II. Nueva oportunidad para amar.

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Tan rápido como se le hizo posible, Jimin salió de la cama y encendió la luz para buscar en su closet algo para vestir, no se fijó ni siquiera en la hora, Namjoon lo necesitaba y eso era lo único que le importaba; tomó su celular y salió de aquella casa para ir rápidamente a la dirección de su amado, la cual no quedaba demasiado lejos, así que no le tomó mucho tiempo llegar, las calles estaban vacías, iluminadas por las luces de los faroles y los edificios de la ciudad; caminó hasta llegar a la casa, tocó el timbre y soltó un suspiro, esperando que abriera. Cuando la puerta se abrió pudo ver el rostro taciturno de Namjoon, se podía ver en sus ojos que había estado llorando, pero no había muestra de lágrimas en sus mejillas, no obstante, Jimin no titubeó ni por un segundo para abrazarlo y estrecharlo fuertemente entre sus brazos, odiaba verlo triste por culpa de sus amores que no lo valoraban, aunque él viviese la más profunda tristeza cada día que se veían.

Namjoon correspondió a su abrazo y así, sin decir palabra alguna, ambos se adentraron a la casa y cerraron la puerta, yendo a la sala para sentarse.

- Cuéntame ¿Qué fue lo que salió mal? –dijo Jimin, tomando asiento junto a él-

- No lo sé...

El mayor dejó salir un suspiro, agachando su cabeza mientras negaba levemente.

- Me dijo que esto no estaba funcionando y que necesitaba alejarse de mí por un tiempo. –apretó sus manos con algo de fuerza- estoy cansado de que me haga esto... lo mandé a la mierda.

Escuchando aquel relato, Jimin guardó silencio, ver a Namjoon de esa manera entristecía más su corazón, ya que verlo feliz era una de sus más grandes dichas, pero en el fondo deseaba que aquel rompimiento fuese realmente eterno y no como los anteriores.

- ¿No vas a ir a buscarlo?

- No... ya no. –negó rotundamente con su cabeza- ahora él será quien me tendrá que rogar.

- Estás muy enojado, mejor ve a dormir y por la mañana despertarás un poco más relajado ¿sí?

- ¿Te quieres ir? –Namjoon desvió su mirada hacia Jimin.-

Mirándolo de la misma manera, el menor negó con su cabeza y se levantó del sillón, extendiendo su mano hacia el contrario para que éste la tomara.

- Sabes que no iré a ningún lado mientras me necesites. –esbozó una pequeña sonrisa, en un intento de calmar los ánimos- ven, te llevaré a tu cama.

Lo miró con duda por un momento, pero finalmente alzó su mano para tomar la del menor y levantarse para dirigirse junto con él a su habitación; estando ya allí, Namjoon se recostó sobre la cama, pero aún no soltaba la mano de Jimin, lo cual le parecía algo extraño al pequeño omega, aunque no hizo ningún comentario al respecto.

- Iré a la sala... si me necesitas solo llámame. –dijo Jimin.-

Quiso voltearse y salir de la habitación, pero un tirón en su brazo lo detuvo, haciéndolo girarse nuevamente hacia Namjoon, quien lo miraba con una expresión de tristeza en su rostro.

- No me dejes solo...

Aquellas palabras bastaron para que Jimin se recostara a su lado sobre su cama, estaba notablemente nervioso, era la primera vez que esto sucedía. Namjoon se giró para verlo bien y lo rodeó con sus brazos, pegándolo a su pecho; aquel abrazo llenó de una extraña calidez el pecho del menor, las mariposas revoloteaban en su estómago y su corazón latía rápidamente, haciendo que sus mejillas enrojecieran por estar acurrucado en sus brazos, cerró sus ojos esbozando una suave sonrisa y pudo sentir cómo los dedos del contrario se paseaban por su espalda, brindándola de caricias suaves y tiernas, lo que hacía preguntarse en ese momento quién estaba consolando a quién.

Víctima del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora