Para cada cazador, no hay nada más emocionante que la presa corra hacia él por sí misma.
Jiang Gu era un hábil cazador, le gustaba esconder trampas, colocar cebos y luego esperar en silencio a que la presa cayera en ellas.
Al igual que ahora.
Al observar a Chu Yang mirar ansiosamente hacia afuera, su mirada vagaba sin enfocarse en ningún lugar en particular. A pesar de que normalmente no se le vería perturbado ni siquiera ante situaciones complicadas, en este momento parecía indeciso y cohibido.
Quería acercarse a hablar con Jiang Gu, pero al mismo tiempo, se sentía incómodo haciéndolo.
Con los ojos brillantes y dando vueltas de manera desordenada, dudó y demoró antes de decir—: ¿Nosotros... somos pareja?
Al escuchar esto, Jiang Gu no mostró intención de responder, simplemente miró hacia afuera por la ventana y dijo de manera despreocupada—. Tres.
Chu Yang quedó perplejo.
La mirada estrecha de Jiang Gu barrió hacia un lado y continuó diciendo—: Dos.
—Uno.
La última palabra salió suavemente de sus labios, llevando consigo una sensación cálida. Jiang Gu, satisfecho, cerró los ojos y al mismo tiempo, con una mano, sostuvo la nuca de Chu Yang, mientras que la otra rodeaba estrechamente su cintura, manteniéndolo atrapado en su abrazo.
Chu Yang, sin estar acostumbrado a las muestras de afecto, inicialmente pensó en un simple roce de labios, pero se sorprendió cuando Jiang Gu abrió su boca con determinación, arrebatándole el aliento de manera dominante.
En el exterior, la luz del sol era perfecta, y Chu Yang no estaba seguro si la sensación en su rostro se debía a la exposición al sol o a la timidez, pero estaba ardiendo.
Al mismo tiempo, notó que la mano de Jiang Gu, que lo sujetaba por la cintura, se apretaba cada vez más, causándole un leve dolor.
La fuerza fue gradualmente arrebatada paso a paso, y excepto por la mano que rodeaba el cuello de Jiang Gu que aún conservaba algo de fuerza, todo su cuerpo se volvió débil.
El ambiente, ya estrecho, estaba impregnado del aliento de Jiang Gu, y Chu Yang, en un estado desfavorable, respiraba pesadamente, como si estuviera cayendo en un abismo llamado Jiang Gu.
Incluso el simple acto de respirar se volvía complicado.
—De esta manera, no nos separaremos.
Cuando la noria estaba a punto de detenerse, Jiang Gu finalmente lo soltó y, mordiendo su lóbulo, rió suavemente.
La risa sonaba suave y ronca, mientras el aliento cálido se infiltraba en sus oídos, provocando que la cara de Chǔ Yáng se enrojeciera una vez más.
Chu Yang se sentó obedientemente en las piernas de Jiang Gu, como un pequeño animal que oculta sus garras y dientes, dejando solo su suave pelaje al alcance de las caricias de Jiang Gu.
—Tú... —Cuando Chu Yang pensó en que Jiang Gu acababa de contarle las veces que lo asustó, apretó los dientes y no pudo evitar sentir vergüenza—. No es que no quiera besarte, pero ¿por qué cuentas?
Esto lo ponía muy nervioso.
—¿No es porque tengo miedo de que Yang Yang no venga? —Jiang Gu acarició la cabeza de Chu Yang y sonrió inocentemente—. Me alegra que Yang Yang venga por iniciativa propia.
—¿Por qué tanto entusiasmo? —murmuró Chu Yang en voz baja.
—Estoy feliz de que hayas reconocido nuestra relación como pareja —Jiang Gu lamió triunfante la comisura de su boca, regocijado, y dijo—: Desde ahora, somos una pareja. Esto es algo que decidiste, Yang Yang, así que no puedes negarlo.
