Yu Han no sabía qué le pasaba, no podía apartar la mirada de Chu Yang e inconscientemente presiono sus manos.
En estos días mientras se estaba recuperando de sus heridas, no podía dejar de pensar en Chu Yang.
Siempre le habían molestado esos tipos que se compadecían de sus enemigos. Creía que esas personas se creían superiores, pero en realidad eran solo un montón de estúpidos sin remedio e hipócritas.
Estaba cansado de Chu Yang, tanto así que quería propinarle un golpe cuando Chu Yang no estuviera mirando.
Pero quien pensaría que Chu Yang estaba preparado para lidiar con él de antemano, aun así, desde el principio su propio corazón siempre se resistió a la idea de hacerle daño a Chu Yang.
Y esta vez el salvado fue él.
Sin Chu Yang, ahora estaría tendido en el frío suelo de cemento sin respirar.
Chu Yang era diferente a todas las personas que había conocido a lo largo de los años.
Chu Yang tenía fuerza e inteligencia, y no era un hipócrita.
Las personas que lo insultaron siempre recibían una lección, no le importaba utilizar medios peligrosos, él tenía la fuerza para enfrentarse a todos de frente.
Pero Chu Yang era persona justa y amable...
Después de pensar en ello durante muchos días, Yu Han finalmente llegó a una conclusión sobre Chu Yang.
Realmente quería preguntarle al propio Chu Yang, ¿por qué me salvaste cuando obviamente éramos enemigos?
Sin darse cuenta levantó la mano para tocarse la cabeza, y por primera vez supo que había personas en el mundo tan cálidas como su madre.
Pensando más en Chu Yang, cuando dirigió su mirada hacia Qu Nan, no pudo evitar compararlos.
También conoció a Qu Nan en una tarde.
En ese momento, Qu Nan llevaba en la mano un dulce muy sabroso y dijo con firmeza que lo disciplinaría personalmente.
Le gustaba esa inocencia, después de pasar tiempo con él, descubrió que Qu Nan era muy amable y agradable de escuchar, pero era débil y no tenía mucha fuerza, pero era muy controlable y obediente.
Chu Yang es todo lo contrario. Era rebelde y nunca cedía ante nadie, hasta ahora, nadie excepto el mismo podría ganárselo.
Yu Han siempre había preferido a alguien más débil que él, una persona que fuera fácil de controlar y le hiciera sentir seguro.
Pero con Chu Yang, por primera vez, encontró a alguien que lo hizo sentir más desafiante.
Si pudiera conquistar a Chu Yang, éste se convertiría en su mano derecha más poderosa.
Quizás también le sonreiría de forma tierna y cariñosa, y también usaría esas cálidas manos para abrazarle y hablarle.
Al pensar en este escenario hizo que Yu Han se emocionara un poco, y una sonrisa brotó gradualmente en su mirada, cuando vio de nuevo a Jiang Gu sintió molestia.
Estos dos siempre eran inseparables, ¿tan buena en su relación? ¿Cuándo se separarán?
Mientras pensaba en ello, Jiang Gu pareció darse cuenta y levantó la cabeza, los dos se miraron a través del cristal de la puerta.
Era como si hubiesen nacido con un aura de discordia entre dos, por un momento Yu Han sintió que Jiang Gu era molesto en todos los sentidos.
Una persona así no debería permanecer al lado de Chu Yang.
