En un mundo donde alfas y omegas pueden cambiar su forma a voluntad, dependiendo del espíritu animal que lleven dentro, el joven Park Jimin, un omega solitario está en busca del muy ansiado amor verdadero, alguien con quien compartir el resto de su...
Asomado a la ventanilla del avión que los llevaría a la ciudad natal de Jung Kook, el joven omega observaba cómo se alejaban más y más de Gyeongsang Namdo, ascendiendo hasta que no podía verse más que el mismo cielo, entonces volvió a ver al alfa a su lado, el cual parecía aún estar considerando la idea de ir a casa de sus padres. Temía la reacción que pudiera tener su familia con respecto a su regreso con un omega embarazado, pero eso no quitaba el hecho de que dijeran lo que le dijeran daba lo mismo, no cambiaría a Ji Min por nada del mundo.
Durante el vuelo Ji Min se quedó dormido en su hombro, viajar le llenaba de cansancio y eso le hacía dormir fácilmente, además no había mucho que se pudiera hacer allí; Jung Kook esperó pacientemente hasta que por fin habían llegado a Busan, desabordaron el avión y fueron por su equipaje; Jung Kook observó de nuevo aquella ciudad que lo había visto nacer, no había pisado esas calles desde hacía mucho tiempo, exhaló un suspiro nostálgico y tomó las maletas para subir al taxi que pudo detener después de algunos minutos de estar de pie.
- ¿iremos directamente con tus padres? -preguntó Ji Min.-
- Claro. -respondió Jung Kook.- ¿o quieres ir a un hotel primero?
Esbozando una ligera sonrisa, Ji Min negó con su cabeza y tomó la mano del contrario, entrelazando sus dedos y acariciando la misma mientras miraba las calles, al igual que el peli-negro; el auto se detuvo frente a una casa familiar y allí bajaron, Jung Kook pagó al conductor por su servicio y éste se retiró sin demoras, la pareja se volvió hacia la casa y nuevamente el peli-negro suspiró, tomando la mano de Ji Min para acercarse a la puerta principal, dejó las maletas y alzó su mano, a punto de tocar, pero indeciso si hacerlo o no. Así estuvo durante un tiempo que para él fue eterno, aunque hubiesen pasado solo unos segundos; tomó la valentía suficiente y al fin llamó a la puerta.
- Ya voy. -respondieron desde el interior de la casa.-
Aquella había sido una voz femenina, inconfundible para Jung Kook a pesar del tiempo que había pasado desde la última vez que la escuchó, su corazón se aceleró por la emoción de volver a ver a la dueña de aquella voz melodiosa y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro.
Cuando la puerta se abrió y una joven señorita de baja estatura y cortos cabellos castaños salió, la emoción terminó por asaltar a Jung Kook, definitivamente había crecido desde la última vez que la vio.
- Jungkook... -dijo ella con sorpresa.- ¡mamá, papá, no me lo van a creer!
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Rápidamente la expresión serena en su rostro cambió, dejando ver la emoción y la felicidad que le invadían al volver a ver a su hermano mayor, se abrazaron y desde la espalda del alfa Ji Min observó la escena, sonriendo.
- Oh... -susurró ella al notar la presencia del omega.- ¿quién es él?
Listo para presentar a su amado, Jung Kook se separó un poco de ella y tomó la mano de Ji Min, trayéndolo a su lado.