía hacer como niño pequeño, y era ahí cuando necesitaba la ayuda de estos adultos.
Por lo que recuerda, esta gente originalmente no se atrevieron a ser irrespetuosos con él, pero con Wang Lin a cargo se fueron relajando poco a poco, y ahora sin Wang Lin, sólo podían ser como ovejas sin un líder que obedecer.
"Pueden estar tranquilos". Chu Yang dijo en voz baja: "Llamaré a mis padres más tarde para contarles esto, para que Wang Lin no diga algo contra ustedes".
Una vez que escucharon estás palabras, la gente que todavía estaba un poco nerviosa se tranquilizaron al instante.
"Pero también tienen que prometer que harán su trabajo y me escucharán a partir de ahora". Chu Yang alargó su regordete dedo meñique y señaló a la puerta, con sus ojos negros que estaban llenos de frialdad dijo: "De lo contrario los echaré".
Un escalofrío recorrió las espaldas de los sirvientes, que rápidamente asintieron.
¿Tenía Chu Yang este tipo de poder antes? ¿Cómo es que ahora todos se sentían espantados por una simple mirada?
