XXIII. Gloriosos días de dicha.

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Al cabo de un par de semanas Jung Kook consiguió rentar un apartamento, aunque no era lujoso, sí lo suficientemente espacioso y cómodo para su familia, al menos mientras conseguía algo mejor. Ji Min quería ayudarlo con los gastos, así que pintaba y vendía sus pinturas como lo había hecho antes de conocerlo, tal vez no era la gran cosa, pero se sentía bien al colaborar y no dejarle toda la carga al alfa. Llegaba de trabajar por la tarde, vistiendo un elegante traje de oficina y cargando un portafolio digno de cualquier hombre de negocios, todo parecía ir bien, no había señales de que Solar hubiese dado con su paradero y eso los tenía tranquilos, además de que el parto de Ji Min estaba cada vez más próximo y quería mantenerse tranquilo.

Habían arreglado la habitación que sería de su hijo con todo lo que podría necesitar, estaban emocionados por tenerlo en brazos, aunque Jung Kook casi no haya tenido tiempo para su omega. Terminando de organizar algunas cosas que habían comprado algunos días atrás, Ji Min se acercó a la entrada y desde allí observó la alcoba de su bebé, sonrió con emoción, aunque en el fondo le llenaba de temor pensar que se pudiera repetir lo de su primer embarazo, con las gemelas; negó con su cabeza, pensar de esa manera solo le llenaría de preocupación y no debía estar inquieto, así que salió.

Pasó su mano sobre su panza que daba la impresión de que iba a explotar en cualquier momento y fue hasta la cocina, estuvo decidiéndose entre una dona glaseada o un pequeño frasco con ensalada de frutas, al final la ensalada ganó y la tomó para ir...

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Pasó su mano sobre su panza que daba la impresión de que iba a explotar en cualquier momento y fue hasta la cocina, estuvo decidiéndose entre una dona glaseada o un pequeño frasco con ensalada de frutas, al final la ensalada ganó y la tomó para ir a comerla sentado en la sala; las horas en las que estaba solo le resultaban aburridas, aunque de vez en cuando Tae Hyung iba a hacerle compañía, pero ese no era uno de esos días. Miró sus pies hinchados, preguntándose a sí mismo cómo era que aún podía caminar. 

Ese día Jung Kook llegó más tarde de lo normal, era de noche cuando entró al departamento y vio a Ji Min colocándose su abrigo, con una expresión de temor en su rostro que le hizo soltar el portafolio y casi correr hacia el omega, tomando su rostr...

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Ese día Jung Kook llegó más tarde de lo normal, era de noche cuando entró al departamento y vio a Ji Min colocándose su abrigo, con una expresión de temor en su rostro que le hizo soltar el portafolio y casi correr hacia el omega, tomando su rostro con sus manos para hacer que lo viera a los ojos.

- ¿qué pasa? ¿ocurrió algo malo? –preguntó el alfa preocupado.-

Miró aquellos ojos brillantes por las lágrimas que se asomaban, Ji Min negó con su cabeza y los cerró, ahora rodeando el cuerpo del alfa para pegarse a su pecho y aferrarse a él en un fuerte abrazo.

Víctima del destinoWhere stories live. Discover now