XXXV. En el fondo del pozo.

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La luna menguante iluminaba la oscura y fría noche, una de tantas en las que Ji Min despertó por el miedo generado en sus pesadillas, se aferraba al cuerpo de Yoon Gi, acurrucado en él mientras intentaba calmar su llanto con el aroma del mismo.

- Hoy iremos a buscarlo. –dijo Yoon Gi.- lo traeremos de vuelta a casa, como lo prometí.

De manera delicada, Yoon Gi besó la frente del omega y pasó sus pulgares por las mejillas del mismo para secar sus lágrimas, éste asintió, aquellos sueños oscuros habían acabado con la paz interior de Ji Min, tenía los nervios de punta, pero cuando estaba entre los brazos de Yoon Gi era como si todo aquello se fuera lejos y entonces volvía a sentirse bien.

- Duerme conmigo, por favor. –susurró Ji Min.-

En el rostro de Yoon Gi se hizo presente una expresión de sorpresa ante la petición del omega, usualmente aquello terminaba en un sedante y él volvía a su cama, pero ahora era diferente.

- Está bien.

Se acomodó a su lado, metiéndose bajo las cobijas para que los cubrieran por completo, aun dejando espacio de distancia entre sus rostros; Ji Min lo abrazó y se acurrucó en sus brazos, volviendo a enterrar su rostro en el pecho ajeno, respirando aquel aroma que le hacía dejar de llorar y relajaba su cuerpo, no sabía qué era lo que tenía su esencia natural que la encontraba tan relajante, pero no le molestaba.

Al igual que él, Yoon Gi aspiró su aroma, cerrando sus ojos, aquella esencia tan dulce que le hacía sentir ganas de comérselo a besos. Esa noche Ji Min no volvió a tener pesadillas, aunque ni siquiera recordaba haber tenido algo parecido a un sueño, durmió plácidamente entre los brazos del alfa, arrullado por el aroma del mismo y sus caricias tiernas, era una sensación extraña para él, su vientre revoloteaba, como si estuviese lleno de mariposas, pero suponía que era algo normal, prefería no pensar demasiado en eso. Por la mañana, siempre a la misma hora despertó, al abrir sus ojos lo primero que encontró fue el rostro de Yoon Gi, éste dormía profundamente, las mejillas de Ji Min enrojecieron ligeramente y llevó su mano a la ajena para acariciarla un poco, aunque el sueño pesado del rubio no le permitió sentir dicho tacto y por lo tanto continuó dormido, sin moverse. El omega sonrió y depositó un delicado beso sobre la pálida frente del contrario antes de abandonar la cama intentando no moverla demasiado para no perturbar su sueño, se sentía realmente agradecido de poder tener a alguien como él en su vida, de tenerlo a él, no sabía qué habría hecho de haberlo perdido aquel día en la casa de Solar. Fue al baño, cumplió con su rutina de aseo matutino y salió de la habitación para así bajar a la cocina y preparar el desayuno, puesto que no podía estar todo el día dejando que Yoon Gi hiciera todo por él.

Yoon Gi tardó algunos minutos en notar la ausencia del omega, pero cuando su sueño se hizo más ligero y sintió que ya no estaba a su lado abrió los ojos lentamente, buscándolo con la mirada por toda la habitación, sin tener éxito, tampoco escuchó ruido en el baño, así que supuso que habría de estar en la planta baja de la casa. Fue al baño, lavó su rostro y sus dientes antes de bajar a la cocina y acercarse a Ji Min.

- Buenos días. –dijo Yoon Gi.-

Ji Min se encontraba preparando el desayuno cuando el alfa se hizo presente en la cocina, así que al oír su saludo se giró hacia él para verlo y sonrió levemente.

- Buenos días. –contestó Ji Min.- ¿dormiste bien anoche? O más bien... ¿te dejé dormir?

Ante sus preguntas, el rubio rió levemente y asintió con su cabeza, le parecía tierna su preocupación.

- Sueles moverte mucho ¿no? –dijo Yoon Gi.-

- Bueno... no lo sé, creo que sí.

Víctima del destinoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora