LIII. Tiempo a solas.

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Acurrucado entre los brazos de Yoon Gi, bajo la tenue luz de la luna que entraba por la ventana de la habitación, Ji Min sonreía, dichoso y agradecido de su propia felicidad.

- ¿desde cuándo te gusto? –preguntó Ji Min.-

- Desde aquella vez que llegaste a casa. –respondió Yoon Gi.- tan adorable, tan lindo y tan frío.

Miró a Ji Min con sus ojos entrecerrados cuando recordó la manera en que éste lo ignoraba cuando le decía cosas lindas, por lo cual se escuchó una leve risa de parte del menor.

- ¿frío? ¿de verdad? –Ji Min lo miró a los ojos.- no recuerdo eso, pero lo siento.

- Claro que no lo vas a recordar, para ti fue como hablar con cualquiera. –replicó Yoon Gi.-

Hizo un puchero y para hacer más dramática la situación fingió sollozar.

- Es que para ese tiempo yo estaba triste, había perdido mi casa y mi alfa había sido secuestrado por una loca, estaba embarazado y solo conocía a Taehyung. –dijo Ji Min.- si supieras la primera impresión que tuve de él y cómo lo trataba al principio no dirías nada.

Dando besos en las mejillas de Yoon Gi, el castaño comenzó a reír, éste sonrió encantado y correspondió como pudo.

- Taehyung siempre da una mala primera impresión, es un don. –dijo Yoon Gi.-

- Se creía el dueño de la casa y me daba órdenes, me trataba como un subordinado y subía sus pies a mi mesa, lo recuerdo bien, le dije a Jungkook que no me agradaba. –nuevamente se acurrucó en los brazos del mayor, sonriendo y brindándolo de suaves caricias.- qué curiosos son los planes de la vida...

- Cuando conocí a Taehyung actuaba como todo un idiota. –confesó el rubio.- ¿de qué hablas?

- La manera en que el destino se encargó de que estuviéramos juntos. –alzó nuevamente su mirada hacia el rostro de Yoon Gi.- tuve que perder a muchas personas importantes para llegar a este punto contigo... y dicen que cuando la vida es cruel contigo, todo ese sufrimiento tiene una recompensa al final del camino.

Esbozó una suave sonrisa, admirando la belleza de Yoon Gi.

- Tú eres mi recompensa. –susurró Ji Min.-

Como tenía sus ojos cerrados, Yoon Gi los abrió al escuchar lo que Ji Min dijo, lo cual le pareció bastante adorable.

- ¿de verdad? –Yoon Gi esbozó una sonrisa algo torpe.-

Comenzó a sentirse nervioso, tal vez no estaba acostumbrado a que Ji Min lo viera como pareja y no como amigo. El menor asintió y se acomodó mejor entre los brazos del rubio para depositar un beso en sus labios, podría parecer que era muy meloso, pero no podía evitarlo, se sentía feliz y hacía mucho que no se sentía así.

- De ahora en adelante quiero... que todo sean cosas buenas. –dijo Ji Min.- quiero dejar los malos recuerdos atrás.

- Yo te ayudaré con eso, cariño. –acarició nuevamente el rostro de Ji Min y volvió a besarlo.- estoy tan feliz de estar contigo.

Susurraba sobre la comisura de sus gruesos labios rosados que le parecía que sabían muy dulce.

- Sé que sí. –susurró el menor, de la misma manera.-

Sonriendo, Ji Min cerró sus ojos y se dejó llevar por el beso, moviendo sus labios de manera suave y lenta sobre los de Yoon Gi, disfrutando de su suave textura y su sabor único.

Víctima del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora