XLIV. Como dos pequeños niños.

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Escuchando la graciosa entrevista en la televisión, Tae Hyung soltó una pequeña risa por el comentario del conductor.

- Pobre. Los beta tienen la peor parte de todas ¿no lo crees? –comentó Tae Hyung.-

Con una leve sonrisa volteó a ver a Ji Min, pero éste tenía una mirada de extrañeza.

- ¿pasa algo? –preguntó el alfa.-

Sin responder a su pregunta, Ji Min volteó a verlo, no podía expresarle sus pensamientos, él no los vería con buenos ojos, así que esbozó una suave, aunque fingida sonrisa y negó con su cabeza.

- Supongo que sí, aunque también es bueno para ellos... eso creo. –respondió Ji Min a su comentario inicial.-

Volvió su mirada a la pantalla, ahora en su mente armaba las piezas de un rompecabezas que le había estado teniendo confuso todo este tiempo.

- Oye, oye, escucha esto. –dijo el conductor del programa, leyendo un fragmento de aquel libro.- el enamoramiento de dos almas destinadas es inevitable e infinito. Es como si hubiesen encontrado el verdadero amor y aunque ambas partes hiciesen algo para evitar su unión, fallarían en el intento, ya que su destino es amarse y estar juntos hasta el día de su muerte, una vez que dos almas destinadas se encuentran, no habrá fuerza humana que pueda evitar que en algún momento se unan como pareja y el que trate de hacerlo tendrá que rendirse en el primer intento, porque ninguno de su planes por separar a dicha pareja tendrá éxito, ellos se encontraron y tendrán que estar juntos porque se aman.

- Es algo bueno y malo a la vez... solo imagina tener esa sensación de haber encontrado el verdadero amor, es muy lindo... pero por otro lado, imagina estar con alguien a quien amas y piensas que esa persona es la correcta, pero de repente llega ese supuesto compañero destinado ¿cómo podrías elegir? O tan solo la confusión que eso generaría en tus sentimientos, no debe ser nada lindo.

Al oír aquello Ji Min apretó un poco sus manos sobre su regazo, sintiéndose identificado por aquel último comentario. Se puso de pie y miró al cachorro.

- Iré a... hacer el almuerzo y el alimento de Zeus. –dijo Ji Min.-

- De acuerdo. –dijo Tae Hyung, acariciando el lomo del cachorro.-

Había dejado a un lado el zapato casi desecho y se dedicó a morder la esquina de un cojín.

- Yoongi deberá comprar otro juego de cojines, solo para ti. –susurró Tae Hyung, sonriendo ante la escena.-

Sin hacerse esperar más, Ji Min abandonó la sala y fue a la cocina, revisando las alacenas en busca de los ingredientes para la comida que prepararía y el alimento para Zeus, aunque en realidad su cabeza no dejaba de dar vueltas, seguía intentando distraerse.

- Te lo dije, él es nuestro alfa. –decía otra vez la voz de su omega.-

No le respondió ¿por qué iba a seguir discutiendo con una voz que solo oía en su mente? Consideró que se estaba volviendo loco.

- ¿quieres que te ayude? –preguntó Tae Hyung en un tono alto.-

Se levantó del sofá y fue a la cocina junto con Ji Min, éste alzó su mirada hacia él y esbozó una suave sonrisa.

- Bueno, no vendría mal un poco de ayuda, pero no conviene que estés de pie por mucho tiempo.

- Tranquilo, si no lo hago voy a engordar y no quiero eso. –replicó Tae Hyung.-

Negó suavemente y ayudó a Ji Min a preparar el alimento de Zeus, cuando estuvo listo lo vertió en el biberón y lo tomó para volver con el cachorro y dárselo, éste se prendió de la mamila rápidamente y comenzó a succionarlo, acunado como un bebé en los brazos de Tae Hyung. Mientras él se ocupaba de alimentar a Zeus, Ji Min preparaba el almuerzo, intentando hacerse el sordo ante la voz insistente en su cabeza.

Víctima del destinoWhere stories live. Discover now