XXXII. Incondicional.

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Por cuestiones tal vez de costumbre, Yoon Gi no pudo dormir hasta más de las ocho de la mañana, así que, aun sintiendo su cuerpo y sus párpados pesados salió de la cama, lavó su rostro y su boca, se cambió de ropa y fue a ver si Ji Min aún dormía, llevándose una sorpresa al ver que no era así, decidió bajar a ver dónde estaba y al poner un pie en la sala pudo escuchar el llanto, cosa que llamó su atención, así que corrió hacia él y se sentó sobre el sillón, tomando su rostro con cuidado para hacer que levantara la cabeza.

- Jimin, cariño, mírame. –dijo Yoon Gi.- ¿por qué estás llorando? ¿qué pasa?

Cuando sintió las manos del contrario tomar sus mejillas Ji Min alzó su mirada hacia él, con sus ojos llenos de lágrimas mientras sostenía en sus brazos al cachorro y le daba su biberón.

- Vi... vi a mi bebé. –susurró Ji Min.-

No podía dejar de llorar, así que Yoon Gi suspiró y lo abrazó, aun dejando espacio para no aplastar a Zeus, acarició su espalda suavemente y Ji Min cerró sus ojos, ocultando su rostro en el hombro del adverso, sintiendo nuevamente aquel aroma que hacía que sus sentidos se nublaran y poco a poco fuera calmándose.

- Ese no es tu hijo, Jimin. –susurró Yoon Gi.- es solo Zeus.

- Lo sé... -respondió el omega.-

Un suspiro triste se escapó de sus labios, separándose de Yoon Gi, dispuesto a secar sus lágrimas, pero éste pasó sus manos por las mejillas del mismo antes de que él lo hiciera, esbozó una leve sonrisa y besó su frente, Ji Min volvió a ver al cachorro y ya no tuvo aquella alucinación.

- Lo siento... -dijo Ji Min.-

- No te disculpes.

Estaba cansado, así que apenas terminó de darle de comer al cachorro lo dejó irse a jugar y se levantó para ir a su habitación y allí recostarse en la cama a seguir durmiendo, su cuerpo se sentía pesado y cansado, a pesar de que sus heridas estaban sanando, Yoon Gi se fue a hacer el desayuno y al terminar dejó todo en una charola que subió a la habitación del menor y tomó asiento a su lado, dejando la bandeja sobre su regazo.

- Ven, tienes que alimentarte. –dijo Yoon Gi.-

Todavía guardando silencio, Ji Min se incorporó en la cama y comió un poco de la comida que traía Yoon Gi, dejando la mitad para que él desayunara, después volvió a recostarse sobre la cama, cerrando sus ojos en un intento de seguir dormido. Yoon Gi lo quedó mirando, dejó a un lado la charola y lo arropó, pero justo cuando estuvo a punto de levantarse Ji Min dejó su mano sobre la de él, abriendo sus ojos otra vez para verlo.

- Gracias por estar ahí para mí. –dijo Ji Min.- eres lo único que me queda.

- Te dije que jamás te iba a abandonar, Jimin. –respondió Yoon Gi de manera seria.- siempre voy a estar contigo.

Sujetando bien su mano, Ji Min tiró de su brazo, haciendo que Yoon Gi cayera de costado en la cama para así abrazarlo y pegarse a su pecho, aferrándose a él con fuerza mientras lloraba con el rostro oculto en el cuello ajeno. El tener a Ji Min en sus brazos era todo lo que Yoon Gi quería, aunque no de esa manera, abrazó a Ji Min con menor intensidad, intentando no sofocarlo, pero manteniendo el abrazo firme, sintiendo cómo el llanto de Ji Min se hacía más fuerte ¿cómo podía evitarlo? ¿Quién podría no llorar después de todo lo que había pasado? Yoon Gi no sabía qué decir, aunque tampoco encontraba oportuno decir palabra alguna, sabía que Ji Min tenía que desahogarse aunque le llevara toda la vida sacarse el dolor de adentro; el omega continuó llorando hasta que sus ojos se hincharon y se irritaron hasta el grado en que quedó profundamente dormido entre los brazos del rubio, quien se separó lenta y delicadamente de él para evitar despertarlo mientras se ocupaba de cobijarlo bien hasta el pecho y dejarle dormir tranquilamente, pero notó que apenas se levantó Ji Min tanteó sobre la cama con sus ojos cerrados y encontró una almohada, la cual abrazó haciéndose bolita para continuar durmiendo. Aquella imagen le pareció tan adorable al rubio que no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, negó con su cabeza y salió de la habitación.

Víctima del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora